La ola invernal año tras año ha arrasado con los cultivos y pertenencias de Erminio Briceño, pero este 2020, ya el río se ha llevado dos veces su vivienda, aun así, con persistencia y un poco de ayuda externa, está edificando nuevamente su casa.
A la vereda Mi Llanito El Cuarto Mosquetero ha acudido dos veces en los últimos meses, la primera, el 13 de junio, para visibilizar la difícil situación por la que estaban pasando sus habitantes debido a las inundaciones ocasionadas por la ola invernal, y la segunda, el 11 de julio, a conocer la situación de don Erminio, a quien el río se le llevó su casa en dos ocasiones.
La primera vez que acudimos al lugar, caminamos cerca de tres horas, debido a que las carreteras estaban ocupadas por las aguas del río Guatiquía que se desbordaban por caño Espejo. Ya para la segunda vez, los trabajos de mitigación hechos por la Administración Municipal de Villavicencio tras insistentes peticiones de ayuda por parte de la comunidad, las inundaciones no estaban, así que el tiempo de caminata se redujo a una hora.
https://www.facebook.com/elcuartomosqueteromedio/videos/333909184293610/
Muchos de los campesinos de la vereda ya no están sufriendo calamidades, pero don Erminio no ha corrido con la misma suerte, pues en una de las tempestuosas lluvias de esta ola invernal, el río Guatiquía se creció desbordándose por caño Espejo, y arrasando ferozmente con su vivienda, ubicada a la orilla del afluente. Aunque durante tres años, el campesino había perdido hasta cuatro hectáreas de diferentes tipos de cultivos a causa de las inundaciones durante el invierno, esta era la primera vez que se quedaba sin un techo para vivir.
A su actual casa llegamos dos personas por parte de El Cuarto Mosquetero, y tres por la fundación Mundo Resiliente, la cual ha estado apoyando con mano de obra y materiales en la reconstrucción de sus viviendas. Ya el mediodía terminaba y el atardecer empezaba a dejar algunos trazos grises sobre el firmamento azulado y con el sol destellando, una lluvia fuerte vendría horas después, pero ya no había temor de inundación.
En casa solo estaba la estaba la esposa de don Erminio, “Él salió hace rato, está bregando con una bomba para poder sacar agua, lleva en esas toda la mañana”, nos comentó. Lo esperamos cerca de una hora, su hija, junto a uno de los integrantes de la fundación fue hacia el lugar donde el campesino luchaba con el aparato que usualmente le proporciona el líquido vital, pero que ese día, se negaba a funcionar.
Tiempo después llegaron los tres, don Erminio vestía una camiseta tipo esqueleto y una pantaloneta, al vernos sonrió apenas con una fina línea curvada en sus labios. Su esposa le tenía listo el almuerzo, así que le dijimos que comiera tranquilo, que lo esperábamos. Él entró a la casa y luego de unos minutos salió con un pantalón y una camisa blanca manga larga puestos. Nos dijo que le daba pena, que iba a dar la entrevista de una vez.
Frente a la cámara, sus ojos se mantuvieron aguados y un poco rojos, como quien trata de evitar el llanto a toda costa para no derrumbarse. Y lo logró, pues aunque la tristeza brillaba patente en su semblante, -producto de perder dos casas y llevar toda una mañana tratando de obtener agua para él y su familia- en su mejilla no se llegó a ver lágrima alguna.

Con parsimonia, y quebrantos ocasionales en la voz, relató que lleva 13 años habitando en la vereda junto a su familia. El sitio en el que tenía su primer vivienda, le pertenece a su jefe, quien le permitia vivir ahí a cambio de cuidar sus terrenos, sobre los que el campesino se dedicaba a cultivar plátano, yuca, maíz, entre otros.
Lleno de fortaleza, decidió empezar de nuevo, esta vez se ubicó varios metros alejado de la orilla del río. Allí construyó de nuevo su casa con madera y tejas de zinc, pero luego de cinco días, el río le alcanzó nuevamente, arrasando nuevamente con su hogar. Tuvo que pedir entonces posada él, su esposa y su hija de 7 años.

Nuevamente, el afectado se llenó de fuerzas y por segunda vez, se determinó a construir su casa. La empresa el Águila, por gestión de la Fundación, donó una cantidad considerable de manera para edificar su tercer vivienda.
El lugar en el que se encuentra ahora don Erminio, está aún más lejos de la orilla del río, y gracias a los ya mencionados trabajos de mitigación, no ha vuelto a ser víctima de inundaciones. No obstante, a su nueva casa, le hacen falta adecuaciones para vivir dignamente.

Las constantes lluvias se filtran en su actual vivienda, convirtiendo el piso de tierra en barro, por lo que necesita cemento para poner una placa de concreto. También necesita tres tubos para construir un pozo profundo que le permita obtener agua subterránea. Además, requiere de un baño.
“Es duro, ver que uno no tiene todos los recursos para poder enfrentar todo lo que a uno se le viene, y lo que se me vino en este momento encima”, mencionó don Erminio, que ahora, junto a su familia, trata de mantenerse firme ante las adversidades que le llegaron de golpe.
El Cuarto Mosquetero, siendo más que un medio, un colectivo de comunicaciones, junto a la fundación Mundo Resiliente, vienen realizando la ‘Donatón por un hogar digno’, con el fin de obtener los recursos necesarios para que don Erminio y su familia, puedan vivir en óptimas condiciones.
¿Te interesa unirte a esta noble causa? Aquí puedes obtener más información: