Desde el arte se viene construyendo paz en Altavista, Medellín

Alejandro Cartagena de Aguas, es un joven que se ha encargado de liderar procesos de construcción de paz mediante el arte. Es estudiante de producción audiovisual y le apasiona la fotografía de naturaleza. 

Por medio de un semillero de Rap, al cual asisten jóvenes entre los 15 y 23 años de edad, viene trabajando constantemente en mostrarle múltiples oportunidades a su comunidad. Allí desarrollan actividades bajo los cuatro elementos que maneja el Hip Hop que son, MC, DJ o productores de música, grafiteros y B-boy, con el fin de formar a las y los jóvenes desde la generación de conciencia y la proyección de las artes.  

Desde el 2019 Alejandro Cartagena, hace parte de la Corporación Cultural  del corregimiento Altavista, del municipio de Medellín, apoyando el área de comunicaciones. En ese mismo año, decide postularse a la beca ‘Viva Voz’ de Memria, la cual ganó siendo el único joven de su ciudad que recibe esta oportunidad. A partir de entonces, empieza a poner en marcha su proyecto investigativo para recopilar relatos orales de procesos de construcción de paz y no repetición de su comunidad, posteriormente transformándolos en podcast y textos periodísticos. 

Desde allí, Alejandro se encontró con historias atravesadas por el conflicto, la delincuencia común y la desigualdad, pero de esto pudo rescatar la resiliencia de su comunidad y de igual manera, resaltar las voces de las y los protagonistas, su lucha y resistencia campesina. Estos podcasts estan siendo emitidos en toda la comunidad por medio de parlantes a lo largo y ancho de este corregimiento, pero también por redes sociales y DVD’s, dado que no todos cuentan con un teléfono móvil. 

En compañía de su equipo de trabajo, Alejandro quiere continuar recopilando historias y generando conciencia a través de los podcasts y asimismo sembrando paz, amor, y esperanza en la vereda Alta Vista.

Alejandro, también hace parte de un grupo de Hip Hop llamado Área 70, en sus letras, esta agrupación busca reflejar la realidad rural, enaltece a los campesinos y la resistencia de su gente. El objetivo principal es llevar un mensaje a través de canciones que a su vez generen identidad. Por ello, usan sonidos “naturales” acústicos, de flautas, tambores, y “muy del Pacífico”, tratando de desprenderse del rap tradicional estadounidense, que según aseguran tienen ritmos superficiales hechos con ayuda de la tecnología.

En unos años, Alejandro se proyecta y sueña con crear escuelas de arte que aporten a la vida de muchos jóvenes en su región.    

Escucha los podcast: Mujeres Rurales  y Juventud Rapera Corregimental 

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