Cuando Johnny Heriberto Arias López decidió establecerse en Villavicencio para estudiar su pregrado en medicina veterinaria y zootecnia en la Universidad de Los Llanos, jamás pensó que a sus 30 años, sus metas se verían truncadas por lo que inicialmente fue un ‘auto fantasma’.
El martirio para la familia Arias López empezó sobre las 10:00 de la noche del 15 de enero de este año, cuando Johnny se dirigía en su motocicleta hacia a su hogar luego de terminar su jornada de trabajo en Homecenter. En su recorrido por la entrada que comunica Multifamiliares Los Centauros con La Esperanza, fue golpeado por un automóvil que tras el suceso, huyó del lugar.
Sin embargo, el escape no fue efectivo, pues el impacto del golpe fue tal que la placa del automóvil se cayó en medio de la vía y se convirtió después en evidencia para la Fiscalía. Al parecer, el conductor se encontraba en estado de embriaguez cuando sucedió el accidente.
Arias quedó en un crítico estado de salud, obteniendo una fractura en el brazo derecho y otra en la clavícula, por lo que tuvo que ser recluido en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica Meta durante un mes y otros tres meses estuvo hospitalizado. Hasta la fecha, la familia de Johnny clama justicia.
El Cuarto Mosquetero conversó con Diego Arias, hermano del afectado, quien relató las dificultades que ha tenido que pasar junto a su madre, para cuidar de Johnny en medio de una pandemia.
Esa noche amarga en la que Johnny quedó tendido sobre el asfalto, ningún familiar se encontraba en Villavicencio, pues su lugar de origen se encuentra en El Cairo, Valle del Cauca. En ese sitio estaba su madre cuando se enteró del accidente; su papá, se encontraba en Bogotá; y su hermano, estaba un tanto más lejos, en Estados Unidos.
Empacando apenas lo necesario, la papás de los Arias emprendieron viaje a Villavicencio tan pronto se enteraron de lo sucedido. Por otro lado, Diego, estando a 4,217 kilómetros del país por motivos laborales, llegó 15 días después, dejando atrás su trabajo para cuidar de su hermano.
Días después, el padre regresó a Bogotá y Johnny quedó bajo el cuidado de su madre y su hermano, quienes tuvieron que mudarse de la pieza que el universitario tenía en arriendo en la vereda Barcelona debido a la cercanía con su lugar de estudio, y buscar una casa en un lugar más central, para poder llevarlo a las citas médicas y demás diligencias, pues su condición actual no le permite movilizarse por sí solo.
Durante el tiempo que estuvo Johnny en cuidados intensivos, sus familiares se quedaron en la pieza, pero cuando ya pasó a ser hospitalizado, inició la pandemia del covid-19, por lo que el universitario requirió de acompañamiento permanente, entonces su mamá le cuidaba en el día y su hermano durante la noche.
Esa fue la rutina diaria de Diego y su madre hasta que finalmente le dieron de alta y tuvieron que buscar un apartamento que se ubicara en un lugar más central dentro del casco urbano de Villavicencio, para evitar los largos viajes de ida y regreso hasta la vereda.
Debido al accidente, Johnny tiene una lesión en la columna que le impide mover las piernas, en el brazo derecho no se le han podido intervenir unas fracturas debido a que en el momento del suceso sus pulmones colapsaron y estos órganos eran la prioridad tras el siniestro de tránsito. Además, la víctima padece traumas severos en la cabeza que le generaron déficits de razonamiento.
El presunto causante de las desgracias de la familia Arias, se presentó ocho días después del accidente identificándose como Herley Ruiz Salomón, y señalando que no era él quien iba en estado de embriaguez, sino Johnny. Sin embargo, esta afirmación es imposible de confirmar, pues al motociclista nunca se le practicó prueba de alcoholemia dado que al momento del accidente, la prioridad era salvar su vida, aunado a eso, existen testimonios de sus compañeros de trabajo que aseguran el motociclista recién salía de terminar su jornada laboral. Al dueño del auto fantasma, no hubo siquiera la oportunidad de tomarle una muestra debido a su huida fugaz.
Diego relató que algunos compañeros de universidad de Johnny tienen amigos en común con la hija del sindicado, y a través de ellos, supieron que horas antes del accidente, subieron estados de redes sociales, en los que se les veía a él y a sus hijos departiendo en medio de licor y algarabía. Pero al día siguiente, eliminaron las publicaciones.
“El señor iba conduciendo, iba con sus dos hijos, que son complices, complices de este intento de este intento de homicidio”, comentó Diego.
El hermano de la víctima también comentó que el señor Ruiz Gomez, tiene un taller de lujos para automóviles, en el barrio San Benito, al cual le cambió la matrícula mercantil luego de transcurrir cinco días desde el accidente. Incluso cambió nomenclaturas con respecto a otras propiedades en su posesión.
El proceso en la Fiscalía ha permanecido estancado debido a que por la pandemia, los juzgados habían estado cerrados. Por ahora, se ha logrado que la entidad judicial le inmovilice el auto al señalado.
Pero no todo ha sido malo, en estos momentos de dificultad, tanto familiares, como amigos/as y compañeros de Johnny han sacado a flote su solidaridad, con constante apoyo tanto moral como económico. La Universidad de los Llanos, por ejemplo, realizó la campaña en el marco del Festival por la Salud, el pasado mes de febrero, con el fin de recaudar fondos y productos de aseo.
No obstante, la lucha de esta familia sigue, no solo en su persistencia por la pronta recuperación de Johnny sino por su grito de justicia, su anhelo de que este caso, no quede impune. Es por eso, que la familia Arias envía un mensaje contundente: Que pague por lo que hizo o que al menos esté pendiente de lo que el joven universitario necesita, pues hasta el día de hoy, el sindicado no ha brindado ningún tipo de ayuda para resarcir el daño hecho.