Fotografiar el llano: el crear desde varias miradas

En los últimos años, Villavicencio ha empezado a sentir una transformación a resaltar en su panorama cultural. El surgimiento de nuevas expresiones artísticas ha potenciado no solamente el hacer, pues también se ha empezado a fomentar un discurso en torno a la cultura en la ciudad.

En el marco de esto, florece el movimiento fotográfico, el cual en los últimos tiempos ha empezado a redefinir cómo se está percibiendo y cómo se está documentando la ciudad. Este movimiento en crecimiento ha permitido que la fotografía se perciba como una herramienta de suma importancia para la memoria colectiva, pero también para impulsar a una comunidad vibrante de fotógrafos y fotógrafas que empiezan a interesarse por entender que son parte de algo más grande. Que sus imágenes eventualmente son capturas inmortales de la esencia de la Villavicencio que habitan desde ángulos novedosos y reveladores.

Históricamente Villavicencio es conocida como la capital de los llanos orientales, la ciudad puerta al llano que se robustece a diario por su vitalidad económica y por ser la puerta del suroriente del país hacia Bogotá. Esto junto a la herencia cultural del joropo ha logrado que viva en un loop de representaciones marcadas por estereotipos que, al final, no logran capturar la complejidad o dinamismo de la ciudad y la gente que allí vive. Sin embargo, como todo cambia, las iniciativas desde distintos sectores y distintas apuestas han empezado a generar una mutación en la narrativa. Fotógrafos y fotógrafas se han motivado por la pasión de la imagen y el interés por escudriñar su ciudad con los ojos para empezar a escudriñar las diversas caras de las calles que a diario caminan. Esto ha permitido que por medio del pajareo, la gastronomía, la fotografía callejera o la reportería se conozcan más capas y matices de Villavicencio como ciudad.

El movimiento fotográfico de la ciudad se ha permitido crecer por una diversidad de factores. Uno de ellos es el acceso a la tecnología digital y el potenciamiento de algunas personas en temas de redes sociales, lo cual ha permitido expandir más la representación de la ciudad en imágenes e incluso el acceso a estas redes permiten abrirse a explorar y experimentar con diversas técnicas para la creación de imágenes. Esto mismo ha permeado a antiguas y nuevas generaciones a buscar ese apoyo de plataformas digitales para potenciar y tener más alcance al momento de mostrar sus productos. La aparición de grupos fotográficos que han planteado la realización de proyectos, que se reúnen a discutir sobre fotografía y ciudad ha sido también crucial para el auge que se está viviendo. Poco a poco se va avanzando en la creación de espacios para fotógrafos locales donde puedan mostrar su trabajo, compartir conocimientos y experiencias y tejer una red de contactos que podrán verse representados en proyectos a futuro. Esta colectividad en torno a la foto fomenta un diálogo sano e importancia sobre temas sociales y culturales y el papel de la imagen en ello.

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La diversidad de narrativas al momento de fotografiar se torna importante. Desde la concientización sobre conservación que hace Will Rodríguez por medio de su fotografía de fauna que lo ha convertido a día de hoy en uno de los mayores referentes de fotografía de aves y fauna en la región. Por otro lado Nathalia Cruz ha empezado a diversificar las formas de retratar familias, eventos y demás apostándole también a la fotografía emocional cuya premisa es, como su nombre lo indica, fotografiar emociones, vinculando a las personas retratadas al proceso de una manera más experiencial. Por su parte Yulian Perdomo ha logrado abrirse, desde Villavicencio, varios espacios y reconocimiento a nivel nacional por su capacidad para crear e innovar en la forma de concebir sus imágenes y lo que logra al construir desde la fotografía gastronómica, historias con un propósito.

Desde el conjunto, de Villavicencio como ciudad, la fotografía se piensa como un instrumento que tiene una capacidad inconmensurable de construir y contribuir a memoria y procesos colectivos. Actuando así como herramienta para la preservación, la documentación cotidiana y la protección de la memoria. El archivo visual de cada una de las personas haciendo fotografías son un testimonio de la evolución de la ciudad, de los habitantes y de las maneras de retratar lo que se ve. Por lo mismo la acción misma de fotografiar es una expresión poderosa que hace parte de la transformación social. El capturar y revelar realidades que a menudo son ignoradas o marginalizadas en distintas épocas permiten entender también cómo pasa -o no- el tiempo en algunas comunidades. Por medio de la fotografía se puede incluso alcanzar la generación de conciencia y empatía.  Estas imágenes disruptivas permiten cuestionar, desafiar percepciones preconcebidas y, como se ha dicho ya en este texto, fomentar y generar el diálogo en cuanto a temas sociales como la desigualdad, el desarrollo, la identidad cultural, el abandono estatal, entre otros.

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