Desde hace muchos años, mientras los autos transitan entre las avenidas y las personas se desplazan por los andenes, la esquina en la que se ubica una tienda de ropa, frente al parque Los Libertadores, cobra vida intelectual y se llena de innumerables experiencias que plasman la tinta sobre el papel, gracias a Juan Bautista, un hombre que se ha dedicado a la venta de libros durante más de 43 años. Él se autodenomina como un ‘comerciante de libros’ y asegura “vender cultura”.
Con el acelerado avance de la tecnología, la industria del libro en físico se ha visto desplazada. Sin embargo, Bautista dice que quienes están siendo realmente perjudicadas, son las personas que generan una dependencia de los dispositivos electrónicos y se privan de joyas literarias como Vargas Llosa o García Márquez.
El libro físico, cree Juan, debe ser aprovechado y no dejarse a un lado sin haberse leído, pues para él, algunas personas establecen una biblioteca en sus casas y compran bastantes libros que a la final nunca son abiertos, sirven solo de adorno. No es más que una imagen prestante de una apariencia intelectual que no se podrá ver reflejada en la capacidad cognitiva de quien la posee, el engaño, al fin y al cabo, resulta contraproducente. Juan, con regocijo en sus ojos añade que nada se compara al olor y la textura que se perciben de las hojas de un libro.
La tristeza inunda al vendedor de libros cuando asegura que la cultura de leer es escasa en la actualidad y que los pocos que le compran libros, piden géneros como narcotráfico y pornografía, temas que según él, no aportan nada positivo a la sociedad y por el contrario, generan un deterioro en el pensamiento crítico y acertado de sus lectores. A causa de esa situación, asevera él, el país está sumido en la miseria y el hambre.
“Los políticos se aprovechan del analfabeta” afirma Bautista, pues dice que a causa de que ninguna persona se toma el trabajo de leer las propuestas de Gobierno e investigar los antecedentes de los candidatos durante las campañas electorales, muchos pecan por ignorantes.
El comerciante de libros afirma que las personas adultas son las más frecuentes en su trabajo, asegura que estas son quienes se muestran más interesadas en la literatura de tipo científica e investigativa.
Recomendar libros es lo que acostumbra a hacer Juan cuando está vendiendo a los escasos curiosos que se acercan a indagar por una buena obra literaria. Concluye diciendo que es fundamental que los jóvenes tomen parte activa desde el hábito de la lectura y que este les permita concebir un pensamiento que les lleve a cuestionarse sobre la realidad social y posteriormente forjar un cambio que sea de beneficio colectivo.