Artefactos explosivos han producido un confinamiento que podría ser el más largo de la historia de Colombia

Con la llegada del COVID, se relacionó directamente el confinamiento con esta enfermedad pero las comunidades rurales del país ya conocían -y habían vivido- el concepto desde hace décadas atrás.

La historia de Colombia está atravesada por un conflicto que lleva más de 50 años. Son incontables las violaciones a los Derechos Humanos causadas por esta disputa, una de las que más afectaciones ha dejado, es la instalación de artefactos explosivos, que además de dejar dolorosas huellas físicas y mentales, obligó a las comunidades rurales a un prolongado confinamiento, o en el mejor de los casos, caminar con suma precaución con la esperanza de no dar un mal paso.

Las minas antipersonal, los restos explosivos de guerra, los artefactos de detonación controlada y los artefactos lanzados tienen efectos directos sobre las y los civiles. Tan solo entre enero de 2018 y agosto de 2022, el Comité Internacional de la Cruz Roja – CICR, ha registrado 1.938 víctimas de artefactos explosivos, correspondiendo la mayoría de ellas a población civil, un hecho que muestra la escala a la que se ha elevado la problemática. 

Sin embargo, también existen efectos indirectos causados por este flagelo como el confinamiento, el desplazamiento, los daños psicológicos y la zozobra que, son percibidas en menor medida, pero cambian negativamente la cotidianidad de las poblaciones afectadas.

Además, las comunidades afectadas experimentan temor, ansiedad e impotencia, pues han perdido sus medios de subsistencia y el acceso a servicios médicos y educativos al no poder transitar libremente por su territorio, debido a la amenaza constante y silenciosa que representan los artefactos explosivos.

Es por eso que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) lanzó la campaña #ElConfinamientoMásLargo, con la que busca sensibilizar a la sociedad colombiana sobre las múltiples afectaciones y el sufrimiento que genera la presencia de artefactos explosivos en diferentes comunidades del país.

Esta campaña maneja piezas audiovisuales, gráficas y sonoras que recuerdan el sufrimiento y la afectación que continúan generando los conflictos armados en Colombia, particularmente en los territorios en donde los índices de violencia son altos. 

Entre enero y agosto del 2022 el CICR registró 16 víctimas de artefactos explosivos en Caquetá, 5 en Guaviare , 27 en el Meta, 1 en Putumayo y 1 en Huila.

Más información sobre la campaña: https://www.icrc.org/es/document/colombia-confinamiento-mas-largo-artefactos-explosivos-dih 

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