Alrededor de 1.000 personas de la población indígena wayuú y embera tuvieron que montar carpas en el Parque Nacional de Bogotá, luego de ser desplazados de sus territorios por grupos armados, a pesar de que la institucionalidad ha resuelto temporalmente a la mayoría su situación trasladándolos a albergues temporales, son 200 las personas que continúan viviendo en este lugar a la intemperie.
Feliciano Valencia, senador indígena, denunció este 14 de octubre a través de su cuenta de twitter lo siguiente: “Luego del torrencial aguacero de esta tarde en la capital, las condiciones empeoran para 200 indígenas que están en Minga Permanente en el Parque Nacional de Bogotá, los niños son los más afectados” , pronunciándose sobre las fuertes lluvias que se presentaron en las últimas horas en la ciudad y en las que se encontraron totalmente expuestos.
Luego del torrencial aguacero de esta tarde en la capital, las condiciones empeoran para 200 indígenas que están en Minga Permanente en el Parque Nacional de Bogotá, los niños son los más afectados.
Instamos a la institucionalidad nacional y distrital a dar soluciones efectivas. pic.twitter.com/tuI91CXU5Z— Feliciano Valencia 🌽 (@FelicianoValen) October 14, 2021
Por su parte Martha Peralta Epieyu, presidenta nacional del movimiento político MAIS, denunció sobre esta última situación que en el Parque Nacional hay, “niños con enfermedades respiratorias agudas, con hambre y sin ayuda estatal”.
Frente a la compleja situación ni la Alcaldía de Bogotá o el Gobierno Nacional se han pronunciado recientemente.
Ahora, Yondy Rojas, líder indígena en días pasados había expresado que en el Chocó, departamento del que provienen la mayoría de las y los desplazados, “hay pueblos indígenas confinados porque los actores armados siembran minas antipersonal lo que impide que los lugareños puedan desarrollar sus actividades diarias como la pesca, la caza”.
Las reclamaciones de las y los indígenas es que se garantice su derecho a la vivienda digna, preferiblemente de que se genere un espacio donde se puedan radicar y recuperar sus valores culturales, porque aseguran que no existen condiciones de seguridad para regresar a sus territorios.