El Puente Galán – Mesetas, conocido por los numerosos intentos de suicidio, refleja la crisis de salud mental en Villavicencio, donde la instalación de una malla y las políticas públicas insuficientes no han logrado frenar las tragedias ni reducir la estigmatización de quienes sufren enfermedades mentales.
Conocido como el Puente de “los Suicidas” o el Puente de la Azotea, su verdadero nombre es el Puente Galán – Mesetas. Comunica a las comunas uno y dos de Villavicencio y pasa 87 metros arriba del Caño Parrado. Una caída desde allí es mortal. Por eso, desde su construcción, las personas lo han utilizado para tomar la decisión de quitarse la vida.
Según Yolima Moreno, una de las lideresas de la Comuna Uno, en la semana se pueden presentar hasta dos y tres intentos de suicido desde este puente. La instalación de una malla fue la estrategia adoptada para intentar frenar las tragedias. Desde la alcaldía de Juan Guillermo Zuluaga, la comunidad le solicitaba a la administración medidas urgentes para frenar los hechos de suicidio en este lugar.
En la alcaldía de Wilmar Barbosa, Yolima cuenta que no se les atendió con sus preocupaciones y cuando llegó Felipe Harman fue al lugar, prometió la malla, pero pasó un año y medio y tampoco había cumplido. ”Por iniciativa comunitaria cerramos la vía porque se lanzó un niño de 13 años, y ahí tomamos la decisión. Tocó presionar por medio de una acción popular, y ahí sí la colocaron”, cuenta la lideresa.
Sin embargo, esta solución ha demostrado ser insuficiente. Aunque útil para la seguridad de peatones, niños, niñas y adultos mayores, “la malla no es una reacción eficiente, no tiene criterios científicos que validen que eso va a ser un método de contención para personas que tienen conductas suicidas”, explica Johan Rendón, psicólogo y promotor de la salud mental.
Además, esta estrategia presenta problemas prácticos: hay unos sitios “trampa” como los llama Yolima, por donde pasan al otro lado de la malla para intentar lanzarse. Esto ocasiona que quienes quieran ayudar a quien se va a lanzar, tengan que rasgarla, poniéndose también en riesgo. “Jalan a la persona por el hueco que abren de la malla y eso es un maltrato horrible”, cuenta Johan.
La estigmatización
Laura Romero, también psicóloga de Villavicencio, explica que la línea de salud mental “a veces ni siquiera funciona y no hay unas redes de apoyo interinstitucional”. Cuenta que después de los sucesos, “no hay un real acompañamiento, solamente los primeros días la atención primaria, la activación de la ruta, se llevan a un centro de salud mental de reposo como Renovar y Fenix, y ya. Pero no hay un programa: no hay grupos de apoyo, ONGs o entidades que estén trabajando el tema en la ciudad”.
Por su parte la secretaria de salud Yaned Sierra, le contó a El Cuarto Mosquetero que la Línea Amiga implementada por la actual administración y que atiende casos relacionados con salud mental empezó a funcionar desde el pasado martes 28 de mayo. “Tuvimos tres días de implementación desde el viernes 24 de mayo y la sacamos al aire con ocho psicólogos que están pendientes 24/7. El día que esta persona necesite que vayamos a su casa, también tenemos la posibilidad de hacer eso”.
Una de las problemáticas principales cuando suceden estos hechos es que además de la inexistencia de redes de apoyo a largo plazo, quienes intentan suicidarse “quedan con ese estigma y empiezan a agudizarse los problemas que han tenido en sus áreas sociales, afectivas, emocionales, todo mundo los ve diferente y se les complica volver a adaptarse”, por eso, según Laura, “muchos de los intentos de suicidio suelen tener un segundo intento, un porcentaje muy alto lo vuelve a intentar y finalmente lo logra”.
La Organización Mundial de la Salud -OMS- señala que el suicidio es un problema de salud pública con frecuencia descuidado, cargado de estigmas y tabúes. En un año se suicidan en el mundo cerca de setecientas mil personas y, por cada suicidio consumado, hay muchos intentos.
En Colombia, las cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal para 2022 evidencian que se suicidaron 8,95 hombres por cada 100 mil habitantes, frente a unas 2,2 mujeres por cada 100 mil habitantes. En el caso de Villavicencio, según Yaned Sierra, el año pasado se quitaron la vida 34 personas. Este año, hasta el pasado viernes se habían presentado 109 casos de intentos de suicido de los cuales 15 se llevaron a cabo. Sin embargo, el fin de semana reciente se presentó otro intento en el Puente Galán – Mesetas.
Hay una correlación con el tema de violencias basadas en género que también afecta a los hombres especialmente, dice Laura. “Tenemos una cultura especialmente acá en la ciudad y a nivel regional, machista, en la que el hombre tiene que asumir un rol de macho alfa que no llora y no pide apoyos”.
En el caso de las mujeres, la psicóloga cuenta que tienen más estructuradas las redes de apoyo entre sí. “Podemos llorar, nos expresamos más, nos podemos desahogar y eso hace que se tenga una mayor resiliencia en muchas adversidades. Enfrentan la ansiedad y la depresión con más herramientas, en cambio entre los mismos hombres se dan muy duro, se burlan, hacen más bullying, no lo afrontan desde la sensibilidad, el abrazo, se sienten más juzgados, más solos”.
Esto ocasiona que los hombres repriman más sus emociones, lo que hace que la salud mental empeore y lleguen a tener una carga tan gran que decidan quitarse la vida. “Sienten que no los van a entender, no los van a escuchar, sienten que se van a burlar de ellos”, comenta Laura.
Yolima también lucha contra la estigmatización. Dice que a menudo enfrenta comentarios insensibles y falta de comprensión sobre la gravedad de la depresión y otras enfermedades mentales. Asegura que no sólo afecta a quienes sufren de estos problemas, sino que también dificulta la implementación de políticas y programas efectivos para abordar la crisis de salud mental.
Institucionalidad deficiente e insuficiente
En noviembre de 2022 se aprobó en segundo debate el proyecto de acuerdo 060 de 2022, por medio del cual se establece la Política Pública de Salud Mental y Consumo de Sustancias Psicoactivas en la ciudad. La secretaria de salud de ese entonces Ximena Velasco Hernández, afirmó a diferentes medios de comunicación que “con la aprobación de este proyecto de acuerdo se tiene una hoja de ruta clara respecto a la prevención, atención de los problemas de salud mental y sobre todo la articulación interinstitucional”.
Sin embargo, Johan, Yolima y Laura, coinciden en la necesidad urgente de mejorar y actualizar esta política pública, las infraestructuras de apoyo y la promoción de la salud mental en la ciudad.
Por su parte, el psicólogo es crítico frente a la construcción de este proyecto de acuerdo. “No hubo promoción ni participación de universidades, psicólogos, médicos, estudiantes de psicología”. Destaca la importancia de desarrollar mecanismos efectivos que involucren a diversos actores sociales para construir un sistema de salud mental más sólido y accesible.
Yolima recuerda que en la administración pasada se organizaron eventos “Pero entregan un contrato así sea pequeñito, para que profesionales psicólogos hagan presencia en el puente con respecto al tema de la depresión, con globos y llamen la atención. Pero el resultado es cero. Los profesionales van, toman la foto y luego se van”.
El caso de la línea amiga es un ejemplo de lo anterior: la secretaría de salud afirma que “el año pasado hubo una que funcionó dos meses, desde septiembre”. La actual recientemente inaugurada, demoró en empezar debido a que “todo tiene unos procesos contractuales y sobre eso el Estado funciona, con unas responsabilidades. Generalmente se demora 45 días para contratar y estábamos esperando la plata del ministerio”.
Laura explica que “hay que tener una política pública más descriptiva, más inclusiva, más detallada, que de un paso a paso y abarque más esferas y escenarios, que haya programas y grupos de apoyo”. Además, recalca que es un problema estructural del sistema de salud colombiano: “una EPS tiene una psicóloga por muchos miles de habitantes y una cita prioritaria te la dan por rápido en quince días y si no es prioritaria te la dan un mes o dos meses después, dura 30 minutos y casi siempre es tarde o te la cancelan. No hay un subsidio en programas de salud mental para que sea más accesible por parte de entidades diferentes a la EPS, entonces todo se acumula en las EPS pero no dan a basto”.
En el actual Plan de Desarrollo de Villavicencio 2024-2027, en el Eje 2 Villavo ciudad social y equitativa se encuentra la meta “Implementar y evaluar la Política Pública de Salud mental y prevención del consumo de sustancias Psicoactivas de manera intersectorial” para lo cual un grupo de ciudadanas y ciudadanos organizados en las veedurías Mujeres Libres de Violencia, Popular de Villavicencio y la Red Comunitaria y Ambiental de Villavicencio hacen el comentario de que “La meta/producto no coincide con el indicador del producto. El indicador sólo hace referencia a la evaluación, no a la implementación”.
Yaned respondió frente a la implementación de esta política pública que actualmente hay “un equipo de psicólogos haciendo la articulación interinstitucional con Corcumvi, Secretarías Social, Educación, Mujer, Competitividad, Ambiental para generar una vida saludable”…
A pesar de estas dificultades, Laura recalca que hay universidades que prestan este servicio gratuito con estudiantes de últimos semestres, programas virtuales donde la cita sale a mitad de precio, “pero la gente no sabe estas herramientas, no las conoce. Falta mucha sensibilización para que se entienda que ir al psicólogo es como ir al médico. Propuestas más estructuradas incluyen la instalación de luces, cabinas de emergencia, escuchaderos y la creación de campañas de concienciación y psicoeducación en los barrios y en las instituciones educativas.
El pasado 06 de mayo se llevó a cabo la instalación de seis carteles en el Puente Galán – Mesetas por parte de un grupo de jóvenes del programa de Justicia Juvenil Restaurativa con el apoyo de la Secretaría de Salud. Los mensajes iban dirigidos “hacia la prevención de este flagelo” para recordarles a las personas que “no están solas y ante cualquier situación de crisis pueden buscar ayuda”. Actualmente solo hay carteles que hacen alusión a Dios.
El Puente Galán – Mesetas se ha convertido en un símbolo de los desafíos de la salud mental en Villavicencio. La prevención del suicidio, la lucha contra la estigmatización y un llamado a la acción son esenciales para abordar este problema de manera efectiva. Es crucial que la institucionalidad, el sector educativo, las EPS y la comunidad en general trabajen de manera articulada para mejorar la salud mental y ofrecer un apoyo real y continuo a quienes lo necesitan.
La nueva línea habilitada por la Secretaría de Salud es 018000931089 y el WhatsApp es 3163907010.
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