Los movimientos sociales que han surgido en el país, desde el veinte de noviembre, del año en curso, han desatado gran sorpresa tanto a nivel nacional como internacional, respecto a lo inédito que resulta ver a un país con tan poca tradición de protesta social, saliendo de manera masiva y espontánea a las calles a protestar y reclamar diferentes puntos, que van desde los derechos de los trabajadores, hasta temas ambientales, pasando por reclamos por la muerte de indìgenas y líderes/as sociales.
Pero, ¿Qué ha pasado en el país, para que la gente haga algo, a lo que no está acostumbrada Las respuestas son múltiples y, no se puede señalar a un solo responsable, muchos de los problemas que enfrenta Colombia, no son nuevos y otros o han nacido en este gobierno, o se han incrementado. Vamos a intentar señalar algunos de los puntos que considero muy importantes, me disculpo de antemano por no señalarlos todos, pero me llevaría demasiadas páginas intentar dar cuenta de la inmensidad de dificultdes a los que nos enfrentamos.
Asesinato de indígenas y líderes sociales: desde 2016, más de 800 líderes ambientales o defensores de derechos humanos han sido asesinados en el país y, más de 200 en lo corrido de éste año, según datos de INDEPAZ; encabezando la lista se encuentran los departamentos de Cauca, Antioquia y Nariño, territorios con una importante población indígena. Las razones para estos asesinatos casi siempre están relacionados con la defensa del territorio ante megaproyectos minero-energéticos, o ante grupos armados legales o ilegales.
Recursos para educación: A pesar del discurso oficialista afirmando que este es el gobierno que más ha invertido en educación, lo cierto es que muchos de esos recursos no se han entregado o se han destinado de manera inapropiada. Es el caso del antiguo “Ser pilo paga” diseñado para que población de bajos recursos y con logros sobresalientes en las pruebas “saber” lograran ingresar a la universidad, la verdad es que esos programas solo terminaron beneficiando a universidades como Los Andes y La Sabana, que distan de ser públicas, y los muchachos que ingresaban a ellas, casi nunca lograron terminar sus carreras, al enfrentarse a un mundo diferente y elitista al que no pertenecían.
Fracking y minería en los páramos: con el lema “pongámosle ambiente al paro” colectivos ambientalistas piden prohibir el destructivo fracking y la minería en páramos como el de Santurbán, que por cierto fue promesa de campaña del actual mandatario, y que no sería menos que una catástrofe en el país con más biodiversidad, y uno de los diez con mayor riqueza hídrica del mundo.
La corrupción: lo que puede ser tal vez el principal problema político en el país, y que por supuesto no es nuevo, pero que se ha venido incrementando desde la década de los ochenta cuando el narcotrafico empezó a permear en la política y, posteriormente con el ingreso del paramilitarismo en esferas del Senado, gobernaciones y la misma Presidencia, el país ha tenido un retroceso en la mayoría de indicadores sociales y la realidad del asunto, es que ni el gobierno de turno, ni los pasados quieren hacer nada al respecto.
Lo anterior por una muy sencilla razón, ellos mismos son parte y se benefician de la corrupción, por eso se recurre a lo más facíl, hacer una reforma tributaria que siempre termina perjudicando a la clase media y baja, así permitir que los contratistas del Estado, los políticos y banqueros sigan saqueando el erario público con total impunidad, esto se ve reflejado en escándalos como los de Oderbech, la ruta del sol, Reficar, y miles más, donde no hay un solo implicado condenado, demostrando que la justicia solo aplica para los de ruana.
Estos son solo cinco de los más de quince puntos que abanderan los manifestantes y, ante esto el presidente de Duque propone tres días sin IVA, una estrategia no menos que ridícula en uno de los países con mayor desigualdad en el mundo, y el mayor en numero de refugiados. Pero más allá de la problemática social y lo inédito que puedan resultar las marchas, hay un tema mayor: Colombia ha cambiado, los resultados en las últimas elecciones que muestran como ganadores a partidos mas moderados de centro o centro izquierda, así como la derrota aplastante al retrogrado, Centro Democrático, muestran el nacimiento de un pensamiento crítico en una buena parte de los electores; el miedo y las post-verdades noticiosas parecen no tener el mismo efecto que en el pasado.
Por su parte el presidente Iván Duque, en una desconexión total con el país que gobierna, nos recuerda a la reina María Antonieta, quien se dice que, ante las protestas del pueblo francés, diciendo que no tenían pan, ella les contesta: pues que coman tortas; solo unos pocos días después perdió su cabeza y se vivió la revolución, que daría al mundo los derechos del hombre. Así mismo nosotros debemos seguir resistiendo en las calles, hasta que el presidente entienda, un poco la realidad nacional: que ya no comemos ni tortas ni cuentos.
*Opinión y responsabilidad del autor de la columna, más no de El Cuarto Mosquetero, medio de comunicación alternativo y popular que se propone servir a las comunidades y movimientos sociales en el Meta y Colombia.