¿Quién vive y quién muere? El insoportable dilema del que nos puede salvar la cuarentena

Somos seres mortales; todos lo sabemos, pero difícilmente nos tomamos la tarea de pensar en ello, más bien se ha convertido en un tabú dentro de nuestra sociedad, siquiera mencionar el delicado asunto de dejar de existir. A decir verdad, solo reflexionamos acerca de este hecho tan natural como el nacimiento, cuando la misma muerte toca a nuestra puerta, cuando perdemos un ser querido, cuando nos diagnostican una enfermedad que pone en riesgo nuestra supervivencia, o cuando una pandemia nos muestra lo realmente frágil y valiosa que es cualquier vida.

Pero esta situación de olvido, no es solo culpa de nosotros, desde que nacemos y vamos creciendo, nos enseñan que debemos estudiar, que hay que trabajar para ser alguien en la vida; en el cine llaman “en busca de la felicidad” a la búsqueda sin reposo del dinero, como si la felicidad fuera un producto que se consigue en los supermercados, que pagamos a un alto precio, el precio de la esclavitud, el precio de un horario de trabajo y unas condiciones en donde apenas tenemos tiempo para alimentarnos, con la promesa inútil de un fin de semana, donde frenéticamente nuevamente salimos a consumir y olvidamos el único bien preciado, que no podemos conseguir en un centro comercial “nuestro tiempo”.

Por supuesto no es que quiera hablar mal del trabajo, el cual dignifica al ser humano, pero sí me gustaría hablar en contra del consumismo desbordado, ¿acaso ya nos dimos cuenta de que realmente no necesitamos todo lo que compramos? Si esta cuarentena nos ha enseñado algo es que podemos cambiar nuestro estilo de vida, no solo porque el consumismo nos está costando nuestra vida, sino porque también le está costando la vida al planeta ¿ver el aire libre, los animales salvajes paseando tranquilamente por las calles, las flores silvestres floreciendo y alimentado las abejas, acaso no nos lleva a reflexionar si nos hemos vuelto un depredador para todas las demás formas de vida?

Y ahora esta pandemia nos saca de ese cuento de hadas que estábamos intentando vivir, nos ha mostrado que salir de rumba todos los fines de semana, o comprar las prendas de las mejores marcas, o lucir una inmensa camioneta, no es lo que nos hace felices, ahora nuestros sueños son más humildes, ahora lo único que pedimos es por nuestra vida y la de nuestros seres queridos, hoy somos más conscientes de lo que realmente importa.

Este no va ser el fin del mundo, si todos cambiamos un poco nuestra forma de vivir, si cambiamos nuestra manera de convivir en el planeta, tal vez sea el nacimiento de un mundo mejor, un mundo donde seamos conscientes de que nuestro tiempo es limitado, que debemos vivir y dejar vivir a los demás seres, que todas las vidas son valiosas, no solo la humana. Y ante todo; que si actuamos de manera responsable en esta cuarentena podemos evitar el terrible dilema que ya ha enfrentado España e Italia, donde su sistema médico desbordado, tenía que elegir quien vivía y quien moría.

 

*Opinión y responsabilidad del autor de la columna, mas no de El Cuarto Mosquetero, medio de comunicación alternativo y popular que se propone servir a las comunidades y movimientos sociales en el Meta y Colombia.

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