Más allá del adultocentrismo: 21 de agosto, Día de las Infancias

Las infancias han re-existido ante las violencias sistémicas e históricas fruto de la hegemonía patriarcal, colonial, bélica y adultocéntrica. En este sentido, reconocer las realidades que viven las niñas, niños y niñes en Latinoamérica y el resto del mundo, contribuye a dignificarlas -como indica la Constitución Política de Colombia- como personas sujetas de especial protección.

Con todo, el reconocimiento -al gran número de violaciones a los derechos de las infancias- ha propiciado la consolidación de instrumentos universales y compromisos internacionales, tales como la Declaración Universal de los Derechos del Niño (20 de noviembre de 1959) y la aprobación de la Convención de los Derechos del Niño (20 de noviembre de 1989).
Con estos antecedentes, el 20 de noviembre devino y se consolidó como el Día Universal del Niño, sin que ello implicara la perdida de la autonomía de cada país a la hora de designar un día para promover el bienestar y los derechos de las y los menores. De esta forma, muchos países han definido una fecha para homenajear a la Niñez; como es el caso de Argentina, que, año tras año, desde el 2013, celebra durante el tercer domingo de agosto el “Día del niño”.

Sin embargo, esta celebración ha sufrido modificaciones, en consonancia a las exigencias y los reclamos sociales cada vez más sonantes. Ante esta situación, hoy, 21 de agosto de 2022, más allá de celebrar en Argentina el “Día del Niño” se homenajea a la niñez, como el “Día de las Infancias”. Esta diferenciación, promovida por la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) desde el 2020, destaca y da paso a la consideración de las infancias en su diversidad.

De manera particular, la modificación a “Día de las Infancias” coadyuva a la visibilización de los afrontamientos y las resistencias de las infancias no hegemónicas y más vulnerabilizadas, tales como las infancias trans, discas, racializadas, empobrecidas, periféricas, desplazadas y víctimas de la guerra. Este reconocimiento a la diversidad ayuda a comprender las violencias diferenciadas, y la imbricación de opresiones tras la no garantía de derechos de las y los infantes a la educación, la salud, la familia, la vivienda, la alimentación y la identidad.

Este 21 de agosto recuerda las re-existencias y resistencias de la población más joven, no solo en Argentina sino en toda Latinoamérica. Puesto que existe una deuda no restaurativa con las personas que en su infancia no lograron el goce efectivo de sus derechos humanos. Los sujetos de especial protección no han de seguir viendo sus proyectos de vida truncados por la insuficiente protección e inefectiva participación corresponsable de la familia, la sociedad y el Estado.

¡Como sociedad se debe asumir la responsabilidad de acompañar y proteger integralmente a las infancias, así como luchar por el goce efectivo de sus derechos humanos!

 

Texto de Ale Osorio