Más de 1.200 personas de trece o catorce pueblos indígenas -mayoritariamente Embera Katío- llegaron hace más de 20 días al Parque Nacional en Bogotá exigiendo soluciones estructurales debido a la precarización de la vida de quienes han tenido que llegar a vivir a la ciudad.
En el encerramiento con cintas y palos entre la calle 36 con carrera 7 hacia el interior del parque, se encuentran indígenas desplazados de distintas regiones del país debido al conflicto interno, a la pobreza estructural y a la pandemia del covid-19 que los dejó sin dónde vivir pese a algunos someros auxilios de arriendo que apenas terminaron los dejaron nuevamente a la deriva. Muchos de ellos/as caminaron durante catorce horas hasta llegar al Parque y allí, en cambuches improvisados y a la intemperie, han estado durante más de 24 días en una minga no declarada, como dicen ellos, a pesar la amenaza de desalojo, que se haya perdido el diálogo con el gobierno distrital y de las intimidaciones y agresiones provenientes de la fuerza pública y terceros de los cuales han sido víctimas, según denuncian.
A pesar de los intentos de la Alcaldía de Bogotá por trasladarlos al Parque La Florida, las y los líderes de los diferentes pueblos indígenas representados por las autoridades indígenas de Bakatá, insisten en que ese parque no está debidamente adecuado.
Con canecas en un parque público y una manguera, que es zona de baño, atención a bebés y lavado de ropa al mismo tiempo, esperando donaciones para intentar subsanar la desnutrición severa de muchos de los niños y niñas que allí acampan, siguen decididos en su búsqueda de la mesa de diálogos con el Gobierno Nacional, mientras que la orden de desalojo podría verse efectuada después que el proceso de caracterización que adelanta la Unidad de Víctimas, finalice, según dio a conocer el medio Rolling Stone.
Y de hecho, este 27 de octubre el secretario de Gobierno de Bogotá Luis Ernesto Gómez, anunció que el traslado de esta comunidad indígena del Parque Nacional al Parque de la Florida en la localidad de Engativá, se hará de manera concertada y tomará varios días más.
El funcionario agregó que se ha realizado un acercamiento a esta comunidad, para darle a entender «que están exponiendo innecesariamente a niños de brazos al sol y al agua, cuando pueden estar con un techo, con alimentación y un puesto de salud cerca como lo tenemos habilitado en la Florida y esto lleva varios días en el proceso”, afirmó.
Cabe recalcar que este grupo indígena tenía plazo de 48 horas para desalojar, no sin antes tener la caracterización de parte de la Unidad Nacional de Victimas y luego reiterar las ayudas mientras retornan a sus tierras, de acuerdo con lo que exigido por la población indígena, esta decisión la tomó el inspector Javier Orozco en medio de una audiencia.
Sin embargo, la población indígena asentada en el parque afirmó que no permitirán el desalojo sin garantías, exigen un lugar de paso para poder organizarse y regresar a sus territorios.