¿En la cuarentena acabarán con la Amazonía?

Un informe de Semana Rural reveló fotografías de la región amazónica con vista aérea que mostraban parches extensos de deforestación en medio del follaje verde de lo que hoy es considerado el pulmón del mundo. La cuarentena ha potenciado el destrozo descontrolado de la región, por parte de acaparadores de tierras, mafias asociadas al narcotráfico y grupos al margen de la Ley.

En estos días de aislamiento, la naturaleza ha regalado sorpresivos espectáculos. El estancamiento de la producción a gran escala en en el país, la escasa presencia humana y la reducción de actividades perjudiciales contra los ecosistemas, como disposición de basuras, humo de los vehículos, descargas tóxicas y ruido, ha permitido que en diferentes áreas urbanas, aparezcan animales que antes se mantenían ocultos en la seguridad de las selvas, bosques y sabanas, espacios recónditos escasamente habitados por el hombre.

Sin embargo, la Amazonía no ha podido disfrutar de ese respiro de alivio, contrario a lo que se esperaría, la deforestación en esa zona ha aumentado de manera preocupante. Cifras del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI, muestran que entre el 1 y 31 de marzo de este año, en los departamentos que componen la Amazonía, se registraron 12.953 puntos de calor, panorama que para esa misma época pero en el 2019 fue de 4.691. Lo que revela un incremento notable del deterioro en la región, altamente relacionado con incendios forestales.

El ambientalista y miembro de la Mesa Hídrica del Piedemonte llanero, Julián Villa, conversó con El Cuarto Mosquetero para advertir sobre las consecuencias de este fenómeno y la necesidad de replantear un modelo económico a nivel mundial, que pueda mantener el equilibrio con el medio ambiente, de manera que tanto la especie humana como la naturaleza, puedan subsistir sin la existencia del deterioro unilateral.

En Villavicencio también hay deforestación

Julián Villa aseguró que en estos momentos de pandemia y aislamiento, no motiva la necesidad sino el oportunismo, es decir, quienes están promoviendo y financiando la quema y tala de bosques en la Amazonía, son personas con un gran músculo económico. Desde los años 90, la deforestación han sido causada con el fin de extender terrenos para la cría de ganado y plantaciones de soja y aceite de palma, según lo indicó el portal web El Orden Mundial.

Sin embargo, este problema de deforestación en medio de la cuarentena, también se ha venido presentando a nivel local, pero con intereses económicos distintos: transformar de manera forzosa ecosistemas naturales en terrenos para establecer urbanizaciones. Según el ambientalista, la comunidad de los sectores de San Antonio y El Brillante, le hicieron llegar una denuncia de deforestación alrededor en un bosque ripario (bosque ligado a la ribera de un río). Versiones de los vecinos del sector señalan que desde el pasado lunes, desconocidos están talando en esa zona y ya tienen 20 o 30 lotes demarcados.

Quienes perpetran estos crímenes ambientales, manifestó Villa, suelen ser grupos de urbanizadores piratas que buscan transformar ecosistemas de las rondas de los caños y lagunas para estafar a incautos, vendiendoles lotes que no están legalmente constituidos. Esto conlleva a un problema para el comprador, quien después tendrá que ser desplazado de esa área debido a que es reserva natural, el ciudadano a su vez pedirá al municipio que le brinde una solución para poder desalojar el sitio y no perder su vivienda. Estos procesos pueden tardar años y muchas veces se ven estancados o entorpecidos por el comportamiento propio de la justicia colombiana.

Es por eso que la difusión de estos casos resulta vital para detener ese tipo de delitos, pues la incapacidad operativa de las autoridades, según el ambientalista, ha permitido que la problemática avance y se formalice, tal como ya ha sucedido en la reserva natural de la vereda Buenavista, el área de manejo especial Macarena y los Parques Nacionales. En Villavicencio, al parecer, estos grupos están asociados a grupos al margen de la Ley o bandas criminales.

De acuerdo con Villa, la denuncia ya se ha interpuesto ante Cormacarena y pronto se llevará el caso a la Fiscalía para que lo más pronto posible, se detenga la tala de la ya mencionada área boscosa. Además se espera que las entidades de control como la Procuraduría y la Contraloría, intervenga en el proceso de las autoridades ambientales para investigar estos hechos.

Grupos criminales asociados a la deforestación en la Amazonía

En la Amazonía la situación es mucho más grave. No solo las industrias extractivas de minería y de petróleo están detrás de estos delitos, sino también por organizaciones criminales diversas, como disidencias de las FARC, Los Puntilleros, entre otros, según la Fiscalía General de la Nación. Estos actos están impulsados por actividades ilícitas como el acaparamiento de tierras, el tráfico de madera, la minería ilegal y el narcotráfico en la Amazonía.

Respecto a las personas que usan estas grandes organizaciones para perpetrar estos delitos, existe un debate al definir si se trata de campesinos o colonos. Julián Villa afirmó que es necesario caracterizar a estas poblaciones de acuerdo a sus comportamientos. Los campesinos, por ejemplo, generalmente tienen vocación agrícola y se dedican a cosechar y sembrar alimentos para consumo propio y comercialización, aunque también se dedican a la pequeña ganadería; mientras que los colonos, generalmente llegan a las áreas rurales en busca de un empleo indefinido para poder subsistir, estos últimos, son los que en su mayoría, se dedican a la tala y quema ilegal de los bosques.

El actuar de estos grupos armados ha llegado a tal punto que, recientemente circularon unos panfletos en el departamento del Guaviare que incitan a los campesinos de la Amazonia a acabar con los bosques y adueñarse de las tierras.

“El Gobierno no resuelve el problema de la tierra y el buen vivir de los campesinos. Por lo tanto, nuestra organización abre la posibilidad de que se tumbe la montaña, aclarando que debe tumbar quien no tenga tierra y solamente la cantidad que pueda trabajar. Primero tienen que arreglar los rastrojos y deben dejar un margen de 50 metros a la orilla de las fuentes hídricas. Es prudente cuidar el medioambiente, pero no por eso el campesino debe privarse del buen vivir”, se lee en el panfleto.

Aunque el documento le ordena a los campesinos trabajar primero las tierras que ya fueron taladas, luego les explica que pueden tumbar el bosque que necesiten para convertirlos en pastizales. “Queda prohibido vender las tumbas de baldíos hasta los cinco años que tenga de posesión. Advertimos que quien no cumpla con esto será expropiado de sus predios. Agradecemos el cumplimiento de estas orientaciones”, argumenta el texto firmado por la unidad Jhon Linares del frente comandante Jorge Briceño de las disidencias de las FARC.

Incluso, en el comunicado las disidencias amenazan con declarar objetivos militares a Parques Nacionales, Instituto Sinchi, Misión Amazonía y corporaciones autónomas, y le exigen a la comunidad abandonar sus proyectos, pues aseguran que hacen parte del capitalismo: “No admitimos en nuestras áreas de influencia ningún proyecto de la Organización de los Estados Americanos (OEA), impulsados por la Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos (Usaid) y operados por Misión Amazonía, Gilberto Austria, Instituto Amazónico de Investigación Científica Sinchi, Corporación para el Desarrollo de la Amazonia (CDA), Cormacarena, Parques Nacionales, entre otros”.

Foto: Parques Nacionales

Liadson Felipe Henao, fundador y director de Pipe Q-ida, se declaró preocupado ante las amenazas, señalando que de esa manera, le cierran las puertas como ambientalista que trabaja con jóvenes en pro del cuidado de la Amazonía, específicamente en el área del Guaviare y la Serranía del Chiribiquete.

A pesar de que el trabajo de Pipe Q-ida es por voluntariado y su organización es sin ánimo de lucro, sostener estas iniciativas se hace complejo, sobretodo cuando se trabaja con comunidades en condición de vulnerabilidad. Es así que muchos de estos proyectos buscan recursos o fortalecimientos de las organizaciones que en el panfleto fueron declaradas blanco de amenazas. “Nosotros ya habíamos empezado a realizar capacitaciones en el sector rural, y nuevamente han frustrado el trabajo que hemos venido haciendo (…) ponen en vilo el trabajo de organizaciones que no dependen de ninguna entidad”, afirmó Henao.

Esto además de afectar el proceso que llevaba la organización en territorios rurales, también le ubica en un área de riesgo, pues ha visibilizado lo que está ocurriendo en el territorio y ha denunciado las diferentes problemáticas que afectan la región en materia ambiental.

¿Y las consecuencias a nivel ambiental?

La espesa capa verdosa de esta región se extiende sobre nueve países de Latinoamérica: Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana, Guayana Francesa, y Surinam. En varios de estos lugares, se viene replicando el problema ambiental de la tala y quema de bosques, alcanzando el 19% de deforestación. Si el porcentaje asciende a 20%, la región perderá la capacidad de autosostenerse y capturar carbono, tampoco podrá regular el ciclo hídrico ni producir oxígeno, según advirtió Julián Villa.

Esto no solo afecta directamente a la Amazonia sino también a los llanos orientales y el centro de Colombia, áreas que dependen del agua que viene de esa zona. Villa explicó que el agua del océano, fluye a la selva y de ahí circula y se la traslada al piedemonte llanero. En esta etapa, el agua llega en forma de vapor y capturada por nuestros páramos, los cuales la retienen y la liberan lentamente, para suministrar así el líquido vital a la Orinoquia y parte del centro del país.

En conclusión, si se extingue la Amazonía, el territorio sufrirá un estrés hídrico, y el acceso al agua se convertirá en un beneficio de pocos. No obstante, evitar que esto suceda, no es solo trabajo de Colombia, los demás países también deben implementar políticas de conservación de la Amazonía.

En Colombia, por ejemplo, se estableció la Sentencia 4036 del 2018, mediante la cual la Corte Suprema de Justicia, obliga al Gobierno Nacional a aplicar mecanismos para frenar la deforestación.

Entre lo exigido, está la elaboración del “Pacto Intergeneracional por la Vida del Amazonas Colombiano–PIVAC” para reducir a cero la deforestación y los gases efecto invernadero, la incorporación de componentes de preservación medioambiental en los planes municipales de ordenamiento territorial, y la ejecución efectiva de medidas policivas, judiciales y administrativas por parte de las tres corporaciones autónomas regionales con jurisdicción en el territorio amazónico.

Sin embargo, dos años después de que el país celebrará esa hazaña jurídica, la deforestación en Colombia, como ya se ha evidenciado a lo largo de este artículo, sigue fuera de control. Lo que es más preocupante, es que frente a las cuatro órdenes entregadas por la Corte, a entidades públicas de orden nacional y local, las respuestas han sido muy pocas, casi nulas, lo que podría acarrear sanciones al desacatar una orden de la Corte, según el centro de estudios jurídicos y sociales DeJusticia.

¿Puede la humanidad lograr convivir en armonía con el planeta?

A esta pregunta, Julian Villa planteó que el modelo de ocupación del territorio debe cambiar, establecer límites específicos de aprovechamiento de los ecosistemas estratégicos que requieren de especial conservación, pues albergan la fauna y la biodiversidad, que son de carácter fundamental para cualquier especie viviente.

La intervención humana y las actividades culturales han ido deteriorando la frontera agrícola de la Orinoquía frente a la selva del Amazonas. De hecho, según el ambientalista, el Meta tiene el 30% de la zona norte del Amazonas, pero la ganadería extensiva y la producción a gran escala de palma de aceite y otro tipo de monocultivos, la han ido impactado de manera negativa.

“El Covid-19 nos enseñó que si se podía parar todo, (…) nos está haciendo recordar que la naturaleza nos brindaba aire de manera gratuita, ahora los enfermos o los que están susceptibles, tienen que verse obligados a comprar oxigeno para poder respirar y sostener la vida”, mencionó el ambientalista, afirmando además que se debe generar una reflexión colectiva, una que permita a las personas, reconstruir y ser propositivas frente a la preservación del medio ambiente, pues las consecuencias económicas que vienen son graves debido a que la humanidad, hasta el momento, no ha implementado un modelo diferente de producción que no implique el deterioro de los ecosistemas.

Tras el regreso a las labores económicas, el país tendrá dos retos prioritarios: generar empleo y alimentar a la población. Frente a esto, Villa sugirió que se deben implementar políticas de Estado, en las que se generen emprendimientos sustentables encaminados al desarrollo de actividades orientadas a la mitigación, reducción o eliminación de problemáticas ambientales.

En cuanto al alimento de la población, el ambientalista señaló que la ciudadanía debe pensar en su relación con el territorio, pues en él puede volverse sembradora, estableciendo huertas caseras para consumo del hogar. Estas se logran en espacios pequeños que se pueden utilizar de manera muy eficiente, desplazando así los monocultivos extensivos, que representan otro veneno para los ecosistemas.

Solo los administradores pueden añadir usuarios.