La lucha de las mujeres por el desarme y la paz

Desarme

Cada 24 de mayo se celebra el Día Internacional de las Mujeres por la Paz y el Desarme, una fecha que enaltece el papel crucial que las mujeres han desempeñado en la promoción y la construcción de la justicia social y la desmilitarización de la vida.  

Alexa Rochi encontró en la fotografía una nueva forma de vida después de firmar la paz en 2016. «Cargar una cámara era cargar algo diferente a un fusil en el hombro», recuerda. Tras el acuerdo de paz, Alexa se enfrentó a la adaptación a la vida civil en Bogotá, donde se encontró con las luchas cotidianas de las mujeres en la sociedad.

Esta experiencia la llevó a abrazar el feminismo y a usar su cámara para documentar las realidades y luchas de las mujeres, por ejemplo, al proceso del Movimiento Causa Justa por la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo. Su trabajo visual no solo captura imágenes, sino que también cuenta historias de resistencia, promoviendo la memoria y la reconciliación en un país que aún lidia con las cicatrices de la guerra.

“Si bien los acuerdos de paz tienen un enfoque de género transversal, yo no sabía nada de feminismo”, explica Alexa. Caminar por las calles de la capital la llevó a aprender y a construir su apuesta activista. Enfrentarse al acoso callejero y ver las violencias contra las mujeres, los feminicidios y la estigmatización hizo que quisiera contar esa cotidianidad que atraviesan los cuerpos de las mujeres por medio de la fotografía. 

“Las mujeres han dejado las armas pero no sus luchas”

Salomé Gómez Corrales, antropóloga, integrante de la Ruta Pacífica de las Mujeres y  asesora de la Agencia Nacional de Reincorporación y Reintegración –ARN– destaca que, aunque tradicionalmente se ha visto a los hombres como los principales actores en los conflictos armados, las mujeres también han participado activamente tanto en la guerra como en los procesos de paz. «Las mujeres son las que están sosteniendo este tejido social, cuidando la vida y exigiendo participar en los procesos políticos», afirma.

Según Salomé, las mujeres excombatientes enfrentan barreras significativas, incluyendo la estigmatización y la falta de reconocimiento económico, social y político de su trabajo de cuidado. Enfatiza en la importancia de implementar integralmente el acuerdo de paz y las más de 100 medidas afirmativas con enfoque de género, para que ellas puedan mantener su lugar en la vida civil y continuar su lucha por la paz.

Las mujeres excombatientes, como señala Salomé, no solo han dejado las armas, sino que han adoptado el diálogo y la participación política como caminos hacia la paz. “Ahora resisten pacíficamente. Han dejado las armas pero no han dejado sus luchas. Siguen luchando ahora con la palabra, con la juntanza, desde lo colectivo”. 

Para Alexa por ejemplo, la fotografía le permite aportar a la memoria,  la reconciliación y a hacer pedagogía. “Eso no lo hubiera podido hacer con un fusil en la espalda. Eso también es construir una trinchera de paz”, dice. 

Contra la estigmatización y por la dignificación del cuidado 

“El lugar de las mujeres en la sociedad en tiempos de guerra y en tiempos de paz sigue siendo el trabajo del cuidado no remunerado, el cuidado del otro, el cuidado de las familias, el cuidado de la vida y las comunidades”, dice Salomé. Muchas de ellas estuvieron en la guerra buscando romper esos roles tradicionales de género, sin embargo, los asumieron. “En la cocina, en el cuidado de enfermos. Salen, dejan las armas y siguen en esa tarea”. 

Sigue siendo un reto en el marco de la implementación del acuerdo de paz, reconocer ese trabajo. Salomé cuenta que incluso la falta de ese reconocimiento implica una afectación para muchas en su salud mental. “Muchas de ellas asumen este rol en sus familias porque lamentablemente a muchos los siguen asesinando y quedan viudas a cargo del cuidado de sus familias”. 

En lo que va del año, 16 firmantes de paz han sido asesinados en el país, todos hombres. Uno de ellos, Juan Gabriel Hurtado, en el municipio de La Macarena del departamento del Meta.

En cifras de la ARN, entre 2001 y 2024, 11 577 mujeres salieron de grupos armados al margen de la ley en Colombia, de las cuales, desde el año 2018 al 31 de diciembre de 2023, 2.774 se beneficiaron del Plan Marco de Implementación del acuerdo final de paz de 2016 entre las FARC-EP y el Estado Colombiano. 

Pasados siete años del acuerdo de paz, “las mujeres siguen haciendo un llamado muy vehemente a los grupos armados a que la única salida es a través del diálogo”, dice Salomé. Explica que en esta lectura del desarme de estas mujeres, se debe tener en cuenta  la Resolución 1325 del 2000 del  Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde se plantea que las mujeres son víctimas especiales y que la paz es posible solo con su participación. 

“Acá en Colombia, más de 20 años después de esta resolución, apenas está caminando el plan de acción enmarcado en esta resolución, donde las mujeres excombatientes han tenido un lugar muy importante haciendo una agenda política y demostrando sus apuestas y demandas específicas”, cuenta Salomé.

El reto y la deuda no sólo con las firmantes de paz sino también con el resto de mujeres de la sociedad es, para Salomé, un Estado que garantice y reconozca el trabajo del cuidado. Muchas de las compañeras de Alexa, por ejemplo, “asumieron ser madres y seguir dando la lucha desde otro escenario, otro contexto”. 

Las firmantes de paz, cuenta Salomé, están convencidas de que hay una ganancia en sus derechos y en su reconocimiento como  ciudadanas al dejar la guerra. “El llamado de ellas es que los nuevos diálogos que se abran con nuevos grupos no pueden hacerse sin la participación de las mujeres, sin que las mujeres estén allí poniendo sus demandas particulares. 

Lea también: Es debatido en Cámara Proyecto de Ley sobre Violencia Digital de Género

Más Populares

¡Conócenos!

Somos una Agencia, y el medio para impulsar la transformación a través de la comunicación.

Deja una respuesta

Solo los administradores pueden añadir usuarios.