El sionismo se convirtió en un movimiento social, acuñado y teorizado principalmente por Theodor Herzl, judío nacido en Hungría en el siglo XIX. Desde el sionismo se proponen diferentes conceptos reivindicativos del pueblo judío, pero con el fin de llevar un hilo conductor más claro y de no extender la discusión por ramas que no vienen al caso, el eje transversal de este texto pretenderá atender la disertación que gira alrededor de una de las premisas más importantes del sionismo, la cual se encuentra recogida principalmente en el libro “Der Judenstaat” (El Estado Judío), escrito por el mismo Herzl.
Allí se indica que los judíos tienen el derecho inalienable a vivir en un Estado propio, y por lo tanto, la recuperación del territorio que para ellos ancestralmente les pertenece, se toma como una necesidad primordial. Claramente esta premisa pretende volver a reunir al pueblo judío en una locación geográfica, hecho que históricamente se había convertido en un problema, gracias a la gran diseminación de la población judía, producto de las múltiples diásporas que han sufrido alrededor del mundo.
El problema que plantea el mencionado derecho inmerso en “Der Judenstaat”, que a la vez se convirtió en el estandarte del movimiento; es que se toma como el deber ser, ubicar específicamente este Estado judío, en lo que en la antigüedad se conocía como Judea y Samaria. Territorio que para el siglo XIX, habitaba un pueblo de origen árabe, llamado Palestina. La importancia que da la comunidad judía a dicha premisa es enorme, y queda explícita en diferentes escenarios. Por ejemplo, dentro del prólogo de una de las versiones en español de “Der Judenstaat”, escrito por la Organización Sionista Argentina y el Departamento de Hagshamá de la Organización Sionista Mundial, podemos encontrar lo siguiente:
“El Estado Judío” es la muestra perfecta del pensamiento anticipatorio y de la firme convicción de Theodor Herzl para impulsar el nacimiento de lo que es hoy una realidad, orgullo y dignidad para todo judío y la humanidad: el Estado de Israel. El ideario sionista continúa vigente y vital como hace 100 años. Sigue invocando a la reunión del Pueblo Judío y reconociendo a Eretz Israel como el sitio más pleno y significativo para vivir como judíos, gestando una sociedad ejemplar que se sostiene en la permanente construcción de la democracia y de los valores humanos. (Departamento de Hagshamá, 2004)
Fue tanta la acogida y el éxito de estos postulados entre la comunidad judía mundial, que una vez publicado el libro en el año 1896, paulatinamente comenzó un incremento de la inmigración judía desde diferentes lugares del mundo hacia el territorio que en ese momento ocupaba Palestina. Dicha movilización, se incrementó de forma alarmante en la década del 20 del siglo XX, y llegó a su punto más álgido a finales de la década del 40, gracias al cruento genocidio judío que ya se estaba desarrollando por parte de la Alemania Nazi en la mayor parte de Europa. La Ilustración 1, enseña una imagen que muestra la forma en la que Palestina fue perdiendo territorio gracias a la fuerte inmigración y la posterior creación de Israel como Estado.
Una vez terminada la segunda guerra mundial, Naciones Unidas decide crear el Estado Judío, como contraprestación a los vejámenes vividos por este pueblo en Europa. La creación de aquel país, termina cercenando una parte del territorio palestino, hecho que no es reconocido por Palestina y algunos países árabes aliados a este, convirtiéndose así en el antecedente más antiguo del conflicto entre ambos estados. Durante el lapso de tiempo mostrado en la Ilustración 1, que va desde 1946 hasta el 2010, podemos evidenciar que, Palestina ha perdido más del 80% del territorio que antes le pertenecía. Según Amnistía Internacional, una vez instalado Israel en el territorio, y contando con el apoyo bélico de occidente, dicho país se ha apropiado de más de 100.000 hectáreas de terreno palestino, demoliendo también hasta 50.000 viviendas de los pobladores árabes. Así, a grandes rasgos encontramos la causa principal del conflicto palestino-israelí, y queda manifiesta la gran injerencia que ha tenido el movimiento sionista en una de los conflictos más largos de la historia.
Entendiendo cuál es el inicio del movimiento, y cómo los sionistas llegan al poder israelí una vez creado el país gracias a Naciones Unidas; se propone dar un repaso por la actualidad y revisar cómo actúan los postulados sionistas en el mundo moderno. Para esto tomaremos algunos puntos desarrollados por Herzl en su trabajo y los observaremos desde la perspectiva palestina, para encontrar si realmente las ideas sionistas han creado una “sociedad ejemplar que se sostiene en la permanente construcción de la democracia y de los valores humanos”, como ellos argumentan.
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El problema judío
Al inicio de este apartado donde se trata el tema del problema judío, podemos encontrar el siguiente fragmento:
Nadie negará la miseria en que viven los judíos. En todos los países donde viven en número apreciable son perseguidos, en mayor o menor escala. Aunque la igualdad de derechos existe legalmente, de hecho, está abolida en casi todas partes. Ya no pueden alcanzar, siquiera, los cargos de mediana importancia en el ejército, en profesiones públicas o privadas. Se trata de arrojarlos del mundo de los negocios: “¡No les compréis a los judíos!”. (Departamento de Hagshamá, 2004)
Indudablemente no se puede argumentar que Herzl mienta en algo de lo que aquí plasma, y muestra de manera fehaciente la situación de su pueblo en ese tiempo. Claramente son hechos que actualmente deberían estar totalmente erradicados. Sin embargo, esto es fuente para encontrar las primeras contradicciones en el modelo sionista. ¿Sería descabellado afirmar que la situación que viven los palestinos actualmente no es bastante similar a la que narra Herzl para el caso judío en aquel tiempo?
Israel se ha venido posicionando durante algunos años como una potencia mundial destacable, con un poderío regional indiscutible, solo medianamente igualado por Arabia Saudita. Por lo tanto, no es necesario entrar a revisar punto por punto las diferencias entre Israel y Palestina, ya que es obvio que el país judío supera al país árabe en todos los indicadores. Si bien no se puede argumentar que Israel sea el único culpable de la miseria que vive Palestina en este momento, está claro que sí tiene una cuota muy alta de responsabilidad. En el fragmento extraído del libro de Herzl, este habla sobre la miseria en la que vivían los judíos. Ante esto, podemos encontrar que La ONU ha revelado datos indicando que una zona como la franja de gaza, se está convirtiendo en un territorio prácticamente inhabitable, con índices de desempleo de más del 50%, y de pobreza por encima del 53%.
Las restricciones a la movilidad, los castigos colectivos ejercidos por los israelíes, y la constante violación a los derechos humanos en contra de los palestinos, se convierte en una especie de “déjá vú”, de lo realizado por los europeos en contra los judíos. ¿Por qué entonces los judíos realizan abiertamente las acciones que antes con tanto ahínco denunciaban? ¿Dónde está la sociedad que sostiene y promueve los valores humanos y la democracia?
De cómo se ha tratado de resolver el problema hasta ahora
Este título nos introduce en otro de los apartados que Herzl desarrolla dentro de su manifiesto. A grandes rasgos el autor repasa la mayoría de las opciones que se habían tomado en cuenta para brindar solución al problema judío y enfatiza en el agravio que sería para su pueblo ser condenados a ser campesinos agricultores, ya que entiende que los judíos tienen potencial para desarrollar muchas otras actividades. Sobre todo, se palpa durante la lectura de estas líneas, la impotencia que siente el autor al saber que el futuro de todo su pueblo en ese momento no dependía de ellos, sino de las acciones que terceros quisieran tomar para favorecer o empeorar la situación que vivían los judíos.
¿No existe una similitud entre lo relatado anteriormente y la situación actual del pueblo palestino? Los pobladores árabes viven en un devenir constante, y se encuentran a merced de lo que Israel, Arabia Saudita, e Irán dispongan. Naciones Unidas al contrario de lo realizado en su momento para favorecer a los judíos, se ha limitado a enviar misiones de salud y migración como paños de agua tibia para el problema, pero en realidad no ha sido capaz de brindar soluciones concretas. Mientras tanto los bombardeos indiscriminados de Israel en contra de Palestina no paran, y podemos encontrar datos como el siguiente:
La ofensiva ha tenido un impacto catastrófico y trágico en los niños. Han muerto 392 niños, 2.502 han resultado heridos. Si tenemos en cuenta lo que estas cifras representan para la población de Gaza, es como si hubieran muerto 200.000 niños en Estados Unidos. (El Mundo, 2014)
Las negociaciones que han iniciado y terminado en múltiples ocasiones sin un acuerdo eficaz, se ven bastante lejos en este momento, y no gracias a Palestina, sino a Israel, el cual se ha plantado en la posición de no negociar, y sigue atropellando los derechos humanos de los palestinos sin tener prácticamente ninguna sanción internacional.
Una conclusión al conflicto
Después de haber repasado los dos anteriores apartados, nos damos cuenta que Palestina vive hoy dos problemas gravísimos, los cuales ya fueron sufridos por los judíos tiempo atrás. El primer problema, es que se encuentran en una situación de sub-ciudadanos dentro de su misma tierra. Esto debido a que Israel lleva décadas aplicando una serie de medidas que vulneran gravemente los derechos de los palestinos, obligándolos a vivir en condiciones no aptas para una persona. Y el segundo problema, es la poca o nula capacidad que tienen las instituciones gubernamentales palestinas, dejando a su población a merced de los gobiernos vecinos.
En este punto, Israel debería ser consciente de la superioridad militar, económica, y política que tiene sobre Palestina, y de que cuentan con la posibilidad de ofrecer una mejor situación de vida a sus vecinos árabes. Israel está en plena capacidad de brindar una negociación a los palestinos donde ambas partes ganen, con el fin de superar la situación de conflicto que, aunque deja perdedor a Palestina, afecta a ambos países y a la región por igual.
Sin embargo, no podemos desconocer el ambiente político internacional, y está más que claro que Israel depende mucho de las decisiones que tome Estados Unidos, el cual ha sido su sostén desde la creación de este Estado una vez terminada la segunda guerra mundial. Un punto a favor, es que se ha observado que los estadounidenses ven con buenos ojos la paz entre estos pueblos. Los analistas internacionales son optimistas gracias a la llegada de Biden al poder, y esperan que este presidente pueda reanudar las negociaciones entre ambos países.
El verdadero Israel
Para culminar, es necesario echar un vistazo a la situación interna israelí, y es que se puede decir que el antisionismo es tan viejo como lo es el mismo sionismo. Existen luchas internas dentro del judaísmo y dentro de Israel, las cuales critican la forma de actuar de los sionistas. Es necesario entonces que los israelíes cuestionen el actuar de sus gobiernos, y cuestionen a fondo los ideales que el movimiento sionista propone, ya que podemos estar seguros de que no todos los judíos son sionistas, ni todos los israelíes son sionistas.
Este movimiento se ha incrustado en el poder, llevando a cabo una política belicista durante años, que de ninguna forma representa lo que piensa el grueso de la sociedad israelí. Además, estos gobiernos sionistas han tratado de tildar como antisemitismo, el antisionismo, con el fin de desviar el debate político, entrando a campos que comprometen lo que tras décadas se ha convertido en lo políticamente correcto. Cientos de libros y películas que muestran los horrores vividos por los judíos durante el holocausto, han servido para sensibilizarnos, observando un fragmento de la historia que nunca debió haber ocurrido y que esperamos jamás se repita. Sin embargo, esta sensibilización ha nublado nuestro sentido objetivo, y no nos deja ver las acciones repudiables que los sionistas llevan a cabo en contra de los palestinos, y claramente, esto lo tenemos que denunciar.
Se quiere dejar claro, que este texto no desconoce en ningún momento las dificultades, los atropellos y los ataques que históricamente ha sufrido el pueblo judío. Lo que aquí se quiere dejar ver, son las contradicciones en el discurso sionista. No es aceptable utilizar los hechos pasados como una excusa para el actuar presente. No pueden atropellar los derechos de otro pueblo, realizando las mismas acciones que con tanto ahínco criticaron en el pasado. El discurso tiene que ser uno solo para todos los frentes, y no lo pueden adaptar solo a sus necesidades y ambiciones megalómanas. Sobre esto se basa el problema de las contradicciones sionistas.