La amistad de Roberto y el perro Lucas

Había una vez, un lindo municipio alejado de la ciudad llamado San Pablo, allí vivía Roberto con su mamá Rosa y su papá Ángel.

Un día Roberto iba de paseo por el bosque cercano, en busca de algunas moras silvestres para ayudar a preparar el jugo que se tomaría con su familia en el almuerzo, en su recorrido vio un perrito hermoso, tenía un collar donde decía Lucas, él llevo al perrito Lucas a su casa y nunca le cambió este nombre. Roberto buscó a los dueños y nadie conocía a este perro, así que en una tarea muy difícil logró convencer a sus padres para quedarse con Lucas, ahora eran una familia aún más feliz.

El niño siempre había soñado con tener una mascota, en esa semana Roberto le daba de comer muy juicioso y le construyó una casa de madera donde pudo dormir cómodamente, luego le hizo una correa nueva y un collar usando las flores que recogió en el campo, él se divertía mucho a su lado. Al llegar el invierno Roberto le hizo una capa para que al salir a jugar Lucas no se mojara y así transcurrieron muchos días divertidos y llenos de amor.

Un día llegaron los cobradores de impuestos, lamentablemente los padres de Roberto no tenían dinero para pagar, pues su trabajo les alcanzaba solo para comprar sus alimentos y los cobradores de impuestos les dijeron que si no pagaban se llevarían el perro; Roberto se puso muy triste, pero les dijo que volvieran la siguiente semana pues ellos tendrían el dinero para pagar, los papás de Roberto se asombraron porque no sabían cómo iban a hacer ese pago, pero Roberto los tranquilizó diciéndoles que él iba a trabajar, que no se preocuparan, pues él sabía que iban a conseguir pronto el dinero.

Roberto empezó a pintar hermosos paisajes que fueron admirados por los vecinos que se habían acostumbrado a ver todos los días la gran riqueza natural que los rodeaba y no sabían que vivían en un territorio tan hermoso. Así comenzó a venderlos entre sus vecinos y amigos, empezaron a contarle a los demás y se fue esparciendo la noticia de los cuadros con los más hermosos paisajes. Roberto se volvió el mejor pintor de la región y pudieron pagar los impuestos y mejorar sus ingresos. Con el dinero que les quedó, Roberto pudo comprar una casa para sus padres con un hermoso jardín con rosas, lirios, girasoles, margaritas, claveles, dalias, hortensias, canas índicas, acacias y muchas otras flores a las que llegaban hermosas abejas que a Roberto también le gustaba pintar. La familia era feliz pues en cada amanecer disfrutaban del delicioso aroma de las flores. Roberto iba todos los días al supermercado, en una de esas idas decidió comprarle a Lucas una casa, un collar, una correa y una capa más moderna y resistente.

Roberto siguió trabajando y siguió comprando más cosas para ellos y para Lucas y arreglando cada vez más su jardín, y entendieron que, a veces, a pesar de los malos momentos que se puedan vivir, siempre hay una solución y una salida a los problemas que se presenten en la vida y que la respuesta en ocasiones está en la naturaleza. Si no hubieran llegado a cobrarles los impuestos, tal vez Roberto no se hubiera animado a dibujar y hacer de sus dibujos los mejores de toda la región.

Roberto dedicó el resto de sus días a disfrutar de su familia, dibujar paisajes que era lo que más le gustaba hacer y disfrutar de su amigo Lucas quien fue su compañero hasta el día de su muerte. Todos sus vecinos y amigos en su honor ayudan a cuidar los paisajes para que siempre se vean como los cuadros que también conservan.

Reporterita: Sharon Angélica Alférez

Si quieres conocer más estos relatos, puedes descargar Cuentos del Bosque, una recopilación de historias creadas por nuestros y nuestras reporteritas populares en Villavicencio y Acacías en el Meta, y El Peñón en Santander, quienes desde la comunicación vienen aprendiendo sobre el cuidado de la naturaleza y el derecho a una alimentación y nutrición adecuada.

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