Palestina, entre la barbarie y el silencio

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Con el aumento de las voces desde diversas organizaciones internacionales y algunos estados que advierten y condenan la barbarie que Israel comete a diario en Palestina, crece el silencio de los grandes medios de comunicación. Medios hegemónicos como CNN (USA) y BBC (Reino Unido) abordan el asunto del conflicto armado con amplitud, pero desde el enfoque político y/o de la geopolítica estando muy lejos de la enorme crisis humanitaria que viven los palestinos y palestinas.

La gran mayoría de las declaraciones de las agencias internacionales no son cubiertas por la prensa hegemónica que tienen acceso a millones de consumidores de información. Es una especie de silencio en donde las líneas editoriales están alineadas a los intereses de occidente, las matanzas diarias quedan relegadas a la exhibición del enorme poder de fuego de Israel y de declaraciones de líderes mundiales que piden paz, pero que sus acciones en el terreno no son visibles.

A la fecha han muerto unos 1.200 israelíes, según la actualización diaria del estado de Israel y más de 27 mil palestinos/as de acuerdo con el Ministerio de Salud de la Franja de Gaza, la gran mayoría civiles, entre los que se destacan niños, niñas, adolescentes y mujeres. Para Ómar Shakir, director de Israel y Palestina para Human Rights Watch, la actual crisis humanitaria es producto de años de impunidad ante los ataques ilegales de Israel contra Palestina y que, a la fecha, muy pocos estados se atreven a condenar. En ese sentido el accionar de la nación judía goza de una especie validación de facto y las posibilidades de una pausa de las acciones bélicas que garantice la seguridad de la población civil están muy lejos.

“¿Cuántos civiles más deben sufrir o ser asesinados como resultado de crímenes de guerra, hasta que los países que proporcionan armas interrumpan este suministro y tomen medidas para poner fin a estas atrocidades?” Expresó Shakir en conferencia de prensa en la publicación del informe mundial 2023 de esta organización internacional. Al 02 de enero el 85% de la población de Gaza había sido desplazada por acciones bélicas o amenazadas por parte de Israel, lo que corresponde a casi dos millones de personas que tuvieron que huir de sus hogares.

En el otro lado de Palestina, en Cisjordania, según cifras de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas OCAH, en el 2023 fueron asesinados 492 palestinos, entre ellos 192 niños y niñas por acciones de uso excesivo de la fuerza e, incluso, ejecuciones extrajudiciales. Así mismo, según esta oficina, al 01 de enero de 2024, Israel mantenía a 3.291 palestinos bajo detención administrativa sin que se les presenten cargos o sean llevados a juicio.

A lo anterior se le suma la violencia que ejercen los colonos contra la población civil de palestina, ya que, en ese mismo año, se registraron en promedio tres casos violentos de toda índole por día. La OCAH registró 1.227 incidentes de violencia física de todo tipo y de daño a bienes palestinos por parte de la población civil israelí. Esto significaría el año de mayor violencia por parte de los colonos.

El pasado 31 de enero de 2024, el director de emergencias de la Organización Mundial de la Salud, Michael Ryan, declaró en rueda de prensa que la población en Palestina “se muere de hambre” y que es urgente revisar el bloqueo de Israel porque los palestinos y palestinas “están al borde del abismo”. Incluso, Ryan, se atrevió a ir mucho más lejos al afirmar que si le preguntaran que si la situación se puede agravar “diría que sí, completamente”.

En Palestina para organizaciones como Human Rights Watch HRW les preocupan dos cosas, los bombardeos indiscriminados en donde están muriendo civiles por miles y el asedio de ciudades y poblados por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel. Este último mantiene sitiados casi todos los centros poblados, quedando una pequeña franja de ingreso de suministros por el punto fronterizo de Rafah, entre Palestina y Egipto, el mismo que Israel ha intentado bloquear, pero que Egipto ha manifestado que eso sería cruzar una línea roja.

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Manifestación a favor del pueblo palestino en Montevideo (Uruguay). EP. Fotografía: elplural.com

“Tengo que caminar 3 kilómetros para traer 4 litros [de agua]. Y no hay comida. Si encontramos alguna, son latas. No comemos bien», manifestó Marwan de 30 años a HRW y que fue publicado en su informe anual 2023 y que alcanzó a recoger algunos testimonios que reflejan la difícil situación que viven las y los palestinos. El pasado 18 de diciembre esta organización internacional declaró ante medios de comunicación que Israel estaba utilizando el hambre como arma de guerra. Según la ONU siendo citada por Oxfam, más de la mitad de la población de Palestina se enfrenta a condiciones de hambruna y el 90% no come todos los días.

Israel conoce muy bien esa estrategia, ya que en el 2007 cuando impuso un bloqueo estricto hicieron un estudio de las necesidades alimentarias de zonas como la Franja de Gaza, por ello saben muy bien el límite de productos que pueden ingresar sin que maten a la población de hambre, pero que vivan condiciones muy precarias haciendo invivible el territorio. Lo mismo sucede con el agua, casi todas las fuentes de agua son externas, es decir, dependen de Israel, es por ello que casi el 97% de las tuberías no son funcionales o su agua no es potable, como afirmaron equipos de la ONU en el pasado mes de noviembre.

El 04 de noviembre la ONU declaró que a esa fecha y desde el 07 de octubre, solo pudo ingresar el 2% del total de alimentos y suministros que la Franja de Gaza necesita con regularidad. Para esos días se calculaba que por cada palestino y palestina solo había una media de dos trozos de pan al día y que ya no existían panaderías en el norte de Gaza. Desde el inicio de la ofensiva empezaron los cortes de agua y electricidad y sumado a la falta de combustible, la producción de alimentos empezó a ser muy difícil.

En el mes de noviembre las Naciones Unidas pusieron el panorama en relieve, antes de la ofensiva de las fuerzas israelíes ingresaban solamente a la Franja de Gaza -sin contar Cisjordania- un promedio de 500 camiones diarios con alimentos y toda clase de suministros por los pasos fronterizos habilitados. Desde el 17 de octubre al 15 de noviembre, solo hubo un ingreso de 42 camiones por el paso de Kerem Shalon y, desde esa fecha hasta el mes de enero de 2024, los ingresos han sido a cuenta gotas y con un máximo de 200 camiones solo durante la semana de tregua.

«Es una guerra de hambre. Nos obligaron a abandonar nuestras casas, destruyeron nuestras casas y nuestros negocios y nos llevaron al sur, donde moriremos a causa de sus bombas, o de hambre». Dijo Abdel Aziz Mohammad a Reuters en una entrevista en el mes de diciembre. La última semana del mes de diciembre y justo en el sur de Gaza, la ONU denunció ante medios internacionales que medios aéreos israelíes bombardearon un convoy con ayuda humanitaria en el que murieron varios empleados de agencias de esta organización.

HWR manifestó en el mes de diciembre que el mes anterior -noviembre- había sido crítico para la infraestructura civil y que se había allanado el terreno para una crisis humanitaria sin precedentes en la región. En ese mes se bombardearon de manera masiva acueductos e instalaciones de agua, como tanques aéreos y subterráneos y el 15 de noviembre se bombardeó el último molino de trigo, lo que inevitablemente privó a la zona de producción de harina. Con las acciones de nivelación del terreno no solo se destruyen las unidades habitacionales, también se afecta severamente el suelo destinado a producción agrícola. Esto va a ocasionar enormes afectaciones en un futuro cercano para la seguridad alimentaria de Gaza.

Las reacciones de las agencias humanitarias presentes en Gaza no se han hecho esperar. El 28 de noviembre el jefe de la ONU, António Guterres, declaró: “la catástrofe humanitaria en Gaza está empeorando cada día”. Una declaración que algo corta ante la situación que superaba las capacidades de las agencias humanitarias para reaccionar. Desde allí, las declaraciones de otras agencias subieron de tono, incluso por parte de funcionarios de la misma ONU. Martín Griffith, jefe de Asuntos Humanitarios de la Naciones Unidas, afirmó que la situación en Gaza es lo peor que ha vivido en sus más de 20 años de experiencia, porque a diferencia de otros conflictos, las y los palestinos no tienen a donde huir, están atrapados.

Ante los ataques a las instalaciones médicas y sanitarias, Médicos Sin fronteras publicó un video en el que aseguraban que “esta brutal aniquilación del sistema de salud de una población va más allá de lo que la ayuda humanitaria puede solucionar”. El 4 de diciembre la presidenta de la Cruz Roja, Mirjana Spoljaric, manifestó que “las cosas que vi allí (Gaza) van más allá de cualquier cosa que cualquiera debería estar en condiciones de describir”.

El 3 de diciembre, el secretario de la OMS, Tedros Adhanom, habló de sus preocupaciones: “los pacientes recibían atención en el suelo, gritando de dolor…No encuentro palabras lo suficientemente fuertes para expresar nuestra preocupación por lo que estamos presenciando». El 19 de diciembre James Elder, portavoz de Unicef declaró: Estoy furioso porque los niños que se están recuperando de amputaciones en los hospitales luego son asesinados en esos hospitales”.

Mientras esta nota era escrita las acciones bélicas, la mayoría que afectan a la población civil continuaron, en diversos frentes y con cambios en algunas zonas, especialmente en los pasos fronterizos y con baja cobertura mediática de esta catástrofe humanitaria. Por ello la urgencia de las voces desde todos los sectores para que la presión mediática y las acciones de Sudáfrica en la Corte Penal Internacional como mínimo frenen esta barbarie.

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