Migración y crisis política en Estados Unidos

Crisis migratoria y política en Estados Unidos

Fotografía tomada de: vozdeamerica.com

La crisis migratoria en la frontera entre Estados Unidos y México está llegando a su máximo, en el que, el punto de quiebre se podría alcanzar este mismo año, cuando la cantidad de migrantes supere por completo las capacidades de las autoridades para procesar solicitudes, atender necesidades humanitarias y en el tratamiento de la población encarcelada y a su vez los que son deportados. En el 2022, por la frontera sur de los Estados Unidos, se registraron 2.4 millones de ingresos que pudieron ser detectados según Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos, CBP. Esta cifra no tiene en cuenta la cantidad de personas que logran cruzar sin ser aprendidas y/o deportadas.

Ante la ola casi incontenible de migrantes, la administración Biden pidió al Congreso la autorización para la inversión de 14 mil millones de dólares extras para el refuerzo de la seguridad fronteriza. En lo corrido del 2024 y, según cifras de las autoridades federales, se están registrando entre 12 mil a 14 mil ingresos que llevan al arresto por día. Solo la semana pasada, la tercera del mes de enero, había un poco menos de 30 mil personas en los centros de detención, lo que es más de 10 mil personas por encima de la capacidad máxima. La anterior cifra hace presuponer que ya hay un déficit importante entre los ingresos versus la capacidad de deportación.

Según funcionarios de la Organización Internacional para las Migraciones, OIM, la frontera entre Estados Unidos y México es el paso terrestre más peligroso del mundo para los migrantes. En el año 2022, esta entidad recibió más de 600 denuncias en los puntos de atención de personas que habían desaparecido o que sus familiares lograron confirmar su muerte. La cifra se queda corta si se considera que son más de 10 mil los ingresos detectados al día, creando un temor elevado entre las organizaciones que la cantidad de decesos sean miles al año.

Para Michele Klein de OIM las cifras deben tener un elevado subregistro, porque se carece de información confiable de las autoridades. Por ejemplo, se desconocen las estadísticas de las oficinas forenses del condado fronterizo de Texas y de la Agencia Mexicana de Búsqueda y Rescate. “Mejorar la compilación de datos es crucial. Porque luego los Estados trabajarán sobre la base de esos datos para asegurar que haya rutas migratorias seguras y regulares”afirma Klein.

Casi la mitad de los decesos documentados se originaron en los desiertos de Chihuahua y Sonora, asociados a muerte por cansancio, sed e inanición. Otras se habrían presentado de manera violenta y perpetrados por actores desconocidos. Lo más preocupante es que desde el 2018 al 2022 las personas fallecidas que han logrado ser registradas se duplicaron y se espera que la situación del 2023 arroje cifras escandalosas, considerando el aumento de los y las migrantes apresadas por las autoridades norteamericanas.

Para Catholic Relief Services, el grueso de personas que intentan a diario cruzar la frontera proviene mayoritariamente de México, Venezuela y Haití, seguidos de Cuba y cerrando Colombia y Ecuador. Esta misma organización sostiene que la migración años atrás estaba encarnada por hombres jóvenes y solteros, pero con el paso del tiempo esta situación ha cambiado, volviendo a la población migrante cada día más diversa, detectándose familias enteras, mujeres solas, en estado de embarazo, con niños y niñas en lactancia, personas con identidades de sexo, género diversas, e incluso, menores que viajan solos. En los procesos de encuesta que se realizan en la frontera, la mayor parte de las personas refieren que decidieron migrar buscando mejores condiciones económicas.

La mayor parte de los ingresos se hacen por una de las zonas más peligrosas y que, a su vez, es una de las menos vigiladas debido a la multiplicidad de lugares para alcanzar la frontera, el Río Bravo. Según la CBP desde el año 2020 al 2022 han ingresado un promedio de dos millones de personas en ese punto de la frontera. Esa cifra no contempla los casos de cruce exitosos.

En el mismo año, y de acuerdo con la CBP, el 55% de las detenciones quedaron sujetas al Título 8, disposición federal en la que cada persona apresada podría sufrir deportación inmediata o diferida, en donde puede esperar algunas semanas. El 45% restante quedó bajo el Título 42, en el que su tratamiento quedó sujeto a la nacionalidad del migrante y los acuerdos entre los países. Este último ha beneficiado a los y las mexicanas, pero ha afectado enormemente a personas provenientes de Nicaragua, Venezuela y Cuba, países que tienen lazos diplomáticos muy frágiles con EEUU.

Fotografía tomada de: prensa-latina.cu

A pesar de la finalización en el 2022 del Título 42, el gobierno Biden trabajó en la creación de otras medidas para permitir el ingreso de migrantes o, como mínimo, para flexibilizar el tratamiento antes de la deportación. Este es el germen, según los republicanos, de la ola incontenible de migrantes por la frontera sur y, a su vez, el motivo de disputa que mantiene en vilo a los estadounidenses. El gobernador de Texas, Greg Abbott, desconociendo las órdenes emanadas desde Washington, ordenó a la Guardia Nacional de Texas cerrar la frontera con México y detener a todos los y las migrantes con fines inmediatos de deportación.

Desde hace una semana toda la frontera sur de Texas está protegida con alambre de púas y la Guardia Nacional fue desplegada en su totalidad. Las detenciones se cuentan por miles y no hay un registro confiable sobre la cantidad y la suerte que están corriendo estas personas. Joe Biden, por su parte, ordenó levantar las cercas sopena de una intervención federal, pero Texas, con su gobernador al frente, no ha atendido la orden. Incluso, Abbott amenazó con promover la separación de su estado de la unión americana.

En medios de comunicación se escuchan analistas que temen un choque entre fuerzas estatales y federales que pueda acarrear una guerra civil, un hecho que pondría a temblar las bases de la unión, que hasta hace pocas semanas parecían más sólidas que nunca. En un documento firmado el pasado 25 de enero, los gobernadores republicanos le salieron al paso a las órdenes y amenazas de Biden, firmando una declaración conjunta apoyando a Greg Abbott e incluso fueron más allá, al anunciar que apoyaban el derecho de Texas a la autodefensa.

Las siguientes horas y días serán cruciales para definir la fortaleza del gobierno federal ante la evidente rebeldía de los gobernadores republicanos, pero mientras el debate se está centrando en esta disputa, miles de personas, la mayoría latinoamericanos y buena parte de africanos y asiáticos, están siendo detenidos de manera arbitraria por las autoridades de Texas. La crisis humanitaria que se puede desatar podría alcanzar niveles nunca antes vistos, ya que las caravanas con migrantes siguen su camino en Centroamérica y México.

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