Además, es importante considerar el impacto del trabajo no remunerado que realizan las mujeres en el hogar. Según un estudio de el Departamento Administrativo Nacional de Estadística-DANE, las mujeres trabajan aproximadamente 55,000 horas al año en tareas domésticas, mientras que los hombres 41.000, lo que pone de manifiesto la carga desproporcionada que soportan. Esta realidad no sólo limita su tiempo y oportunidades, sino que perpetúa la desigualdad de género.
Es momento de replantear las costumbres y reconocer que el hogar es una responsabilidad compartida, es una deuda histórica de los hombres en hacerse cargo de sus responsabilidades en las tareas del hogar. Cambiar esta mentalidad no sólo beneficia a las mujeres, sino que también libera a los hombres de un peso que no les corresponde cargar. La equidad comienza en casa, y sólo así se podrá desmantelar las estructuras del patriarcado que limitan otras posibilidades para lograr el reconocimiento, la disminución y remuneración de los trabajos del hogar.
Lea también: Taraira, Vaupés y el oro: impactos de la minería ilegal en la Amazonía colombiana