Recicladoras en Villavicencio: su labor ambiental y lucha por el trabajo digno

Recicladoras en Villavicencio

Las recicladoras y recicladores en Villavicencio enfrentan bajos ingresos y estigmatización mientras preservan el ambiente. A pesar de los esfuerzos de asociaciones y una nueva política pública, persisten desafíos para lograr dignificar su labor y mejorar sus condiciones de vida.

Blanca Ordóñez empieza a trabajar a las cuatro de la mañana, escogiendo, recogiendo y empacando reciclaje en las calles de Villavicencio. Comenzó porque miraba a la gente en la calle dándole cosas a quienes recogían y le llamó la atención. “Yo vivía en una situación difícil, entonces se me dificultaba por las niñas”, relata.

Un día fue a la alcaldía y le dieron un triciclo para trabajar. “Me llevaba a las niñas, la más pequeña o la grande y ahí comencé y me sigue gustando reciclar”, cuenta Blanca. Antes hacía sus recorridos por los barrios El Recreo, Popular y Pinilla, pero ahora los hace cerca de donde vive, en el barrio San Antonio, y cuando le queda tiempo va hasta Malvinas y Kirpas.

Por su parte, Rosmary Medina se levanta a las 5:30 para cambiar a su esposo, que está incapacitado, para hacerle tintico, preparar el desayuno y alistar su “carrito” para salir a trabajar. A las 12 llega a hacer el almuerzo y a escoger el reciclaje. Su recorrido lo hace en El Emporio.

Hace 15 años empezó a reciclar cuando su esposo fue diagnosticado de artrosis degenerativa y poco a poco dejó de caminar. Antes trabajaba en restaurantes, haciendo aseo en oficinas y en lo que resultara. “Me conseguí uno de esos carritos pequeños y así comencé”.

Ambas son cabezas de familia que desempeñan un papel crucial en la preservación del ambiente en la capital del Meta, enfrentando condiciones adversas. Su trabajo consiste en separar meticulosamente los residuos, clasificándolos para su posterior reciclaje. Este proceso no solo ayuda a reducir la cantidad de desechos, sino que también promueve la reutilización de materiales.

A pesar de la importancia de su labor, las recicladoras de Villavicencio como ellas enfrentan numerosos desafíos. Uno de ellos es la baja remuneración por su trabajo.

Roberto Suárez lleva tres años reciclando y dice que “cada día baja más el precio del reciclaje. Ya muy poco está dando, por ahí unos 30 o 20 mil pesos”, que escasamente le alcanzan para la alimentación.

Tiene 25 años y también se enfrenta al estigma por ser venezolano: “uno va a una empresa o a una construcción y no le dan trabajo. Dicen ‘¡Nah! Este man es venezolano’. Todos no somos iguales.”

Enfermedades y estigmatización

Las recicladoras y recicladores están expuestos a una serie de riesgos para su salud. El contacto directo con los desechos les pone en riesgo frente a enfermedades e infecciones, mientras que el manejo de materiales potencialmente tóxicos aumenta aún más su vulnerabilidad. A pesar de estos riesgos, estas personas continúan con su labor, motivadas por un sentido de responsabilidad hacia el ambiente y la comunidad.

“Hay mucha persona que no sabe seleccionar nada, entonces el riesgo de uno es que de pronto una bolsa traiga vidrio o la otra traiga agujas”, explica Blanca. También se han enfrentado a la estigmatización y cuenta que les gritan cosas como “¡Uy! Como está de cochino, huele a mugre”.

Marly Espejo es hija de Blanca, tiene 24 años y cuando puede ayuda a su mamá en el trabajo, desde hace ocho años que empezó. Se enorgullece de esta labor y cuenta que les dicen cosas como “esa gente son puercos, gas, guácala metiendo la mano a la basura”, pero según ella, los cochinos son las personas que tiran a la basura todo revuelto y que desde su casa no acomodan el reciclaje como debe ser.

Vive en el Topacio, pero antes vivían en la orilla del Río Guatiquía en El Dique durante más 12 años. Por cuestiones de riesgo y crecientes se trasladaron y también sufrieron de estigmatización por vivir en este lugar. “Muchas veces decían, ‘ay, es que viven en la orilla del río porque quieren’ pero no es porque uno quiera, es porque verdaderamente uno lo necesita”.

Dignificar el trabajo de reciclaje

Es crucial tomar conciencia de las injusticias que enfrentan las recicladoras y los recicladores de Villavicencio y que reconozcamos el valor de su trabajo. Además de garantizar una remuneración adecuada, es fundamental proporcionarles el apoyo y los recursos necesarios para proteger su salud y seguridad en el trabajo.

La Asociación Recuperarte es una empresa de servicios públicos domiciliarios creada en 2016 con el objetivo de realizar el aprovechamiento de residuos que es una actividad complementaria del servicio público de aseo. Las recicladoras y recicladores que pertenecen están certificados por el SENA.

Irina Pardo, asesora sobre la prestación del servicio, relata que en Villavicencio el reciclaje tiene más de 40 años. Los orígenes de este oficio se remontan a la creación del primer relleno sanitario en el río Guatiquía. Entre los primeros recicladores se encontraba el papá de Irina, Edgar Javier Pardo.

Una de las primeras recicladoras desde entonces es Luz Marina Matías. Empezó pequeña acompañando a sus padres a trabajar. “Era campo abierto, botaban la basura allá y ahí recogíamos todo lo que era chatarra, envases, cartón”. Posteriormente, se consolidó Las Gaviotas, una cooperativa de recicladoras y recicladores que duró más de 20 años hasta que se separaron los socios y se prefirió liquidar y no seguir, cuenta Luz Marina.

“Yo toda mi vida he trabajado sin una nómina, siempre he trabajado el día a diario y hasta ahorita que entré este año a Recuperarte, estoy trabajando por un sueldo mínimo y pues ahí vamos, en la lucha”, relata Luz Marina.

Una de las apuestas de Recuperarte es resaltar la labor de la mayoría de sus integrantes: mujeres mayores, cabeza de familia. “Es más difícil el tema laboral por tema de oportunidades, aquellas personas que en algún momento ya su físico no le daba, no la contratan y la única opción para alimentos y tener una vida digna es el tema del reciclaje”, explica Irina.

Desde Recuperarte se ha hecho acompañamientos con las entidades públicas con varias asociaciones de Villavicencio porque según Irina hay 1800 recicladores y recicladoras en la ciudad. Se ha tratado de brindarles uniforme con guantes, carnetizarlos, darles Certificados por Competencias Laborales y transportar los residuos separados desde donde hacen sus recorridos.

Recicladoras de Villavicencio
Fotografía: Camilo Rey

¿Qué ha hecho la institucionalidad?

Johana Apolinar, representante legal de la Asociación de Recicladores del Meta Asoluz Verde, otra Asociación de recicladores y recicladoras y quien además fue candidata al concejo de Villavicencio para representar a esta población, expresó que en la actualidad hay alrededor de 2.500 recicladores y recicladoras de oficio en la capital del Meta.

Según la alcaldía actualmente en la ciudad hay 29 asociaciones que reúnen 2271 recicladores de oficio. En el 2020 un censo realizado por la misma entidad arrojó la cifra de 1.917 recicladores, de los cuales, 1.871 pertenecen a algún grupo de organización, asociación o agremiación. De este número, el 57.9% son hombres y el 42.1% son mujeres. También se destaca la cifra de adultos mayores que corresponde al 32.55%, el 74.75% son cabeza de hogar y el 48.15% de los recicladores y recicladoras sustentan con la actividad de aprovechamiento de residuos entre 1 a 2 personas de su núcleo familiar; el 27.39% entre 3 y 4 personas y el 6.36% entre 5 y 6 personas.

El 23 de julio del 2022 la Alcaldía de Villavicencio expidió el Acuerdo 533 «por medio del cual se adopta la política pública integral para recicladores de oficio del municipio de Villavicencio con enfoque de economía circular y se dictan otras disposiciones» después de haber identificado 15 empresas que prestan el servicio de recolección, transporte y clasificación de residuos reciclables. Sin embargo, según Johana, la Superintendencia de Servicios Públicos registra el doble.

Esta normativa le da un plazo de 14 años a la administración municipal para mejorar las condiciones de los recicladores y recicladoras en bienestar social, educación, emprendimiento y salud. También pretende fortalecer la educación ambiental, la separación de residuos en los hogares y la economía circular.

Se necesita un compromiso previo y conciencia de las personas para que pueda ser afectiva esta política pública, dice Johana. “Tiene vacíos, pero también tiene unas acciones afirmativas por las cuales lucharemos para que se integren en el Plan de Desarrollo en favor de nuestros recicladores”.

Irina menciona que “en vez de estar en semáforos o pidiendo limosna o haciendo prácticas indebidas, son personas que se levantan todos los días a limpiar la ciudad y no son resaltadas ni remuneradas como deberían hacer. Lo que estamos buscando con el tema de acompañamiento y todo el tema de todas las asociaciones Villavicencio es tratar de dignificar y fortalecerles”.

Por su parte, Luz Marina concluye diciendo que es importante dignificar su labor porque “le ayuda a uno mucho al ambiente, a mantener las calles limpias, a procesar los materiales para no llevarlos al relleno sanitario”.

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Recicladoras de Villavicencio
Fotografía: Camilo Rey

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