Un día como hoy, pero en 2016, se llevó a cabo la firma del Acuerdo para la Terminación Definitiva del Conflicto entre el Gobierno Nacional con Las FARC-EP. Un hecho histórico que acabó con la guerrilla más antigua de América Latina.
Juan Manuel Santos, entonces presidente de Colombia y Rodrigo Londoño, quien era el máximo líder de la antigua guerrilla de las FARC, fueron los encargados de sellar el pacto aquel 24 de noviembre en el Teatro Colón de Bogotá. La firma de este Acuerdo de Paz, constituyó un hecho histórico, pues así se terminaría la guerrilla más antigua de América Latina y cincuenta años de un conflicto armado que dejó miles de víctimas. El proceso conllevó cinco años de conversaciones, múltiples oposiciones y un plebiscito fallido.
El documento firmado contiene 300 páginas y con este, inició el desarme de las y los antiguos combatientes que pasaron a convertirse en firmantes de paz. Además, se dio la creación de instituciones transicionales a través del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición (SIVJRNR), el cual está compuesto por la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición (CEV), la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas en el Contexto y en Razón del Conflicto Armado (UBPD). Este sistema enfatiza en la implementación de medidas restaurativas y reparadoras para esclarecer la verdad sobre el conflicto armado y propiciar la transformación de los factores que incidieron en él como fundamentos de una convivencia pacífica y digna para las víctimas.
Con el Acuerdo de Paz no se acabó el narcotráfico, ni todos los grupos al margen de la ley se desarmaron, incluso surgieron nuevos y quienes no se acogieron al pacto se conformaron como disidencias. Pero se logró que más de 13.000 integrantes de esta guerrilla dejaran las armas y tomaran un camino diferente al de la guerra creando proyectos productivos que les han permitido establecer negocios en pro de la construcción de paz.
De lucha armada a lucha política
De esa manera, la lucha armada que había entre el Gobierno y las FARC pasó a ser política, con un espacio en el Senado y la conformación del partido Comunes. Según Radio Nacional de Colombia durante los tres años que lleva este partido en el Congreso de la República, no se ha logrado sacar adelante muchos proyectos de ley, pero sí se ha podido aprender de las dinámicas del poder legislativo y llegar a consensos con diferentes personas de la política, sin desconocer la oposición que se registra en la corporación.
También se reconocieron miles de víctimas del conflicto, no solo de la exguerrilla sino del Estado y otros grupos armados como los paramilitares, que se dieran a conocer las distintas versiones de los actos de violencia cometidos especialmente en zonas rurales y que las cooperaciones internacionales se comprometieran para que el proceso iniciara.
Un panorama desalentador
Aun y con todas las altas y bajas, según la ONU, el acuerdo ha pasado a la historia mundial como un ejemplo, dado que en el documento se trataron de abarcar todos los frentes políticos y sociales que influyeron tanto en la creación de la guerrilla como en la perpetración de la guerra en Colombia. Y aunque se han evidenciado grandes hazañas con este pacto, no se han superado y mucho menos cumplido todas las expectativas. Hoy el país se ve en un resurgimiento de violencia debido a las frecuentes masacres (sobre todo en zonas rurales), la fuerza que han tomado los grupos armados, los asesinatos a líderes y lideresas sociales, así como también a ambientalistas y defensores de derechos humanos.
Actualmente grupos como el ELN, el Clan de Golfo y otras estructuras criminales que se crearon con disidencias encabezadas por Iván Márquez y otros exjefes guerrilleros que le dieron la espalda a lo pactado en la Habana, se disputan el control de los territorios abandonados por las FARC tras la firma del Acuerdo de Paz.
“El incumplimiento de los acuerdos de paz, la continuidad de políticas antidemocráticas y de inequidad, de estrategias autoritarias y de guerra a la protesta social ayudarían a la reproducción y ampliación de estos grupos y a la pretendida refundación de las FARC EP, lo que conduciría a graves confrontaciones, sin que ello signifique una amenaza estratégica para el Estado y el actual régimen”, declaró Indepaz en su último informe.
A la fecha, según esa misma organización de Derechos Humanos, existen 22 estructuras posdesmovilización de las AUC, y 27 bandas emergentes que en los territorios son reconocidas por parte de los pobladores como “paramilitares” y que actúan en 291 municipios. Además, hay 30 estructuras de disidentes que actúan en 123 municipios, y aproximadamente 2.500 personas las que integran hoy las estructuras del ELN y que actúan en 211 municipios.
Con respecto a las masacres y asesinatos, durante este 2021 se han registrado cerca de 90 masacres y 75 mil víctimas de desplazamientos, de acuerdo con El Espectador; y según Codhes, se han perpetrado más de 1.200 asesinatos de líderes y lideresas sociales desde la firma del Acuerdo y aproximadamente 300 excombatientes han sido ultimados.
Manteniendo la esperanza
El Acuerdo de Paz fue planeado para ser implementado dentro de 15 años, por lo que, el panorama actual deja ver los múltiples retos que significa mantener el pacto en pie y promover su cumplimiento integral. Desde El Cuarto Mosquetero seguimos creyendo vehemente que la paz es el camino que se debe seguir buscando para continuar creciendo como sociedad.
Celebramos que ya sean cinco años de este hito histórico para lograr la paz en Colombia y esperamos que estos procesos se sigan fortaleciendo. Desde la comunicación seguiremos buscando transformar realidades, así como también aportar a la defensa del territorio y la construcción de memoria para tener un concepto claro de lo que fue el país antes del Acuerdo, lo que es ahora y lo que seguirá siendo con el crecimiento de estas iniciativas enfocadas en dejar atrás la guerra.