Según la organización Colombia Diversa defensora de derechos humanos de las personas LGBTI, el día del orgullo LGBTI se celebra desde hace 51 años, luego de que el 28 de junio de 1969 a raíz de un abuso policial en contra de un miembro de la comunidad, los gays, lesbianas, afrodescendientes e inmigrantes de Nueva York, se volcaran a las calles a exigir sus derechos a la igualdad y la libertad de expresión. Para esa época la homosexualidad era un delito que merecía un castigo ejemplar por parte de las autoridades norteamericanas.
A partir de esa fecha, comunidades de todo el planeta se adhirieron a la celebración y poco a poco se fueron convirtiendo en una marea arcoíris que año tras año inunda las calles de las principales ciudades del mundo con banderas, telares, globos y todos los elementos propios de una marcha, siempre procurando mantener los límites del pacifismo durante el evento.
En Colombia se realizan estas marchas desde el año 1982, cuando luego de una ardua lucha, se lograra derogar la norma del código penal que consideraba a la homosexualidad como un delito en el país. A partir de allí, se abrieron las puertas de participación activa política, comunitaria y social para estas personas, permitiendo el reconocimiento y la inclusión paulatina de los miembros de la comunidad LGBTI dentro de los espacios que históricamente habían sido exclusivos para personas “normales”.
En la capital del Meta, la comunidad LGBTI ha logrado institucionalizar la marcha del orgullo, uno de los eventos más importantes de la ciudad; los encuentros han sido masivos y de gran acogida para los espectadores. “Años atrás a nosotras nos llevaban en un bus a celebrar el día internacional gay en Bogotá. Sin embargo, hace 8 o 9 años se dio la oportunidad de realizarlo aquí en Villavicencio y desde esa primera vez, hemos crecido año tras año “afirmó Nasla Álvarez, lideresa LGBTI en Villavicencio a El Cuarto Mosquetero.
Por otra parte, en 2014 gracias al Decreto Municipal 281 se creó la Mesa Participativa LGBTI de Villavicencio, un espacio institucional que permitió la apertura de escenarios en donde se entablaran discusiones serias y de la mano de las administraciones locales, sobre temas puntuales que afectan directamente el bienestar de esta comunidad. La necesidad imperante de soluciones para ellos y ellas en cuanto estigmatización, políticas públicas de salud e inclusión, derecho a la participación en contextos políticos, sociales, económicos y culturales, entre otros.
Más allá de salir con los rostros pintados, a celebrar o a gritar cánticos de apoyo, este es un ejercicio político social para todos los participantes, un momento de visibilización ante ellos mismos y ante el mundo, un acto de reivindicación como seres humanos dentro de una sociedad que aún miente, que aún teme y que aún hiere. Las manifestaciones masivas demuestran que existen, que tienen derecho y que, a pesar de seguir siendo estigmatizados y segregados desde el Estado y de hasta sus familias, siempre estarán orgullosos de lo que son y de lo que día a día serán.
Por otra parte, en ese día de celebración y alegría para lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, y todas las categorías que de allí se desprenden; también participan la sociedad en general. Es decir, personas heterosexuales que son conscientes de la libertad de todos y todas para elegir su preferencia sexual y su identidad de género; y que comparten abiertamente esta idea de equidad y derechos igualitarios.
Durante la cuarentena mundial, la interacción en espacios digitales está en su punto máximo, es por eso que el trabajo de esta población sigue siendo arduo desde la virtualidad, campañas que continúan promoviendo el respeto por sus derechos y su libertad. Convocatorias, cursos, charlas entre otros espacios que promueven la educación con respeto por la diversidad. Actividades que buscan que éste 2020, la celebración de este año por parte de la comunidad LGBTI siente un precedente y ayude a multiplicar ese pensamiento de libertad, inclusión y emancipación y así este 28 de junio Colombia esté un poco más cerca de un pensamiento y una realidad diversa e incluyente.