Resurgir tras una tragedia, así persiste Pozo Azul

Hace cerca de 50 años, la población del sector Pozo Azul obtenía el servicio del agua de una forma diferente. Por la parte superior de la montaña pasaba una manguera que había puesto el señor Teddy Turbay, quien en ese entonces era director de la Cruz Roja del Meta, para consumo en su finca ubicada en La Loma, de la cual, sin previo aviso, se adhirió la comunidad.

Luis Contreras, líder de la desaparecida Asociación de Vecinos de Pozo Azul. Foto: Acueducto Comunitario de Pozo Azul

Tiempo después, Turbay se percató de que se había reducido el flujo del preciado líquido para su consumo personal, así que decidió inspeccionar la red y descubrió la gran cantidad de puntos que se le habían unido a su red, así que decidió retirar las conexiones y reunir a la comunidad para llegar a un acuerdo, cediendo parte del tanque de almacenamiento y donó unos rollos de manguera de tres pulgadas para que se diera un acceso equitativo al agua.

Cada vez que llovía fuerte, el caudal de la quebrada aumentaba afectando la red, entonces se reunían varios vecinos y vecinas, quienes iban a ver el daño y la forma de solucionarlo, así hemos fortalecido el tejido comunitario. Durante el 2015, en épocas de elecciones, Mario Rey, quien aspiraba al Concejo Municipal, dio a la comunidad del sector un tanque plástico polietileno de 10.000 litros para almacenamiento con varios rollos de manguera. En ese momento, había aproximadamente 10 casas, es decir, entre 40 y 60 usuarios/as, que vieron la necesidad de unir fuerzas para forjar el proyecto laboral del acueducto. Empezaron tomando el agua directamente de la fuente hídrica por medio de mangueras para recolectarla en el tanque de almacenamiento y así llevarla a las viviendas. Desde entonces y hasta el día de hoy, todo ha sido artesanal, pero con el trabajo de la comunidad las redes se han ido mejorando.

Melitón Garzón, encargado del mantenimiento del acueducto de Pozo Azul. Foto: Acueducto Comunitario de Pozo Azul

En mayo del 2016, tras una fuerte tempestad se presentó una avalancha en la zona, provocando remoción de masa, suspensión del servicio de agua y afectación a toda la comunidad. Algunos/as perdieron sus pertenecías y una persona falleció. Las y los habitantes se vieron en la obligación de ponerse botas de caucho y reinventarse para que el líquido vital llegara nuevamente a las viviendas. Fue así que se buscó la manera de captar el fluido de otra parte construyendo una bocatoma con costales de lona llenos de arena y plástico en el piso, para represar el agua que baja de unos nacederos diferentes de la quebrada Blanca, más conocida como Pozo Azul, de allí van a un tanque desarenador y luego al tanque de almacenamiento que distribuye el líquido por la red y culmina en cada una de las casas de la zona.

Para constituir legalmente el acueducto, se hicieron varias reuniones hasta conformarse la Asociación de Vecinos, encabezada por los señores Floberto Acosta y Luis Contreras y más directivos, quienes, junto a la comunidad, intentaron establecer la Junta de Acción Comunal (JAC), pero el esfuerzo fue en vano; pues no había suficiente voluntad por parte de las y los residentes. Después de cinco años de lucha, se dio por terminada la Asociación.

Luego de este fracaso un grupo de vecinos y vecinas se hizo cargo de las labores de mantenimiento y sostenibilidad del acueducto, entre ellos/as, el señor Melitón Garzón y Guillermo Ramírez, quienes, desde hace tiempo, suelen ir a la bocatoma para monitorear el buen funcionamiento del acueducto.

Guillermo Ramírez, encargado del mantenimiento del acueducto de Pozo Azul. Foto: Acueducto Comunitario de Pozo Azul

Hace aproximadamente dos años, se citó a una reunión donde se retomó el tema de la necesidad de crear la JAC, y así poder darle legalidad al proyecto de concesión de aguas.

Nos reunimos aproximadamente 30 personas para elegir unos dignatarios, los cuales empezaron a trabajar en la conformación de la Junta, y obtener recursos para el mejoramiento de la represa y toda la red que se había deteriorado año tras año, quedando a la intemperie. Con el fin de lograr este objetivo, se hicieron actividades profondos y la comunidad empezó a hacer un aporte mensual para la adecuación del acueducto. Así se logró cambiar más del 50% de la red de conducción en manguera tubo Flex y se mejoraron las acometidas de 64 viviendas, obteniendo un control del buen y adecuado uso de las redes.

Después de terminar con el trabajo de mejoramiento, nos enfocamos en lograr la legalización del sector y reunir la documentación necesaria para solicitar la personería jurídica en la Secretaria de Participación Ciudadana de Villavicencio. Nos pidieron realizar unas correcciones en los estatutos y actas, hicimos caso y volvimos a radicar.

Así, el 15 de enero del 2021, nos notificaron que ya podíamos dirigirnos a las instalaciones de la Secretaría de Participación Ciudadana del municipio para recibir el auto de reconocimiento de la personería jurídica de la Junta de Acción Comunal del sector Pozo Azul con la Resolución 022 del 30 de diciembre del 2020. La mesa directiva quedó conformada por José Manuel Falla como presidente, Mayda Castro como vicepresidenta, Alexandra Gutiérrez como tesorera, Edwin Stiven Rivera como secretario y Edgar Baquero como fiscal.

Hoy, el sentir de la comunidad es colectivo, porque cuenta «Con un acueducto ya legalmente constituido, con todo apropiado para darle un servicio de calidad a la comunidad. Cumpliendo el sueño hecho realidad a los residentes del sector, quienes han luchado por mantener y sostener el acueducto y el servicio por generaciones».

Si quieres conocer más historias de los acueductos comunitarios en Villavicencio, échale un vistazo a la revista realizada por ACER con apoyo de Censat Agua Viva Amigos de la Tierra Colombia y Terre Des Hommes, bajo la edición de El Cuarto Mosquetero. Puedes descargarla aquí: Lucha y resistencia por la gestión comunitaria del agua en el Meta

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