La superficialidad de los honorables concejales

Y se titula honorables por simple muletilla, no porque necesariamente merezcan ser honrados o respetados, Raúl Gómez Jattin dijo: “Porque sobre todo respeto sólo al que lo hace conmigo”, y no es respetuoso lo que acontece en el Concejo Municipal de Villavicencio en torno a la sustentación y debate del Plan de Desarrollo Municipal (PDM) “Villavicencio cambia contigo”.

Aunque muchas observaciones se han dado por parte de los concejales respecto a la gran extensión del documento –como si necesariamente la longitud del texto implicara profundidad– los principales apuntes han sido generalidades o correcciones nimias, debido al poco cuidado que tuvo la administración municipal al escoger los verbos y metas que definen los productos asociados del PDM.

Antes de llegar a la puntualidad formal del documento, el concejo municipal debe profundizar en el análisis de ciudad y metodología planteada por la administración, pero no han podido ver más allá de su visión ombliguista del territorio, ya sea por desidia o por la abrumadora rimbombancia de los nombres de cada eje y programa, que al parecer los aliena. La incapacidad de discernimiento ha promovido que en el recinto –virtual– del concejo municipal abunde la falta de argumentos, las posiciones sesgadas y la superficialidad.

Las vanas intervenciones de algunos concejales, en vez de plantear un análisis riguroso en cuanto a la reglamentación y adopción del PDM, se han posicionado a partir de una meliflua mayestática con la administración municipal, cuando no es la reiterada adulación y felicitación a cada uno de los secretarios con frases como: “conozco de su capacidad y su voluntad para hacer las cosas bien”, es la lisonjera actitud al hablar de “nuestro alcalde”, queriendo legitimar sus posturas a partir de una amistad o relacionamiento con él. Igualmente, las disquisiciones magistrales de algunos concejales, se han esgrimido desde el reconocimiento a varios secretarios por “ponerse la camiseta”, toda una reflexión alrededor de la pantomima de sacrificio de estos funcionarios públicos –porque están repartiendo mercados todos los días desde las seis de la mañana– aunque esa no sea su función.

La ligereza en el debate del PDM, podría deberse también, al concepto que los concejales tienen respecto a su función, pues uno de ellos llegó a aseverar que: “la única función que tenemos nosotros los concejales es hacer gestión”, de hecho, se llegó al punto de justificar y calificar de “perfecta” la socialización del plan de inversión –en menos de diez minutos se expuso una vaga e insulsa lectura de un texto sin especificidad– validar esta sustentación mediocre se hizo bajo un argumento claro y preciso, ya que si era de otro modo los concejales hubiesen estado: “36 horas acá sentados en el computador y no acabamos”, como lo afirmó uno de ellos.

Cuando no es el servilismo, es la resistencia mecanizada, del nuevo –y vergonzoso líder de la oposición– hablando someramente de conceptos recalcitrantes como el “populismo moderno del siglo veintiuno”, pero al mismo tiempo excusándose en la coyuntura para no hacer su trabajo de control político. Las posiciones ligeras abundan por lado y lado, múltiples secretarios improvisan a la hora de sustentar los programas correspondientes, para finalizar o insistir a lo largo del discurso que con el PDM: “la administración hace un gran esfuerzo”.

Al final quedará el sinsabor de haberse dado el debate –un debate superfluo– pero de haber construido “un mejor plan de desarrollo”, con planteamientos mediocres como: “es uno de los pocos planes de desarrollo que ha tenido una amplia discusión y participación” o desde el discurso de lo histórico, también ha sido una constante: “es histórico el trabajo hecho por parte de la administración” y “es histórica la participación de la ciudadanía en la construcción del PDM”.

Por ahora, no solo se tiene un PDM ambiguo, laxo y mediocre, asimismo, es la posición de algunos concejales. La superficialidad fehaciente y la falta de entendimiento de la profundidad con la que se debería abordar este proyecto, promovió que, pese a las más de ocho horas del primer debate, las modificaciones y observaciones fueran mínimas y sin mayor discusión.

 

*Opinión y responsabilidad del autor de la columna, mas no de El Cuarto Mosquetero, medio de comunicación alternativo y popular que se propone servir a las comunidades y movimientos sociales en el Meta y Colombia.

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