Tras varios meses de residencia, las mujeres no estarían recibiendo atención psicosocial ni alternativas que contribuyan a solventar sus necesidades económicas y jurídicas.
El refugio que ofrece la Secretaría de la Mujer a aquellas mujeres en estado de vulnerabilidad, que han sido víctimas de violencias basadas en género, no estaría brindando la atención necesaria a quienes allí residen actualmente, como es el caso de Eliana Alexandra Barragán.
Eliana, una mujer de 33 años, madre y víctima de maltrato por su expareja sentimental, llegó en el mes de mayo -aproximadamente- al refugio ubicado en cercanías de la entrada hacia Playa Rica en la ciudad de Villavicencio, con el fin de recibir apoyo psicosocial e integral; sin embargo, desde su instancia, la ayuda ante la situación que atraviesa no parece ni integral, ni empática.
Según Eliana, la Alcaldía de Villavicencio maneja un discurso conveniente frente a la capacidad de ejecución de recursos. “Un amigo me dijo que fuera a una reunión de emprendimientos, donde me di cuenta que era por la Secretaría de la Mujer. Vi que Viviana se para al frente y dice que sí hay recursos para las mujeres. Jmm, yo la enfrenté y le envié un audio donde le dije: “¿Viviana cómo es posible que venga acá y le diga a uno en la cara que no hay recursos, y después se pare allá y diga que sí?”, expresó la mujer para este medio.
De acuerdo con Eliana, la entidad no solo no brinda alternativas en materia de economía para las mujeres, sino que obstaculiza el deseo de proveer para sus hijos/as, en eventos en los que además deberían permitir que las barreras económicas no disminuyan la participación de las mujeres que enfrentan situación de precarización de la vida. “Están haciendo una feria y peleé con esa gente, porque una señora publicó en el grupo de mujeres que el carnet de manipulación de alimentos y el frotis de garganta sale por $35.000 pesos. Yo les escribí por el grupo que no, que la Secretaría de la Mujer está encargada de garantizar eso por ningún costo; yo no tengo plata, vivo en un refugio… no tengo ni para el agua potable. Y me sacaron del grupo”, explicó.
Y es que, conforme a las declaraciones de Eliana, en dicho refugio no se cuenta con agua potable, tampoco hay ayuda psicosocial y las comidas son en un horario que desconoce las necesidades de las mujeres. “La señora encargada del hotel le dice al encargado de la logística, que no, que si llegamos tarde por la comida, «pues muy demalas, se quedaron sin comida, no es cuando ellas digan». Pero lo que ella no se da cuenta es que a uno le toca salir a trabajar. ¿Cómo es posible?”, afirmó Eliana.
Asimismo, denuncia la ausencia de acompañamiento y maltrato psicológico por parte de funcionarios/as, ya que “van al refugio, revisan solo por cumplir y se van. Una vez dijeron: “préndale el ventilador a Yesireth que está loca, antes que se ponga más loca”. Sí, somos gente que necesitamos, pero tampoco hagan eso».
Para las mujeres que ven en estos refugios una oportunidad para resguardar su vida, no existe otra posibilidad que aceptar las reglas y peticiones que les hagan, lo que podría derivar en que se estén legalizando más servicios de los que en realidad prestarían. “Nos ha hecho firmar unas hojas donde dice que nos brindan supuestamente la alimentación (las tres comidas), la estadía, un kit de aseo y lo de los transportes. Eso no es verdad”, afirmó.
Pese al rezago de los servicios que brinda el refugio, según el testimonio de Eliana, las Comisarías de Familia están realizando audiencias con el fin de evacuarlas, sin antes brindar soluciones a sus problemáticas de seguridad. “Es horrible porque uno se siente estancado. No hay apoyo a la mujer, al contrario, es como un desprecio, como la gente mirando cómo se lucra de los demás”.
La respuesta de la entidad
Por su parte, la secretaria de la Mujer, Viviana Palacios, manifestó a este medio que “nosotros tenemos aquí un hotel refugio, donde cumplimos la medida de atención brindada por la Comisaría. En ese sentido, la Secretaría de la Mujer está obligada a dar alimentación y hospedaje, que es lo que hacemos, pero también hacemos más sin que nos corresponda». Por ejemplo, acompañamiento de profesionales idóneos, «cuando las mujeres llegan, nosotras asignamos una dupla que son una psicóloga y una abogada que acompañan toda la ruta, además facilitamos el transporte. No representamos porque no podemos hacerlo como abogados de oficio, sino como una asesoría. La Ley 1257 de 2008 dice que quien debe representar gratuitamente a las mujeres es el Ministerio Público, entonces lo que hacemos es articularnos con este para que ellas tengan esa representación”.
Asimismo, Palacios asegura que al ser este un contrato, se maneja por operador logístico, lo que implica que, dentro de las instalaciones se alberguen tanto hombres como mujeres en diferentes localidades, bajo vigilancia y con control sobre el registro del ingreso.
Finalmente, la secretaria aseguró que algunas mujeres no acatan la medida de protección, incumpliendo algunos de los compromisos que se pactaron en el marco de su estadía en el hotel. “Nosotras procuramos que vaya la Policía todo el tiempo a indicarles las medidas de autoprotección. Si ellas salen sin avisarnos, tienen que informarnos y salir con la Policía, porque si le pasa algo, el problema es nuestro”, concluyó Palacios.
Por su parte, Guadalupe Ochoa, coordinadora del albergue Hotel Santa Bárbara, afirma que «los formatos a los que ellas hacen referencia solo se firman con lo que reciben porque son para los informes de ejecución que deben enviarse mensualmente».
En cuanto a la alimentación, Guadalupe manifiesta que esta se guarda, «siempre y cuando ellas demuestren que estén trabajando o estén realizando diligencias en la Fiscalía o Comisarías. Cosa aparte es cuando salen a las 04:00 de la tarde y llegan sobre las 10:00 de la noche a pedir alimentación sin ningún argumento».
Asimismo, la coordinadora expresa que no se ha presentado violencia psicológica. «El trato aquí siempre ha sido muy humanizado porque entendemos que vienen mujeres víctimas. Yo vivo aquí en el hotel y a veces a las 09 o 10 de la noche me dicen «señora Guadalupe la niña tiene hambre, me le puede hacer un coladita», y desde que pueda, les colaboro. Le pueden preguntar a cualquier usuaria al azar y corroboran lo que digo».
La atención, garantía de vida digna y seguridad, deben considerarse una prioridad para los entes encargados de velar por estos, especialmente a las mujeres víctimas de violencias y en condición de vulnerabilidad, es por eso que Eliana hace un llamado a dichas instancias para que actúen de acuerdo a sus funciones. “Para qué se ponen a hacer esas cosas, es mejor que les digan a las mujeres que no hay, pero no la pongan a todas esas cosas, que le archiven los casos, la pongan a pasar necesidades, los hijos se les enfermen… que no las hagan sentir peor porque eso es una experiencia fea”.