Tras años de construir comunidad en el NAR Libertad Simón Trinidad, firmantes de paz en Mesetas, Meta, abandonaron el territorio bajo amenazas. Su salida, que además ya estaba anunciada y le sigue a otros desplazamientos formados de firmantes de paz en el departamento, marca otro capítulo de desprotección e incertidumbre para la población en proceso de reincorporación.
La noche del 24 al 25 de febrero, antes del día destinado para la partida, no dejó de llover. Incluso se registró un temblor de magnitud 2.9 a la 01.39 AM allí mismo, en Mesetas, Meta. Al amanecer se fue el primer carro con enseres, pero las familias se quedaron esperando la presencia del gobierno: la última oportunidad que las y los firmantes de paz de la Nueva Área de Reincorporación -NAR- Libertad Simón Trinidad le dieron a la institucionalidad para mostrar soluciones concretas y poder desplazarse de manera digna.
Cerca de 24 firmantes de paz y sus familias anunciaron su desplazamiento forzado desde el territorio que construyeron ubicado en Mesetas, Meta. La decisión, responde a las amenazas contra su seguridad debido a enfrentamientos entre grupos armados en inmediaciones de su territorio, según denunciaron en un comunicado publicado el 17 de febrero.

Félix Roberto Sanabria, más conocido como ‘Aldemar’, uno de los líderes del NAR, describe que la última noche estuvo llena de “miedo, zozobra, desesperanza y desilusión». Recuerda con cariño que el domingo pasado la comunidad les hizo un sancocho de despedida. “Algunos compañeros entre ellos el presidente de la Junta de Acción Comunal, se desgranaban en lágrimas dirigiendo algunas palabras, por cuenta de algunos señores que hoy aman la guerra y son enemigos de la paz”.
“Aquí recibí mi boleto de libertad”
Este territorio fue entregado a las presas y los presos políticos de las antiguas FARC – EP. Según Aldemar fueron más de 500 los que llegaron allí, incluso en el Acuerdo Final había quedado plasmado que iban a ser cinco espacios en todo el país para prisioneras y prisioneros políticos, sin embargo sólo se construyó el Simón Trinidad.
Ubicado en el piedemonte llanero, en el centro de cuatro parques nacionales naturales: por un lado el páramo de Sumapaz, a unos tres o cuatro días de camino por la selva, subiendo la montaña por el margen del río Guape o el río Duda; la Serranía de la Macarena, donde tenemos a la montaña conocida como el Indio Acostado; la Cordillera de los Picachos Chiribiquete del departamento del Guaviare.
Es un lugar con agua suficiente, cerca a los ríos Guayabero, Leyva, Peñas, Caños Rojos. El momento más feliz de Lida Urrego, firmante de paz que habitaba el territorio, fue cuando llegó ya que esto representaba su libertad. “Esta estadía aquí evitó que yo me separara de mi hija”, recuerda con nostalgia, ya que fue madre estando en un centro penitenciario.
Desde entonces, aunque muchos y muchas firmantes de paz han emprendido otros caminos, los lazos comunitarios se consolidaron en el territorio. Por medio de diferentes proyectos construyeron una placa huella, salones comunitarios y un tejido social poderoso. “Lo bonito de estos territorios: la integración. Nosotros hicimos jornadas de trabajo cívico. Cada uno, hombre y mujer, puso su granito de arena y esas obras quedan al servicio de las comunidades”, explica Aldemar.
Consolidar el trabajo colectivo en el territorio no fue fácil. Al principio ni siquiera fueron reconocidos como un espacio legítimo, por lo cual no recibían lo mismo que las demás personas firmantes del resto del país. Pasaron seis meses hasta que fueran conocidos y asistiera al lugar un enlace de reincorporación, brigadas de salud, y demás aspectos que reclamaban.
Con el paso del tiempo la relación entre las personas de las veredas y quienes habían firmado la paz se consolidó. Han tenido proyectos productivos de Maracuyá, Aguacate, entre otras frutas. Nació el restaurante “La Sazón de la Paz”, la biblioteca “Los Hijos de Manuel” y el jardín infantil “Las Huellitas de la Paz”. Incluso conformaron la Cooperativa Catypsa Expedition, una agencia de turismo comunitario en la que el 30% son reinsertados y reinsertadas y el resto son de las comunidades. Una de las apuestas principales fue el sendero “Las Huellas de Manuel”, que cuenta con con cascadas, miradores, salto de rappel y avistamiento de aves y que le rinde homenaje a Manuel Marulanda, uno de los principales comandantes que tuvo la guerrilla.
Una tragedia advertida
En marzo de 2023, la comunidad de firmantes de paz que habitaba el Espacio Territorial de Capacitacion y Reincorporacion – ETCR– Mariana Páez también fue víctima de desplazamiento forzado. En ese entonces eran 200 familias, entre ellas 86 mujeres, 80 niños y niñas, de los cuales 30 aun estaban de brazos.
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Las razones son similares: amenazas de los grupos armados que ejercen control territorial. También en diciembre del 2021, la población de otro ETCR, Urías Rondón del Yarí, se vio obligada a desplazarse forzadamente luego de que personas armadas quemaron dos vehículos de la Unidad Nacional de Protección y un miembro de la comunidad fue asesinado. Llevaban más de un año alertando la escalada de amenazas al Estado. Para este desplazamiento, se rechazó el uso de helicópteros del Gobierno Nacional para evitar poner en mayor riesgo a la población restante de la comunidad al pensarse que se estarían sumando a la militarización en la región. Pero al salir por vía terrestre, su caravana fue atacada con disparos.
La Defensoría del Pueblo por medio de sus alertas tempranas 018 de noviembre del 2025 y 001 de enero del 2025, también había alertado sobre el riesgo inminente por “el proceso de afianzamiento del control territorial, militar y social del Estado Mayor Central (a través del Bloque Jorge Suarez Briceño) en los municipios advertidos”. Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz -INDEPAZ han sido asesinados y asesinadas 449 firmantes de paz desde 2016 hasta la actualidad.
La misma comunidad del NAR Libertad Simón Trinidad, días después de haber publicado el primer comunicado, volvieron a manifestarse debido a que el Gobierno Nacional no había hecho presencia en su territorio para instalar un Puesto de Mando Unificado -PMU- y establecer las medidas prontas y necesarias para el desplazarse de manera digna.

Salir con dignidad
El helicóptero sobrevoló el territorio a la 1:29 PM de este 25 de febrero. La comunidad estaba esperando a quienes representaban al Gobierno Nacional e iban a instalar el PMU desde las ocho de la mañana. Entre sus exigencias se encuentran un plan de evacuación integral, un suministro de recursos logísticos, transporte y acompañamiento técnico y profesional necesario, articulación interinstitucional y garantía de derechos fundamentales, resguardo y atención humanitaria en el lugar de acogida, acceso a tierra y soluciones definitivas.
Desde el Gobierno Nacional, con la Agencia Nacional de Tierras -ANT- y junto a la Agencia para la Reincorporación y la Normalización –ARN– se les ofreció previamente un predio de 500 hectáreas en Puerto López, Meta, que fue visitado por algunas personas del NAR Libertad Simón Trinidad.
Sin embargo, Aldemar cuenta que rechazaron la oferta “porque nos han enviado a unos desiertos donde no hay agua y donde no se reúnen las condiciones para vivir dignamente como campesinado”.
El PMU activó la ruta de desplazamiento forzado con las autoridades locales por medio de un Comité de Justicia Transicional, inició una mesa de tierras para buscar otros predios distintos a los ofrecidos y permitió que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF garantizara atención a la primera infancia. La ARN se comprometió a garantizar los derechos de la población firmante, incluyendo la asignación mensual y los apoyos económicos.
Atendiendo al llamado de las y los firmantes de paz 🕊️ de la Nueva Área de Reincorporación (NAR) Simón Trinidad en Mesetas, #Meta, hoy se realizó un Puesto de Mando Unificado por la Vida en el que se acordaron acciones clave para garantizar su protección y bienestar 🧵👇🏼 pic.twitter.com/3Zsjm7pXG8
— ARN Colombia (@ARNColombia) February 26, 2025
La comunidad de firmantes de paz del NAR Libertad Simón Trinidad se trasladó al casco urbano del municipio de Mesetas. La alcaldía les brindó un espacio durante un mes, en un polideportivo que reúne las condiciones adecuadas. Luego la gobernación, según Aldemar, asumirá los gastos por 10 días más. “El tiempo que vayamos a durar ahí depende de las soluciones eficaces que nos dé el Gobierno Nacional. Es una situación de emergencia y tampoco podemos ir a cualquier parte y seguir como nómadas con la maleta para arriba y para abajo. Que nos solucione esta problemática de fondo:, tierra, vivienda y lo demás que se necesite”, explica el líder firmante.
“Esta emergencia que es una responsabilidad del Estado nos ha tocado asimilarla a nosotros junto a nuestras familias, porque las instituciones no tienen plata para cubrirla”, hace énfasis el líder firmante de paz. En el PMU también se les ofrecieron predios en los municipios de Puerto Lleras y Puerto Rico, pero fueron igualmente rechazados por la población firmante de paz debido a que estos territorios también se encuentran en las alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo por presencia de los actores armados que les amenazaron.
Firmantes de Paz y sus familias recogieron lo que pudieron y se desplazaron hacia el casco urbano de Mesetas definitivamente, la crisis de la política de Paz Total y los pocos avances en la implementación del Acuerdo Final de Paz desatan la crisis humanitaria en el Sur del Meta.. pic.twitter.com/kA7E0cXx9h
— Red de Derechos Humanos Albeiro Suárez (@ReDHASMeta) February 27, 2025
Aldemar y todas y todos los firmantes de paz van a extrañar sobre todo los diciembres. Quedaran en su memoria y en los recuerdos de las personas de las veredas como Nueva Esperanza, los días de velitas, las navidades y las celebraciones de año nuevo donde se juntaban a disfrutar de la construcción colectiva de lazos comunitarios. Volverán a construir lazos comunitarios desde cero a donde sea que puedan llegar y seguirán exigiendo al Estado garantía de derechos para una vida digna.
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