Actualmente, se ven con frecuencia investigaciones con resultados prometedores en términos de anticoncepción hormonal masculina. Sin embargo, las mujeres siguen siendo quienes reciben la responsabilidad total a la hora de planificar.
Históricamente, la mujer ha sido vista con la única y gloriosa función de dar vida y parir. Criar ha sido el rol otorgado para las féminas dentro de un modelo de familia tradicional que lleva milenios existiendo, aunque actualmente y sobretodo en Colombia, las familias rompen con lo socialmente impuesto. Según El Heraldo, el Mapa Mundial de la Familia 2015 indica que el país se ha convertido en los últimos años en el lugar de América Latina en donde hay un menor porcentaje de niños viviendo con los dos padres, con un 62 %, esto deja abierto el debate sobre la conformación de una familia y la repartición equitativa de tareas a la hora de conformar un hogar, ya sea con la crianza de los hijos o con la planificación familiar.
Ahora bien, a pesar de que actualmente la participación de la mujer en ámbitos que traspasan la esfera de lo privado (labores domésticas), ha permitido una mayor incidencia femenina en el ámbito económico, social y político, es a ella a quien se le sigue delegando la tarea de planificar. El portal web Ividona señala que existen 20 métodos anticonceptivos para mujeres, y la gran mayoría presenta efectos secundarios, sin embargo, ellas han asumido esos efectos para poder tener el control de su vida sexual y reproductiva.
Con los hombres sucede algo distinto, si se realiza una búsqueda en Google, difícilmente se encuentran más de cinco métodos anticonceptivos masculinos. No obstante, esto presenta un panorama esperanzador, pues una investigación publicada a través de Fertility and Sterility, asegura que cada vez hay más hombres con deseos de asumir la responsabilidad activa de la planificación familiar.
El más reconocido y preferido es el preservativo, pues además de contener la esperma para evitar un embarazo, previene las Enfermedades de Transmisión Sexual. La vasectomía, también ha tenido gran auge, dado que es un procedimiento hecho por un urólogo en el consultorio médico, y dura aproximadamente 20 minutos, pero en el caso de hombres jóvenes y sin hijos que quieran acceder a esta intervención, el Estado suele poner trabas en el proceso, lo mismo que le sucede a las mujeres con la ligadura de trompas.
Con respecto a los métodos anticonceptivos hormonales para hombres, aunque se han estudiado desde la década de 1970, para este año, ninguno está aún disponible en el mercado y quizá haya que esperar unos cuantos años más para verlos disponibles comercialmente.
Sin embargo, es importante difundir los métodos existentes, pues además de ser escasos, son muy poco citados en las charlas de educación sexual, lo cual replica el problema de delegar la planificación familiar enteramente a la mujer.
Empezaremos con el anticonceptivo en gel, conocido como Vasalgel, que debe aplicarse en los canales deferentes, los cuales conducen los espermatozoides desde los testículos al pene, y actúa bloqueando el paso de estos hasta por 10 años. Es posible revertir el efecto a través de la aplicación de una inyección de bicarbonato de sodio en la zona. Este método no tiene contraindicaciones ni modifica la producción de hormonas masculinas.
Por otro lado, para los hombres, también existe la píldora anticonceptiva, conocida como undecanoato de dimetandrolona (DMAU), es una píldora constituida por derivados de hormonas femeninas, que actúa disminuyendo la cantidad de testosterona, que a su vez disminuye la producción de espermatozoides y su motilidad; interfiriendo de forma temporal en la fertilidad del hombre.
Pese a que ya ha sido probado en algunos hombres, la píldora aún no está disponible debido a los efectos secundarios relatados por ellos, como disminución de la libido, alteraciones de humos y aumento de acné.
Así como la píldora, también existe la inyección anticonceptiva para los hombres, denominada RISUG, compuesta por sustancias conocidas como polímeros. Esta es aplicada en el canal por donde pasan los espermatozoides, bajo anestesia local. Esta inyección bloquea la eyaculación, evitando la salida de espermatozoides durante el acto sexual. La acción del medicamento dura alrededor de 10 a 15 años.
En caso de que el hombre quiera revertir la acción de la inyección, se puede aplicar otros medicamentos que liberen los espermatozoides.
Aun con lo poco que se conoce sobre los métodos anticonceptivos masculinos, se evidencia un panorama positivo. En el 2005, un estudio de más de 9.000 hombres en nueve países diferentes encontró que el 55% de los hombres en relaciones estables estaban dispuestos a considerar el uso de anticonceptivos.
Además, de extenderse el uso de anticonceptivos masculinos, el control de la natalidad no recaerá primordialmente en las mujeres. La diversificación de los métodos genera más opciones y, con ello, más libertad a la hora de elegir cómo cuidarse y cómo llevar adelante la vida sexual. Después de todo, la búsqueda y el desarrollo de nuevos métodos se vincula con el ejercicio de los derechos reproductivos de cada persona y con la promoción de la equidad de género en las prácticas sexuales y reproductivas.