El legado de lucha y memoria en el Día de la y el Estudiante Caído en Villavicencio

Día de la y el estudiante caído

En el marco del Día del Estudiante Caído, que se conmemora cada 08 y 09 de junio, recordamos a José Yezid Castañeda, un joven de Villavicencio asesinado durante unas manifestaciones estudiantiles de la Universidad Nacional de Colombia – sede Bogotá, en abril de 1974.

José Yezid Castañeda, hijo de Alcides Castañeda y Sara Caicedo, nació y creció en Villavicencio. Su madre era conocida en la ciudad por sus negocios hoteleros y relató a su familia, cada vez que recordaba a su hijo, que siempre fue dedicado y ordenado. Después de prestar servicio militar, ingresó a la Universidad Nacional de Colombia, donde estudiaba odontología. Planeaba mudarse a Puerto Rico junto a su madre al terminar su maestría.

Corría el año 1974 y en Colombia había terminado el Frente Nacional, un pacto entre los partidos políticos liberal y conservador en el que se turnaron el poder durante 16 años. El movimiento estudiantil de la época marchaba y se autodenominaba “abstencionista”, según el informe Memorias de la Universidad Nacional en el conflicto 1958-2018, entregado a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No repetición. -CEV-.

Al contexto nacional se le suman las manifestaciones por la promesa incumplida de una reforma a la educación superior por parte del presidente Misael Pastrana Borrero: “El ambiente estaba tenso, había cierre de las residencias universitarias, las cafeterías también sufrían los cierres y los apoyos de bienestar a estudiantes que provenían de regiones y provincias se recortaron sustancialmente”, según el informe. 

El 18 de abril de 1974, José Yezid Castañeda, que cursaba su sexto semestre, cayó asesinado en una manifestación “en apoyo a los trabajadores de Tejidos Única. Su cuerpo tristemente cayó pateado y golpeado con bolillos y piedras y quedó tendido a un costado de la Facultad de Ciencias Humanas”.

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Fuente: Informe Memorias de la Universidad Nacional en el conflicto 1958-2018

La policía “se fue contra los estudiantes que auxiliaron a Yezid, obligándolos a correr por el prado del campus”. Los resultados médicos arrojaron que “falleció por una anemia aguda causada por una herida producida por un instrumento contundente”. Este asesinato abrió un debate a nivel nacional por el uso de nuevas armas por parte de la policía nacional. 

El periódico El Tiempo expresó en ese momento que la muerte de Yesid había sido causada por “unos perdigones compuestos por plásticos y tierra”. La policía nacional de la época negó cualquier responsabilidad en los hechos, sin embargo “las características apuntan a que la muerte de Yezid se produjo por estos modernos aparatos antimotines importados recientemente por la policía desde los Estados Unidos”, explica el informe entregado a la CEV.

Fuente: Informe Memorias de la Universidad Nacional en el conflicto 1958-2018.

“Nunca me lo pagaron” 

Sara Caicedo, su madre, vivió con el trauma de la pérdida de su hijo. Uno de sus sobrinos, Oscar Fernando Hernández, quien creció con ella, recuerda que entre las historias que contaba su tía, estaba su llegada a Bogotá para reclamar por la muerte de su hijo. “la metieron al calabozo por exaltación, esas eran las medidas represivas de la policía de ese entonces. Ella me dijo que ‘nunca me lo pagaron’. Eso se quedó así”. 

La madre de José Yezid no recibió reparación y esta experiencia la marcó e hizo que desconfiara de los compañeros de su hijo. “Se sintió traicionada, se vio sin respaldo, se sintió sola”, recuerda Oscar Fernando. Esto la llevó a ser prevenida con las ideas revolucionarias, artísticas y culturales. 

Oscar Fernando, que creció años después de este asesinato, le atribuye el temperamento “áspero” de Sara a los acontecimientos: “A mi me tocó duro cuando niño porque a ella no le gustaba ni la izquierda, ni el arte. Decía que por eso era que le habían matado al hijo, por estar defendiendo ese tipo de cosas. Por estar pensando en cultura, en revolución”. En la casa, coger una guitarra o pintar se convirtieron en un tabú. “¿Usted qué está haciendo? usted lo que tiene que hacer es ponerse a trabajar y a producir”, le decía Sara a Oscar. 

A pesar de su corta vida, José Yezid dejó un legado significativo. Era conocido por su liderazgo y compromiso con sus estudios y comunidad. Fue un referente, y su asesinato se convirtió en un símbolo de la represión y la lucha por los derechos estudiantiles en Colombia. Su madre, aunque marcada por el dolor, siempre reconoció su brillantez y su espíritu emprendedor, recordándolo como un joven decidido. Oscar  incluso cuenta que le dejó una casa antes de su asesinato. Luego Sara tuvo un hijo y una hija y al hombre también lo llamó Yezid. 

La muerte de José Yesid no fue un caso aislado. Ese mismo día, otro estudiante llamado José Darío Palma también fue asesinado. “Durante el entierro simbólico de José Yezid, se derivaron marchas por toda la ciudad y hacia las horas de la noche los estudiantes organizaron brigadas para salir y denunciar el asesinato de José Yezid Castaleda, lo cual generó un confuso tropel en el cual un detective asesinó de dos disparos al estudiante en la carrera décima con calle 20”. 

Dos años después, Luis Alexis Omaña, otro líder estudiantil nacido en Villavicencio y estudiante de la Universidad Nacional de Colombia – Sede Bogotá, también fue asesinado durante una protesta. 

En los setentas, el Parque Laureano Gómez, fue rebautizado como “Parque de Los Estudiantes”, por el movimiento estudiantil de Villavicencio de la época, conformado por personas que estudiaban en Instituciones Educativas ya que solamente hasta 1974 se creó la Universidad de Los Llanos.

En conmemoración y homenaje a las vidas de estos estudiantes, se instalaron dos placas conmemorativas y un busto, que en la actualidad está cortado, así como la memoria de estos líderes que recordamos hoy en el Día del la y el Estudiante Caído. 

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