Sarah Vaughan, la divinidad del Jazz

Una iglesia bautista fue el escenario que parió su talento, allí se supo artista tras desempeñarse como cantante y organista. La vena artística venía de familia, su padre era un carpintero que ocasionalmente tocaba la guitarra y su madre era lavandera y cantaba en la iglesia que vio su arte aflorar. 

Sarah Vaughan, nació el 27 de marzo de 1924 en Newark, una localidad del estado de New Jersey, en Estados Unidos. Fue una de las cantantes icono del jazz durante el siglo XX, siendo apodada Sassy o la Divina. 

La Divina siempre amó la música y estudió piano desde los siete años. Años después ganó el concurso del Apollo Theatre para aficionados, galardón que le permitió unirse a la Bing Band Earl Hines, donde estuvo entre 1943 y 1944. De esta época no quedó registro alguno porque coincidió con la huelga de grabaciones de la Federación Americana de Músicos.

Más tarde, cuando su gran amigo y también cantante negro, Billy Eckstine formó su propia orquesta, Sarah se unió a él, haciendo su debut en la grabación discográfica. En la orquesta de Hines recibió la influencia de Charlie Parker y Dizzy Gillespie.

Tras unos cuantos meses con John Kirby entre 1945 y 1946, la artista desarrolló su carrera en solitario. Hacia 1945, su primer marido George Treadwell, la ayudó significativamente con su imagen, pues su voz era ya incuestionable. Realizó unas primeras grabaciones para la compañía Continental entre las que destaca la del 25 de mayo de 1945, estando acompañada por Gillespie y Parker. Sin embargo, fueron sus grabaciones de entre 1946 y 1948 para Musicraft, que incluían temas como «If You Could See Me Now», «Tenderly» y «It’s Magic», las que demostraron su madurez como cantante y su fraseo orientado al bop (Estilo de jazz nacido en los años cuarenta que se caracteriza por enfatizar la improvisación melódica mediante los rápidos solos interpretados al piano o con un instrumento de viento) aplicado a las canciones populares.

Tenía un carácter complejo, según versiones, la vida personal de Sarah Vaughan estuvo marcada por tres matrimonios: George Treadwell (1946-1958), Clyde Atkins (1958-1961) y Waymond Read (1978-1981). Sus fracasos amorosos se darían por su gusto por las fiestas nocturnas, su preferencia por el alcohol o su supuesta afición por la marihuana y la cocaína, aunque nunca dio síntomas de ningún tipo de intoxicación en público, pues era discreta.

Sin embargo, su vida profesional iba en ascenso, su voz siempre fue considerada un portento de fuerza y maleabilidad cercana a la trompeta por su control del vibrato. Capaz de saltar del registro grave al de soprano con total naturalidad.

En 1949 firma con Columbia, pero fue su participación en 1950 en la orquesta de Miles Davis, versionando “Mean to me“, la que la consagró como cantante de jazz. Ya en 1951, canta con asiduidad en el Canegie Hall y realiza su primera gira europea. 

Sin embargo, dejó Columbia en la cima de su carrera y llegó a Mercury Records con un contrato dual para hacer discos comerciales por un lado pero con la capacidad de realizar también discos más delicados y enfocados al jazz. Así llegó en 1955 su álbum junto al joven Clifford Brown. Una grabación poderosa, que Sarah siempre tuvo entre sus favoritas.

En 1967 se retira de los estudios de grabación y vuelve once años después, impulsada por Norman Granz, que la incorporó al sello Pablo y donde permaneció hasta 1982, año en el que le otorgaron un Grammy por la grabación de “Gershwin Live” con la orquesta sinfónica de Los Ángeles por la CBS.

Su último trabajo fue la grabación de un dueto con Ella Fitzgerald bajo la dirección de Quincy Jones de la canción “Lullaby of birdland“. A sus 66 años, la venció el cáncer de pulmón. Su afición por el tabaco era quizá mayor que por la música.

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