En medio de varios lotes en estado de abandono y habitados por personas en condición de calle, rodeados de basura, con algunas calles inundadas y con un caño contaminado a unas pocas cuadras se ubica la zona residencial Altos de Jordan. Allí llegamos junto a mi compañero Javier, empapados y con algo de frío en medio de lluvias torrenciales para visibilizar la denuncia de Hugo Quintero, vocero de su comunidad y docente de la Institución Educativa Luis López de Mesa.
De pie en las afueras de la recepción nos esperaba el señor Hugo sosteniendo una sombrilla para resguardarse de la lluvia. No hubo necesidad de presentarnos, tanto nosotros como él, nos reconocimos al instante luego de haber conversado antes vía Whatsapp para agendar la entrevista que haríamos ese día. Con gesto amable nos saludó y nos invitó a pasar, subimos unas cuantas escaleras para llegar al último piso de uno de los edificios. Desde allí pudimos observar en panorámica la situación. A lo largo del paisaje, vastos terrenos se extendían sombríos en el desamparo que evidencian 20 años de abandono estatal.

Esta zona de la ciudad comunica al barrio Jordán con el centro de Villavicencio. Detrás de la iglesia del sector, existe un lote que pertenece a la Alcaldía y que, según Quintero, de vez en cuando se usa para descargar asfalto y otro tipo de materiales relacionados. Sumado a eso, habitantes de la comunidad han tomado el terreno como relleno sanitario y algunas personas sin hogar han empezado a edificar allí viviendas de manera improvisada con madera y plástico. Además, la ronda del caño Gramalote que pasa cerca del sector padece altos niveles de contaminación y sobre este existe un puente, bajo el cual, también han buscado refugio personas en condición de calle, lo que ha generado inseguridad dada la cercanía de esa zona con el barrio Industrial.
En cuanto a la afección ambiental, Hugo señaló que en la zona existen unas bodegas empleadas para reciclaje, que no cuentan con medidas fitosanitarias desencadenando vectores de malos olores y plagas que generan enfermedades respiratorias y dermatológicas. Aunque en ocasiones anteriores la comunidad se ha unido para realizar limpieza en el sector, estos esfuerzos no han sido suficientes.
Por otro lado, la quema de cobre y de material que se usa para carbón de leña en el sector de La Lambada, que colinda con la zona, también representa una problemática ambiental para la comunidad, pues esta actividad genera una espesa niebla oscura que ha venido generando afecciones respiratorias en las y los habitantes de estos barrios.
Según don Hugo, a pesar de que dentro del Plan de Ordenamiento Territorial aprobado durante la alcaldía de Juan Guillermo Zuluaga, el sector está establecido como zona de recuperación social, ninguna de las administraciones se ha preocupado por hacer el ejercicio de reparación del lugar.
Luego de este relato, en medio de la lluvia y haciendo uso de un paraguas adicional al que tenía don Hugo, nos dirigimos a los terrenos para documentar el estado en el que se encontraban. En el camino, varios vehículos nos salpicaron con las aguas lluvias estancadas a los laterales del puente. Tampoco fue fácil grabar. Estabilizar la cámara y evitar que se mojara fue una labor compleja pero por fortuna logramos registrar el lote del que había hablado Quintero, y las viviendas que ya habían establecido algunas personas allí. También pudimos hacer algunas tomas de las aceras y la gran cantidad de basura acumulada sobre estas. Incluso vimos un colchón viejo y maloliente que parecía estar abandonado desde hace un largo tiempo allí.

Después grabamos las correntosas aguas colmaban el caño Gramalote en medio de la lluvia. Allí, una que otra basura acompañaba el agresivo oleaje y en la ribera, capas de suciedad y residuos ocultaban la tierra del suelo.
Después de tener las tomas necesarias, regresamos a los edificios para recoger los elementos que habíamos dado a guardar al celador de la recepción antes de ir a grabar. Pero antes de partir, el señor Hugo nos mostró una vez su amabilidad ofreciéndonos inicialmente tinto, que luego acompañó con hallacas.
Mientras tomábamos el inesperado desayuno en las oficinas administrativas de los edificios, llegó Néstor Buitrago, representante de Arcos Constructora, la cual, desde el 2015 ha sido la encargada de realizar la construcción de la zona residencial.
El señor Néstor nos saludó cálidamente y luego de haber terminado de desayunar, nos comentó que a pesar de que el sector es aledaño a sitios con problemas de orden público, hay quienes tienen preferencias por el lugar dada su cercanía con el centro de la ciudad y algunas vías principales. Sin embargo, debido a las problemáticas ya expuestas en este artículo, se ha dificultado la cotidianidad de los habitantes del sector.
Buitrago señaló que dadas las problemáticas que acarrea actualmente el sector, es necesario realizar aseo a las calles y mantenimiento a la ronda del caño y aunque está de acuerdo con los negocios de la reciclaje, recalcó que este debe emplearse bajo estrictas normas de saneamiento y seguridad.
Por su parte, en repetidas ocasiones la comunidad ha hecho llegar derechos de petición durante los últimos años a las administraciones y diferentes entidades como Secretaría de Control Físico, de Medio Ambiente, Cormacarena y Bioagricola, solicitando una intervención ante el abandono estatal y la creciente contaminación.
La actual administración, contestó a la comunidad que a raíz del aislamiento preventivo derivado del covid-19, es complejo realizar las gestiones pertinentes. No obstante, las y los habitantes del sector, continuarán elevando sus inconformidades y exigiendo intervención gubernamental, pues aun guardan la esperanza de que sea la Alcaldía de Felipe Harman, la que logre escuchar y atender sus peticiones.