El fútbol como herramienta de construcción de paz en La Madrid, Villavicencio

Juan Carlos Padilla, director técnico de la escuela Atlético Llaneros, se encarga de instruir a 140 muchachos en el deporte más famoso del mundo: fútbol. Este actividad resulta una estrategia ideal para que jóvenes de la urbanización La Madrid -estigmatizada por ubicarse en la periferia-, enfoquen su energía y tiempo libre en un pasatiempo que bien podría convertirse en su proyecto de vida. 

Pero en Colombia, el apoyo al deporte no ha sido suficiente durante décadas. Aunque el Gobierno Nacional anunció que se ha tenido un incremento histórico durante los últimos dos años, teniendo una cifra de 696.000 millones de pesos para el 2021; el año pasado Ministerio del Deporte afirmó que contaría con el 46.4% menos del presupuesto que necesita para cumplir con sus obligaciones de fomento de la actividad física y de infraestructura para dicho fin.

Teniendo esto en cuenta, cada vez más han surgido iniciativas autogestionadas que han recibido el apoyo de personas como el periodista y conferencista Gabriel Parrado, quien acudió recientemente al barrio Ciudad Porfía, aledaño a La Madrid, durante un campeonato de interclubes que jugaría Atlético Llaneros, con el fin de conocer la escuela deportiva del profesor Juan Carlos y apoyarlo con uniformes para los jóvenes futbolistas. “Esta iniciativa es sin ánimo de lucro, no se paga mensualidad, yo hago una labor social. Yo trabajo con las uñas, entonces yo le agradezco a las personas que me colaboran, que me tienden la mano con implementos deportivos”, comentó el director técnico. 

Lo que más sorprende de esta labor desinteresada en medio de un país que sigue ‘cojeando’ en materia de apoyo a deportistas, es que este hombre lleva 14 años en silla de ruedas. Tan solo un año después de haber perdido la movilidad en sus piernas, fundó su escuela de formación deportiva para aportar desde el deporte en la construcción de tejido social, pero también encontrando en este proceso fuerzas para salir adelante pese a las adversidades. No solo ha entrenado a jóvenes en La Madrid y Porfía, también lo ha hecho en Villas del Ocoa. “Estoy en silla de ruedas pero no me impide para nada sacar estos muchachos adelante, arrebatárselos a los vicios”, concluyó el profesor.

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