Argentina, entre el continuismo y el totalitarismo

Argentina vive una de las peores y más prolongadas crisis económicas de la historia de la región, desde hace décadas este país Sudamericano se debate entre la inflación rampante, la desvalorización de su moneda y la desconfianza de los inversionistas extranjeros. Y es, precisamente, la economía el principal tema de debate entre la gente, por lo que en casi todas las elecciones de las últimas décadas este es un asunto que domina la agenda electoral.

Argentina empezó con una inflación de un digito durante los primeros cuarenta años del siglo XX, esto sumado a su buen desempeño en las exportaciones de materia prima y su naciente industria de servicios, convirtió al país que rivalizó con los mismos Estados Unidos. Ese desempeño fue disminuyendo pasados los años 50s, con cifras de inflación que empezaron a superar los dos dígitos, como sucedió entre 1952 y 1973 cuando esta se ubicó entre el 30% y el 68%. Durante los años de la dictadura militar se alcanzaron cifras superiores al 600% y para 1990 se llegó a presentar la desastrosa cifra del 3.079%.

El breve repaso anterior da muestra que casi todos los gobiernos y corrientes políticas han tenido cierto grado de responsabilidad en el desempeño económico del país. Lo anterior es importante porque en la actualidad las acusaciones van y vienen y el fragor del debate electoral en curso alcanza niveles álgidos, generando que en muchas ocasiones los insultos superen las ideas o las propuestas.

El actual gobierno lo lidera Alberto Fernández, quien para muchos solo obedece órdenes de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner y hoy vicepresidenta de la Nación. El ministro de Economía es Sergio Massa y al mismo tiempo candidato a la presidencia que se resolverá en el próximo mes de octubre. Él, a pesar de sus bajos niveles de popularidad y aceptación, representa el continuismo, porque para el argentino promedio Massa no logró conjurar una crisis que tiene al 40% de la población en la pobreza.

Sergio Massa es el candidato presidencial de Unión por la Patria, una coalición de tendencia peronista y progresista, por lo cual, además, es acusado del descalabro económico de los últimos treinta años. Es que Massa es visto como un alfil del Kirchnerismo, haciendo alusión a un movimiento impulsado por Néstor Kirchner, presidente de la Nación entre el 2003 y 2007. Su esposa Cristina Fernández de Kirchner asumió las riendas de esta tendencia política y fue presidenta entre el 2007 al 2015 y actualmente se desempeña como la segunda al mando el gobierno de Alberto Fernández.

Para muchos argentinos y argentinas el peronismo es amplio responsable de la debacle del país por la seguidilla de jefes de Estado de esta corriente desde el fin de la dictadura a finales de la década los 80s. Aunque, y precisamente, en el gobierno de Kirchner, el país tuvo una de las inflaciones más bajas en los últimos 40 años con un 8.08% en promedio. Esta tuvo un nuevo aumento durante el gobierno de Cristina rondando el 30%, pasando al más del 40% de Mauricio Macri (derecha) y hasta superar los 100 puntos con Alberto Fernández.

Massa en sus propuestas económicas sostiene que eliminará el IVA a la canasta básica, impulsará una ley para eliminar los abusos de algunos sectores que se han aprovechado de la crisis aumentando los precios, generar un límite en los servicios públicos para que no aumenten en proporción con los salarios, impulsar la creación de las Pymes, suspender por seis meses los embargos por parte del Estado y otorgar créditos para la producción.

En la otra orilla de la contienda está un hombre caracterizado por sus acaloradas declaraciones en programas televisivos de economía y política. Javier Milei, candidato por el movimiento Libertad Avanza, ha dicho de todo y en todos los calibres imaginados, por ejemplo, sostiene que la justicia social es una aberración porque es injusta e implica un trato desigual ante la ley. Milei es economista y se autodenomina como libertario y que sigue fielmente los postulados de la Escuela de Austríaca.

Sus principales propuestas en materia económica son la dolarización paulatina de la economía, la reducción del Estado, la eliminación del Banco Central y la privatización de las empresas públicas. También apuesta por la regularización de la tenencia de armas, suprimir los subsidios y regular la venta de órganos. Pero también preocupa a algunos sectores políticos y sociales el negacionismo de los delitos cometidos durante la dictadura militar, como lo ha sugerido su formula vicepresidencial, Victoria Villarruel, quien es hija de militares.

Así mismo, se le ha acusado por parte de mujeres periodistas de tener comportamientos misóginos durante entrevistas y de tener un programa de gobierno contrario a los temas de género, “si de mí dependiera cerraría el Ministerio de la Mujer”, dijo Milei en una entrevista.  Ha hablado de cerrar varios ministerios y de hacer cambios como fusionar la cartera de Salud con la Educación, a pesar de abordar temas diferentes y de hasta cerrar el instituto de ciencia y entregar la investigación a los privados.

También es un hombre muy ligero en sus palabras y esto le ha causado problemas entre sus detractores e incluso con sus seguidores. Ante una pregunta hecha por el periodista Ernesto Tenembaum de si estaría de acuerdo con la venta de niños respondió: “depende”. Luego manifestó que lo habían sacado de contexto y que no era una discusión para dar en estos momentos en la Argentina, “quizás de acá a 200 años ponele. Qué sé yo”.

Existe una tercera opción y es la representada por Patricia Bullrich de Juntos por el Cambio y quien, a pesar de sacar la segunda votación más alta en las elecciones primarias con el 28.27%, no suena mucho en el debate, precisamente por lo atizado que está entorno a la continuidad y el totalitarismo. Bullrich es la candidata de una derecha que se autodenomina como moderada, y que, ya gobernó el país con Mauricio Macri entre 2015 y el 2019 y en el que la actual candidata fue parte del gabinete de gobierno.

En las primarias el movimiento de Javier Milei logró el 30.04% de los votos con 7.116.352 de sufragios, seguido por Juntos por el Cambio de Patricia Bullrich con el 28.27% representados en 6.698.029 votos y cerrando Unión por la Patria liderado por Sergio Massa con el 27.27% para 6.460.689 de tarjetones marcados. Esto demuestra que las elecciones primarias no tuvieron un ganador que haya arrasado y la diferencia entre los tres es de 655 mil votos, una cifra muy corta en un país con un universo electoral de 34 millones de personas y en donde el voto es obligatorio.

Ahora bien, las encuestas más recientes y a mes y medio de las elecciones han mostrado una tendencia que le favorece a Javier Millei superando en todos los escenarios el 30% de los votos, seguido por Sergio Massa con cifras entre el 25 y el 30% y cerrando Bullrich con menos del 25%. Estas consultas fueron hechas y publicadas por las firmas Opinaia, Analogías, DC Consultores, OPSA y CB Consultora.

Lo curioso de las encuestas en estas elecciones es que la mayoría antes de las primarias daban como ganadora a Patricia Bullrich superando el 30% y a Milei con menos de los 20 puntos y, Sergio Massa muy cerca de la candidata de Juntos por el Cambio. Viene un mes de septiembre álgido en el país, con un aumento considerable en los alimentos, en el transporte y los arriendos, con un debate caldeado y una población que hace cálculos entre el continuismo y el totalitarismo y por qué no, el volver a la derecha moderada de Mauricio Macri y su candidata Bullrich.

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