Avances de la filantropía comunitaria: Una apuesta por el desarrollo autónomo y sostenible en Colombia

Un movimiento en Colombia logra a través de la filantropía comunitaria un hito en la creación de un fondo de regeneración territorial  para potenciar los liderazgos de las comunidades y ciudadanía, desde la horizontalidad, sostenibilidad y autonomía.

La filantropía comunitaria es una práctica que está relacionada con las acciones colaborativas que grupos de personas realizan para compartir los medios comunes desde lo local, con el fin de obtener mayores logros en sus objetivos trazados. Esta se fundamenta en reconocer que toda la comunidad cuenta con recursos, ya sea de tipo económico, habilidades, redes o conocimientos, que permiten una reciprocidad, confianza, solidaridad y transparencia, al ser un proceso que prioriza el bien común.

Si bien existen múltiples formas en cómo grupos sociales se pueden organizar para potencializar los esfuerzos y recursos en torno a propósitos conjuntos, la filantropía comunitaria ha sido fundamental a lo largo de la historia de las comunidades para promover la integración y los liderazgos informados, que permiten priorizar los cambios estructurales necesarios para el bienestar social.

Fotografía: TerritoriA

En Colombia, organizaciones como TerritoriA, la cual está conformada desde el año 2019, quienes dinamizan el Movimiento de las Fundaciones Territoriales, han generado un cambio en las dinámicas verticales de fortalecimiento a las comunidades, reconociéndoles como protagonistas de sus tejidos, aportes y formas de llevar a cabo acciones de manera concreta hacia un desarrollo sostenible que logre multiplicar el impacto en sus territorios.

La filantropía comunitaria ha sido la base fundamental de las acciones que realizan las Fundaciones Territoriales para consolidar procesos de manera horizontal, sustentadas en la identificación y potencialización de los diferentes aportes de capacidades y recursos con los cuales cuentan las personas y colectividades en los territorios.

Algunos de los factores movilizadores han sido la participación comunitaria y la construcción de relaciones como tejido de integración donde se tienen en cuenta consideraciones ambientales, económicas y sociales en todas las actividades y decisiones, capacitar para comprender la importancia de la acción colectiva en la búsqueda de soluciones y promover la colaboración y el compromiso de todos los actores involucrados, lo que ha consolidado agendas conjuntas que posibiliten el camino para la transformación de los sistemas y la promoción de una cultura de valores compartidos para un desarrollo sostenible y autónomo en el país.

Fotografía: TerritoriA

Muestra de esa práctica fue el Encuentro Nacional 2024 del Movimiento Fundaciones Territoriales organizado los días 21 al 24 de febrero, en Valle de Sibundoy, Putumayo, por parte del comité local de Fundación Putumayo Florece y TerritoriA, el cual contó con la asistencia de 35 “agentes de cambio”, donde obtuvieron resultados en términos de acciones concretas para lograr transformaciones en territorios como Florencia – Caquetá, el Alto Putumayo Valle de Sibundoy – Santiago, Colón, Sibundoy, San Francisco, Bogotá y Soacha en Cundinamarca, Barichara en Santander, Medellín en Antioquia, El Tambo – Cauca, y Montes de María en Sucre y Bolívar, con una participación activa de la ciudadanía como actores relevantes en las decisiones de “política pública y financiamiento para el desarrollo” y la creación del fondo de regeneración territorial.

Algunas de las conclusiones del encuentro fue la necesidad de reconocer al territorio como “protagonistas de su desarrollo” y visibilizar las Fundaciones Territoriales como ecos de las voces del mismo, entre otros seis puntos que definieron la “identidad compartida del movimiento”.

En la identificación de los activos territoriales, analizaron la “determinación y capacidad innovadora”, diversas experiencias y saberes, las riquezas naturales, así como la complementariedad y posicionamiento que tiene el movimiento por las articulaciones con más de 289 actores del sector privado, público y de la sociedad civil, en torno a temas culturales, educativos, medio ambiente y productivos.

Las organizaciones que confluyeron en el encuentro, buscarán crear un fondo de regeneración territorial que pueda contar con “acceso inclusivo a oportunidades, autonomía territorial y transformación de realidades”. Felipe Bogotá, director de TerritoriA, considera que este fondo es importante, ya que, “regenerar el país desde un enfoque sistémico, holístico y colaborativo, es decir, esto es una apuesta de transformación en cómo se financia el desarrollo de los territorios”.

Así mismo, trabajarán en torno a la recuperación de cuencas hídricas y sus corredores ecosistémicos, educación y participación comunitaria ambiental, la restauración de hábitats de flora y fauna, prácticas agrícolas y forestales sostenibles, así como una serie de acciones que se basan en centros de aprendizajes locales, la movilización de recursos y la posibilidad de sumar las propuestas regionales en lo nacional.

Para Paula Jaime Méndez, coordinadora de acompañamientos y aprendizaje de TerritoriA, con esta forma de financiar desde los tejidos colectivos, se busca, “articular procesos territoriales para generar procesos regenerativos en Colombia, entender mejor quienes están transformando el territorio y tejer red entre todos esos actores para que los recursos que se gestionen vayan dirigidos a entender mejor los problemas y multiplicar las soluciones que ya existen”.

El lanzamiento oficial del fondo será el próximo 22 de mayo del 2024, en el marco de la conmemoración del Día Mundial de la Biodiversidad el cual estará dirigido a personas de la ciudadanía, aliadas que deseen sumarse a la apuesta y las iniciativas y organizaciones articuladas al movimiento de Fundaciones Territoriales.

El fondo de regeneración territorial sería un paso importante para la materialización de las acciones concretas del movimiento y los impactos en los siete territorios participantes y a nivel nacional. Por su parte, Felipe precisa que este avance es, “un vehículo de filantropía para la regeneración del país. Finalmente, es una invitación concreta de cómo se puede transformar la filantropía tradicional hacia una filantropía territorial flexible, qué palanca procesos locales y confía en los liderazgos locales para forjar el destino de sus comunidades”.

Fotografía: TerritoriA

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