El primer caso, se trata de un video circulando en redes sociales, que dejó en evidencia a Ferdinand Soto Guzmán, a quien se le ve agrediendo a su pareja en medio de un ataque de ira. El otro caso, señala a un joven de 23 años, quien fue sorprendido por la Policía, maltratando a su cónyuge.
“¿Porque es tan hijueputa y no me respeta? -lanza una patada- ¿Por qué no me respeta?”, grita poseído por la ira Ferdinand Soto Guzmán antes de estrellar la palma de su mano contra la mejilla de su pareja. Así lo refleja un vídeo que ha estado circulando estos últimos días en redes sociales.
Su ataque de ira se habría ocasionado por una foto que subió la víctima a Facebook y que, según el agresor, no era apropiada. Su falta de control, conllevó a que durante varios minutos, golpeara, humillara e insultara a su cónyuge, mientras que escondidas y tratando de pasar desapercibida, una de las hijas de la pareja grabó el video de esta agresión ocurrida en el barrio El Estero.
Una investigación de la Universidad de Jaén, en España, indica que actualmente las redes sociales están desempeñando un rol importante en el amor romántico y los celos. El uso excesivo que se les da hoy en día a los móviles y dispositivos similares, sobre todo por parte de los más jóvenes, favorece las conductas celosas en términos de control. Los celos, no suelen ser tomados en serio por las mujeres en una relación sentimental, las consecuencias de esta conducta pueden ser fatales. De hecho, la persona que filmó el video afirmó que el agresor las tiene amenazadas de muerte.
En entrevista para la revista Aló.com, la periodista y directora de la campaña ‘No es hora de callar’, Jineth Bedoya, afirmó que las mujeres “tienen que entender que de una bofetada a una puñalada o un disparo solo hay un paso. Que todas las mujeres que han sido víctimas de feminicidio empezaron ese camino con un grito, un golpe o una humillación y terminaron en el cementerio. Y que con cada día que no hablamos o buscamos ayuda, es un día más que cavamos una tumba física o moral”.
El otro caso de violencia contra la mujer, se presentó también el pasado lunes, cuando un joven de 23 años de edad, sumergido en un ataque de ira, agredió físicamente a su compañera sentimental, causándole varias lesiones en diferentes partes del cuerpo.
El agresor fue capturado por la Policía y posteriormente puesto a disposición de la Fiscalía, donde deberá enfrentar un proceso judicial por el delito de violencia contra la mujer, familia y género.
Según estadísticas de Profamilia, el 35% de las mujeres ha sufrido violencia de pareja o sexual, 37% violencia física por parte de su pareja, es decir, golpes, lanzamiento de objetos, encierro y sacudidas, entre otras conductas. De igual manera, se estima que el 10% ha sufrido de acoso y maltrato verbal. Lo que quiere decir que al menos siete de cada 10 mujeres son ultrajadas.
Durante la cuarentena, este flagelo ha aumentado considerablemente. El pasado 15 de abril, el Gobierno Nacional reveló un incremento del 142 por ciento en el número de llamadas a la línea 155 para reportar hechos asociados a violencia intrafamiliar, durante las semanas de aislamiento obligatorio por la emergencia sanitaria.
El anuncio indicó que Bogotá registra el mayor número de llamadas (42%), Antioquia (11%), Valle del Cauca (9%), Cundinamarca (6%) y Santander (4%). De la misma forma, los departamentos que experimentaron los mayores aumentos de llamadas en 2020, respecto de 2019 fueron Sucre, Caquetá, Bolívar, Atlántico y Meta.
Recuerde que en caso de ser víctima de violencia intrafamiliar, puede acudir a la Secretaría Municipal de la Mujer, donde recibirá acompañamiento psicológico, social y se le orientará para recibir atención por las diferentes entidades como la comisaría de familia, Unidades de Reacción Inmediata, la Fiscalía o la Policía judicial.
Otra herramienta recomendable es la línea 155 de la Policía, que funciona las 24 horas, diariamente. Desde ahí, las autoridades atienden el llamado de mujeres violentadas y orientan a las víctimas sobre cómo denunciar y qué hacer en caso de una situación de riesgo.
