Por: Jessica Vergara #ElCuartoMosquetero
“Si vivamos que sea por lo menos para vengar la sangre de los muchos caídos, de los miles de mártires” – Solano Palacio.
Tan fugaces como los sueños, fueron las esperanzas de muchos jóvenes que debido a la corrupción, o a las injusticias de sus épocas, decidieron manifestarse, para cómo lo dice la canción de Bobby Quesada “HACER SU HISTORIA Y CUBRIR AL PUEBLO DE GLORIA”.
Esta es la historia de flores cortadas a la fuerza; ellos no querían ser sacados de lo basta, pero complicada tierra que los humanos llamamos vida, sin resistir y luchar.
Amigo (a) lector viaje conmigo al recuerdo de las y los jóvenes que dieron su vida para que hoy tengamos mejores condiciones académicas y participativas: hacia el año de 1909 estudiantes se movilizaron contra las injusticias del presidente de le época, Rafael Reyes, y éste, como aún sigue sucediendo, respondió con represión y los encarceló. Esto fue un preámbulo comparado con lo que ocurrió un 7 de junio de 1929, donde un mayor número de estudiantes se manifestaron por las calles de la capital para repudiar la masacre de las bananeras y decir “NO ESTAMOS DE ACUERDO en que usted General Cortés Vargas, se vuelva jefe de la Policía de Bogotá siendo responsable directo de la masacre”.
De repente la marcha se detuvo cerca al Palacio Presidencial, y una bala de la guardia presidencial alcanzó la espalda de Gonzalo Bravo Pérez, un joven Ipialeño que cursaba segundo año de derecho en la Universidad Nacional de Colombia, fue el primer mártir de la lucha estudiantil colombiano.
25 años después y casi terminada la marcha pacífica de conmemoración del 8 de junio, fue asesinado el estudiante Uriel Gutiérrez; ante tal indignación los estudiantes marchan al día siguiente, un 9 de junio. Sin embargo, mientras se movilizaban por la carrera séptima dirigiéndose hacia la Plaza de Bolívar, de la nada, oficiales lanzan balas a toda prisa y costean las vidas de Álvaro Gutiérrez, Elmo Gómez Lucich (peruano), Hernando Morales, Rafael Chávez Matallana, Jaime Moure Ramírez, Hernando Ospina López, Hugo León Vásquez y más adelante Jaime Pacheco Mora fue asesinado en plena Av. Jiménez.
Pero toda resistencia tiene victorias, en 1957 como héroes de la democracia, fue elogiado el movimiento estudiantil colombiano, porque al unir sus fuerzas, propicio la caída del General Rojas Pinilla.
Seguidamente, hacia el año de 1983 y en la ciudad de Cali, Jesús Humberto León Patiño, un estudiante de odontología luchó hasta el último momento de su vida, para que fueran re adecuados las edificaciones para que los estudiantes de las zonas rurales vivieran en estas, ya que se había creado la agencia de cooperación estudiantil para que estudiantes habitarán allí, pero no se veía materializado.
Además, debido a un estatuto de seguridad muchos estudiantes fueron perseguidos y otros más desaparecieron en los años de gobierno de Julio Cesar Turbay, tan sólo por tener libros sobre ideas socialistas o progresistas.
En el año 2006, Oscar Leonardo, un joven de Líbano Tolima es asesinado por el ESMAD cuando se dirigía a una reunión con sus compañeros de la Universidad Distrital, pero quien lamentablemente recibe un proyectil en la cabeza en medio de los enfrentamientos que se estaban desatando en la Universidad Nacional contra los Tratados de Libre Comercio –TLCM; un 10 de marzo fallece de muerte cerebral y se lleva con él todas sus ideas de equidad que representaba a través de procesos comunicativos[1].
Es así como en múltiples espacios el movimiento estudiantil se reunie a conmemorar y homenajear la masacre de muchos mártires estudiantiles; pero aunque se identifique que cada año, muchísimos jóvenes continúan dando su vida por la construcción de un país más equitativo e incluyente, cada masacre sigue siendo un dolor punzante al que no nos podemos acostumbrar, ni nunca lo haremos-
Hace poco el movimiento social y estudiantil tuvo que nuevamente llorar la vida de Miguel Angel, un estudiante de la Universidad Distrital quien fue atacado desmedidamente por efectivos del ESMAD, durante una de las protestas de paro indefinido en el que se encontraba el centro educativo, y después de debatirse entre la vida y la muerte, se convirtió en otro ausente que arde en los corazones de los que continúan en la lucha.
En la tierra, hay todo tipo de flores, como esas que nacen para luchar y logran cambiar la historia, que deben quedar sembrada para siempre en la memoria de quienes seguimos soñando con un país distinto.
[1] Para conocer más sobre la historia de Oscar Leonardo: http://www.elsalmon.co/2016/02/estudiante-oscar-leonardo-salas-angel.html