Entre la pasión y la persistencia, así se fundó El Peñón en Santander

Llegué a Floridablanca para entrevistarlo a él. A lo lejos vi a un hombre mayor, bajo, con las manos en sus bolsillos, que miraba para varios lados mientras vía celular le manifestaba que ya íbamos para allá, que estábamos parqueando el carro. Luego de acercarnos, sin mucho protocolo empezó a contarnos la historia de cómo fue un pilar importante en la fundación del municipio de El Peñón, el más joven de Santander.

A pesar que sólo teníamos destinadas dos horas aproximadamente, cuatro horas fueron insuficientes para escuchar todas las aventuras que tuvo Manuel Antonio Moncada Pardo, esposo, padre de tres hijos, dos docentes, un ingeniero, y uno de los fundadores de un territorio que es ejemplo a nivel nacional, ya que fue la comunidad organizada la que logró independizarse del municipio de Bolívar frente al abandono estatal, lidió con la presencia de todos los grupos armados y aun así, es actualmente un referente en producción agrícola y destino ecoturístico “de talla mundial”.

Él nació en el perímetro urbano del corregimiento de El Peñón, es autor del libro “Entre dos peñones”, ya que considera que la historia del municipio inició alrededor de 1905, fecha en que inicia la comarca y sus habitantes se enfrentan a la guerra de los Mil Días, empezando la migración de habitantes de Bolívar o de Chiquinquirá hacia su territorio.

La curiosidad por ayudar a forjar el destino de su corregimiento, empezó de muy niño, según rememora, ya que le ponía mucho cuidado a los mayores. Observaba que sin ser entidad territorial, se hacían obras de alta envergadura, por lo que la calidad de vida de la comunidad Peñonera podría mejorar aún más si tenían a su disposición fondos del erario. Encausó sus energías en esta labor, ya que no pudo tener una infancia “normal”, de compartir jornadas de juego con sus “panas”, sino que desde los seis años, que muere su padre en una disputa y como su madre había muerto durante su parto, fue enviado a un asilo, hasta sus catorce años, que para la época se consideraba que era lo suficiente mayor para decidir sobre su propio destino.

Su dedicación y empeño lo llevaron a ser elegido como concejal suplente del municipio de Bolívar, allí, con la inasistencia del titular, empezó a interlocutar por las necesidades perentorias de las y los peñoneros, pero al ver que sus peticiones no tenían eco, se le metió en la mente que la única opción era tomarse la Alcaldía. Pero en un principio muchas de las personas con las que habló, le manifestaron que era una idea desquiciada. Sin embargo, junto con el docente Alirio Vargas, se pusieron a la tarea de ir convenciendo de a uno en uno, y así ellos sucesivamente iban motivando a más personas de embarcarse en esta aventura.

Es así como se conformó el Movimiento Cívico de El Peñón y Río Blanco, con el cual se logró electrificar el perímetro urbano de El Peñón, y solicitar intervención en mantenimiento de caminos “Bolívar no es que no quiera darnos nada, es que no tiene, por lo que debe dejarnos libres” recuerda con pasión Moncada. Pero tras este logro, hay una gran hazaña. Justo en el año 1984, específicamente el 16 de junio, cuando poco o nada se sabía de tomas pacíficas a entidades territoriales, 90 hombres y 30 mujeres, entraron al Palacio Municipal y resistieron ocho días hasta que se materializaran sus peticiones, sin contar con que el resto de la población Peñonera dormía en el parque principal de Bolívar.

Tal fue la presión, que llegó el Gobernador de Santander, y los secretarios de despacho y se fueron negociando punto por punto hasta lograr concretar la electrificación, la carretera El Peñón – Río Blanco, el teléfono automático, el nombramiento de docentes, de enfermeros y la dotación del puesto de salud. “Lo que no hicieron los mayores en 80 años, lo hicimos en ocho días”.

Ahí estaba la primera batalla ganada, una que sintió personal, no sólo porque la ayudó a liderar e interlocutó con los distintos mandatarios, sino porque la injusticia de vivir en un corregimiento tan olvidado, que ni el mismo Bolívar parecía querer, lo empezó a sentir desde niño, cuando hacia el año 1965, representó a El peñón en las pruebas saber, como era tan buen estudiante y gustaba tanto de leer, se ganó una de las becas para continuar sus estudios, pero cuando fue a reclamarla, se la habían entregado al hijo del Presidente del Concejo Municipal de Bolívar.

Cruzada Comunal Peñonera pro municipio de El Peñón

Como no podían quedarse tan sólo con la primera batalla ganada, empezaron a buscar la forma de conformarse como municipio, en ese proceso muere uno de los líderes más importantes de El Peñón, Ciro Antonio Güiza, junto con otras dos personas, y dos de las mujeres allí presentes de la delegación que había asistido a Bucaramanga, son heridas por impactos de bala, una de ellas, Marinita Galeano, queda cuadripléjica.

Por lo que Manuel Moncada, junto con otros líderes y lideresas de El Peñón, emprenden el proceso de buscar conformarse como entidad territorial. Sin embargo, los problemas con los grupos armados empiezan a aflorar, ya que algunos decían que el comité pro municipio no estaba buscando el bien común, otros, que líderes como Manuel, se estaban relacionando con grupos paramilitares para dar la ubicación de las guerrillas que estaban asentadas en este corregimiento.

Es así, como “Ernesto”, cabecilla del ELN, lo citó a un juicio político “que porque están haciendo una organización no para crear el municipio de El Peñón, sino para atacarlos a ellos”, recuerda, por lo que decidió asistir al sector de Río Blanco, delante de toda la comunidad, para escuchar de qué se le acusaba. Allí recaía en las manos de los denunciantes si se mantenían o no en su posición “pero empezaron fue a llorar. Entonces el comandante empezó a alegar, que si ve, que ustedes le llenan la cabeza a uno” por lo que aquel día se salvó de morir.

Pero no sería la única vez que le tocaría enfrentarse a los grupos guerrilleros, ya en otras ocasiones tendría que ingeniarse, hasta que lo sacaran en un féretro de El Peñón, para salvaguardar su vida, o que si un vecino o vecina, escuchaba que venían los grupos subversivos al casco urbano, tocaba alertarlo para que se fuera del territorio. Tal vez por eso empezó a beber, al saber que incluso cuando ya sería elegido como Alcalde, siempre tendría que gobernar desde afuera, por el eterno cuestionamiento sobre si tenía o no vínculos con grupos armados de ultra derecha, que le ganaron enemistades con los grupos guerrilleros que tenían inicialmente el control del territorio.

Pero nada detenía a Manuel Antonio Moncada, que junto con la Cruzada Pro Municipio hicieron todo el papeleo pertinente para que finalmente El Peñón fuera considerado una entidad territorial. Es así como el municipio se crea el 11 de marzo, pero como hasta que no llegara el gobernador, había un vacío de poder, se nombra como alcalde honorario a Feisal Mustafá Barbosa. Seguidamente, la máxima autoridad departamental, nombra a un encargado de alcaldías, durante 15 días. Luego es nombrado por decreto Edisson Rivera Pardo, quien hacía parte de la Cruzada Pro Municipio, tenía estudios profesionales y muy buenas relaciones a nivel departamental. A él le correspondió la titánica tarea de convertir a El Peñón en entidad territorial durante el año 93 y 94.

El primer Alcalde por voto popular

Finalmente se llevarían a cabo las primeras elecciones mediante voto popular, por lo que Manuel presentó un plan de gobierno que enmarcaba cómo El Peñón había quedado como corregimiento y qué debería hacerse ya siendo municipio. Manuel Antonio Moncada Pardo es elegido como Alcalde Municipal para el periodo 1995-1997. Durante su mandato, se consigue pavimentar la mayor parte del pueblo, nivelar el presupuesto del municipio, que el Ministerio de Educación asuma el nombramiento de docentes, la creación de la planta de personal del puesto de salud, entre otras importantes gestiones.

Sin embargo, las guerrillas no lo dejaron laborar como alcalde, por lo que se radicó en Bucaramanga y viendo este percance como una oportunidad, aprovechó para visitar las secretarías de despachos, e incluso concretar con el Ministerio de Salud, la adquisición de una ambulancia. Pero también, junto con otras entidades, gestionó un buldócer, volquetas y dinamita para continuar con la apertura de la vía a Río Blanco.

Además, aunque ha vivido los últimos años de su vida en el área metropolitana de Bucaramanga, siempre buscó y encuentra la forma de visitar su terruño. Por ejemplo, el día que hablamos por alrededor de cuatro horas en el área de comidas de un centro comercial en Floridablanca, estaba planeando asistir al aniversario número 27 de El Peñón. Él seguramente tenía muchas más historias por contar, que irá plasmando en sus libros o mediante sus redes sociales, pero en un momento otra entrevista me esperaba y allí terminaría la conversación con uno de los fundadores y personalidades más reconocidas del municipio más joven de Santander.

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