Hace ochos años, un análisis realizado al agua del centro poblado de Pachaquiaro, arrojó como resultado que el líquido suministrado no es apto para el consumo humano, sin embargo, este se sigue utilizando como recurso hídrico en la población.
Pachaquiaro está ubicado a 58 km, aproximadamente, de la ciudad de Villavicencio; cuenta con algo más de 2.000 habitantes, hace parte del sector rural del municipio de Puerto López y se sitúa sobre la arteria vial que comunica a Puerto Gaitán con Villavicencio.
Esta jurisdicción lleva años de lucha en torno a la búsqueda de la implementación y correcto funcionamiento de los tanques elevados que se encuentran instalados dentro del casco urbano, sin embargo, todos los intentos realizados por la obtención de un acueducto que suministre agua potable o, por lo menos apta para el consumo humano, han sido fallidos.
En 2007, durante el gobierno de Heliodoro León, se realizó una inversión de 2.800 millones de pesos para el tratamiento del agua y alcantarillado, pero el suministro y mejoramiento del líquido, nunca presentó cambios.
Tras la posesión de Carlos Julio Gutiérrez como alcalde del municipio de Puerto López, en el año 2020 la empresa Parex Resources firmó un convenio con la Alcaldía del municipio, dando inicio a la construcción del nuevo sistema de acueducto del centro poblado, que incluía la perforación del pozo profundo y la construcción de la Planta de Tratamiento de Agua Potable (PTAP).
Libia Oliva Gámez, habitante del Barrio “Villa Alba” en Pachaquiaro, precisa que “hace menos de un año colocaron redes que no sirvieron para nada y ahora volvieron otra vez a hacerlo, pero no cambiaron toda la tubería”, situación que perjudica a la ciudadanía y los recursos invertidos, ya que la circulación del agua generará consecuencias en las conexiones y seguirá habiendo daños dentro del sistema de instalación.
Fuentes cercanas al manejo, mantenimiento y suministro del agua, aseguraron que el tanque que se construyó hace dos años por parte de Parex y la Alcaldía, “no está en uso por la poca capacidad en litros de agua que se necesitan para el suministro”, información que se adhiere al mal uso de recursos, inversiones y diseños infraestructurales, que expresan los habitantes del sector.
El agua llega a tanques y canecas en las casas durante una hora al día por medio de tubos que se distribuyen desde la PTAP, sin embargo, cada dos o tres días debe realizarse el lavado a los medios de recolección de agua, debido al olor a oxido que produce y el color ocre que mancha estos almacenamientos. Virginia Carrero, habitante del casco urbano, menciona que “el agua llega poquita y sucia”, además, agrega que “los tanques hay que estarlos lavando seguido porque el agua sale amarilla y percude los baldes”.
La necesidad de tener agua medianamente apta para el consumo humano, llevó a los habitantes a la construcción de jagüeys, convirtiéndose en una práctica natural y un negocio para quien los hace, ya que “el agua no es potable, pero sí es más limpia que la que llega del acueducto”, señala la señora Libia Gámez.
Al conocer la situación, El Cuarto Mosquetero hizo un intento por establecer contacto con la Alcaldía, pero no hubo respuesta.
Por su parte, los habitantes del centro poblado exclaman su inconformidad frente al suministro del agua, y esperan no soluciones rápidas y temporales, sino reales y estables que mejoren la calidad de vida y eviten la exposición de sus cuerpos frente a posibles infecciones estomacales, sarpullidos y demás quebrantos de salud.
Por: Lina María Hurtado