Por: Mario Alberto Bermúdez
Tras la trama de la injusticia que baña la ignorancia del pueblo, está la absurda idea de comer el dinero que su boca ambiciosa se va llenando con la tierra que se va deteriorando. La tristeza de las montañas, trasluce poco a poco en el derrumbe de la esperanza de la conservación de pureza y belleza en las aguas mansas, en la vida que pisotean con el crudo que desean enfermizamente.
La máquina, los engranajes de su juego sucio son afianzados con represión y dominio saciando su hambre con recursos, riqueza ajena.
Del presente latente se conducen por vías de no socializar sus “ideales” pasando por encima de nuestras propias exigencias de protección y conservación. Se sabe muy bien que son de engorde, insaciables como ningún otro fenómeno innatural, avasallantes y como ente permitido por ley arrasan con lo poco que tenemos para llenar los bolsillos de sus jefes, criaturas que esperan afuera, como buitres disfrazados de empleo “digno”, desarrollo y porvenir para la pobreza consiente que sostenemos como karma inmundo. Son años de golpes directos alentando con miseria las insignificantes oportunidades de nosotros como comunidad.
Sus máscaras las sabemos, cada facción y sin que haya polígrafo sus mentiras iluminan el camino de una perdición segura.
¿Qué hacer cuando se adelantan con su trabajo endemoniado el evitable saqueo de nuestra propia sangre vital? ¿Qué hacer cuando el poder manipulado trasgrede violentamente las denuncias previas, imponiendo a la fuerza lo que por ley manifiestan? ¿Qué hacer con la angustia que se acrecienta al inminente acabose de la preservación de nuestro medio natural? Sus fauces son afiladas con la riqueza nuestra, mordiendo y dejando herida la moral de lucha por nuestro hogar, nuestro territorio.
La pedagogía de resistencia cojea, muchos ignoran que está sucediendo, muchos ignoran la impotencia de los que viven la problemática, el agua se debe abanderar en todos nosotros. La estrategia absurda de los entes del mal, es dividir opiniones de los lideres comenzando un conflicto de intereses, que solo alimenta el desquebramiento de los lazos que con muy poco se enlazan, por su mero compromiso verdadero con nuestra tierra. Los pocos acuerdos establecidos no son válidos, no son acatados y nuestra voz se ve obligada a alzarse aún más y lo importante ahora mismo es que se convierta en eco para todos los que aman este territorio, aman este pueblo.
Cumplir nuestras peticiones es el camino, que nuestras denuncias sean tomadas enserio evitando confrontaciones graves, que en un futuro si no se toman medidas inmediatas vendrán.
¿Usted lo sabía?
*Opinión y responsabilidad del autor de la columna, más no de El Cuarto Mosquetero, medio de comunicación alternativo y popular que se propone servir a las comunidades y movimientos sociales en el Meta y Colombia.