Informe final de la Comisión de la Verdad: tomas, arrasamiento de pueblos, uso indiscriminado de armas no convencionales y minas antipersona I

Las tomas guerrilleras, perpetradas en su gran mayoría por la guerrilla de las FARC, fueron el proceso que más afectó a la población civil tras las masacres paramilitares. En estas se utilizaron armas que generaron efectos desproporcionados y con alto poder de destrucción, entre estos figuran los cilindros bomba, explosivos y minas antipersonales. Incluso otras acciones perpetradas por las FARC tuvieron gran impacto no solo en las víctimas y su entorno, sino en las ciudades y en la sensación de seguridad. Uno de estos actos fue el atentado contra el club El Nogal en Bogotá. Allí murieron 36 personas y más de cien resultaron heridas, pero el mayor impacto fue el social, no solo se le dio un mensaje a las élites y a su impresión de seguridad, sino a todo Colombia.

Otro actor representativo en las tomas guerrilleras fue el ELN, aunque en menor medida, también es responsable de usar de armas que afectaron de manera indiscriminada a la población civil. “Las dos tomas guerrilleras que se dieron en el municipio de Simití a cargo del Ejército de Liberación Nacional, ELN, afectaron duramente a mi familia, la afectaron psicológicamente. Yo era un pescador que me encontraba en la ciénaga, nos tocó salir huyendo porque desafortunadamente los bombazos, las ráfagas, y todo se escuchaba clarito en el gran complejo cenagoso que tenemos. Nos tocó refugiarnos en fincas aledañas y todavía no encontramos la reparación sobre estas dos tomas guerrilleras”. Relato de un pescador sobreviviente a una toma guerrillera del ELN.

“Entre el 97 y el 99 hubo unas cuentas que, si me agarro a enumerarlas, no acabamos hoy. Pero duele porque este barrio, que es el barrio El Jardín y el barrio de La Plaza, quedaron casi destruidos. No solamente tumbaron la escuela, sino todas las viviendas que había, porque los cilindros eran de cuarenta libras o de cien libras. Cuando caía un cilindro de cuarenta libras, tumbaba veinte casas”. Este relato de un sobreviviente de las muchas tomas a Caldono, Cauca, por parte de las FARC, evidencia la notable destrucción en la infraestructura civil. Tras las tomas guerrilleras quedaba otro enemigo latente en las comunidades y en los caminos, los explosivos abandonados y las minas antipersonales que mataron sin distinguir entre combatiente y no combatiente. Murieron adultos, hombres, mujeres, niños, ancianos, militares y animales.

De las 12.170 víctimas por minas antipersonales de las que existe registro, 20% murieron y el 80% respectivo sufrieron heridas, la mayoría de gravedad y que dejaron secuelas de por vida. Así mismo, un 60% fueron militares y el restante civiles. En las luchas por el control territorial de las que se desprendieron las tomas guerrilleras, vinieron otros efectos dramáticos en la población, como el reclutamiento forzado. Con la amplitud de los territorios y la necesidad de contar cada día con más tropas para cubrir enormes extensiones, los niños, niñas y adolescentes estuvieron en la mira de los grupos armados.

Estos menores en muchas ocasiones sin la capacidad de poder decidir por su edad, condición social y ante todo por la presión de los victimarios terminaron engrosando las filas de los grupos armados. Muchos de ellos murieron en combates y por artefactos explosivos. Se les violaron sus derechos, fueron torturados y sufrieron múltiples formas de violencia, entre ellas, violencia sexual. Ante todo, en casi todos los escenarios, hubo una constante y esa fue la desprotección del Estado en los territorios siendo incapaz de impedir el reclutamiento, además, en otros casos, ante las acciones de la fuerza pública murieron y los que lograron sobrevivir a la guerra padecen de traumas y señalamiento social.

Para la Comisión de la Verdad la guerrilla de las FARC fue el grupo armado que más incurrió en el reclutamiento forzado de menores de edad. Hasta el año 2017 se habían registrado 16.238 casos de niños, niñas y adolescentes vinculados a la fuerza en las acciones propias de la guerra. Los departamentos con mayor incidencia de ese fenómeno fueron Meta, Antioquia, Guaviare, Caquetá y Cauca. En los tres primeros departamentos se presentaron cerca 4.700 reclutamientos y los municipios de Vistahermosa, Uribe, San José del Guaviare, San Vicente del Caguán, Mesetas y Miraflores fueron los más afectados en todo el país.

La decisión de las FARC de reclutar en masa se produjo en su Séptima Conferencia, en donde quedó de manifiesto su necesidad de crecer en gran medida para tomar enormes porciones del territorio nacional. El problema se presentó cuando los altos mandos de la guerrilla dejaron a los frentes tomar las decisiones de las edades para reclutar, ya que en la conferencia se aprobó una edad superior a los 15 años, pero en los territorios los comandantes tomaron niños de hasta cinco años y los reclutaron. Los flagelos cometidos y sus implicaciones siguen sobreviviendo generación tras generación, por lo que resulta muy importante narrar los hechos para lograr la reparación y la no repetición.

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