Chingaza es más que un páramo, es agua, vida, conservación, tradición indígena y ejemplo de restauración.
El páramo de Chingaza ubicado en la cordillera de los Andes se conecta con los llanos orientales colindando con los municipios de Cumaral, San Juanito, El Calvario, y Restrepo, así mismo es la principal fábrica hídrica para los departamentos de Cundinamarca y el Meta, de allí nacen vertientes que transportan el agua para diferentes municipios de los departamentos, en el caso del municipio de Villavicencio, baja del páramo y llega a quebrada Honda hasta la bocatoma para hacer todo el proceso físico químico y repartirla a toda la ciudad.
Más allá de solo abastecernos de agua, Chingaza cuenta una historia en cada frailejón y camino recorrido, un antes y un después del conflicto armado, en los años noventa los grupos armados y el Ejército usaron a Chingaza como campo de combate, en los municipios de San Juanito, El Calvario y Monterredondo que colindan con el páramo, se escuchaban los disparos y las minas explotar, se veían los incendios, el impacto de la guerra iba quedando presente en huellas de botas marcadas en el barro, frailejones de años tumbados para hacer camas, animales cazados para poder mantenerse y restos de fogatas para no morir de frío en las noches, las comunidades que allí habitaban fueron despojadas, dejando todo para no ser una cifra más en medio de la guerra o ser obligados a hacer parte de esta.
Hasta el año 2007 sin ser permitido, Chingaza empezó a recibir entre 800 y 1.000 turistas al año que se adentraban con miedo a conocer este paraíso, de ahí en adelante todo fue un boca a boca para que más personas se atrevieran a vivir la experiencia, actualmente en la parte oriental del piedemonte llanero no hay activación de turismo, la entrada directa por los municipios de San Juanito, El Calvario, Restrepo y Cumaral no está habilitada, el conflicto dejó residuos de minas por estos senderos que no brindan seguridad para una exploración o posibilitan la activación para realizar expediciones o generar investigaciones profundas en este sector, así mismo no se puede levantar una planificación total del territorio hasta que no sea posible una investigación de los senderos que conectan con el piedemonte llanero.
A través de los años Chingaza se ha ido recuperando, convirtiéndose en uno de los principales resguardos para la fauna a nivel nacional y generando corredores de especies entre la Orinoquia y la cordillera de los Andes, permitiendo que las especies vayan y vengan generando flujo genético que aumenta la probabilidad de sobrevivir, así mismo se ha evidenciado un aumento positivo en la relación entre las comunidades y las especies, enfocando el proceso en pro de la conservación y restauración de los ecosistemas, por medio de un cambio de perspectiva de las poblaciones para que habiten el territorio con perspectiva ambiental, direccionado siempre hacia el desarrollo de la biodiversidad, sistemas productivos sostenibles, guianzas científicas, entre otras, con el fin de no depender en un 100% del extractivismo, ganadería u otras actividades que impacten negativamente el ecosistema.
Aunque actualmente en el proceso con las comunidades falte mucho por recorrer y aún se presenten discrepancias entre las especies que habitan los territorios, se considera todo el proceso que se ha llevado hasta ahora, que seguirá como un reto tanto del campesinado como de los ecosistemas, apuntando a lograr un equilibrio entre los entre ambos actores sin afectar las actividades económicas; de la misma manera, todos podemos aportar al reto que enfrentan el campesinado y los ecosistemas.
Empero Villavicencio no esté ubicado directamente en el páramo de Chingaza, la educación ambiental es el principal actor para generar un cambio en la ciudad y resaltar la importancia de cómo nos beneficiamos de estos ecosistemas y qué podemos hacer para impactar positivamente, cada uno puede generar un cambio individual o buscar hacerlo de manera colectiva.
Aparte de resaltar lo que significa Chingaza para nosotros y su importancia, la invitación es que nos apropiemos del territorio, para que conozcamos, respetemos y actuemos por él.
*Opinión y responsabilidad del autor de la columna, mas no de El Cuarto Mosquetero, medio de comunicación alternativo y popular que se propone servir a las comunidades y movimientos sociales en el Meta y Colombia.
Ingeniera ambiental de la Santo Tomás, 23 años, investigadora en el Observatorio Popular de Género, guardaparamo del complejo Chingaza, relato el medio ambiente desde una perspectiva crítica para generar ruido en la sociedad.