Católico hasta el tuétano, hasta cada célula de su cuerpo, todo, todito católico. Lo ha afirmado muchas veces, lo ha dicho hasta la saciedad, incluso ha hecho comparaciones con Hugo Chávez, de quien ha manifestado que es un caudillo del mismo talente e importancia que el mismo Jesús. Los rumores de su politeísmo, como afirman muchos líderes del mundo y amigos, ha estado cruzado por el hinduismo y el islam. Es por ello que surgen las dudas de su fe. Una de las personas que manifestó que el líder político venezolano, Nicolás Maduro Moros, se convertiría al islam en cualquier momento es Mevlüt Çavuşoğlu, actual jefe de la cartera de exteriores de Turquía. Esa afirmación salió después de una reunión en 2018.
Parte de la familia de Maduro es de origen judío sefardí, entonces todas las células de su cuerpo, toda su integridad no puede ser del todo católico. Su segundo apellido, Moros, no lo deja mentir. Su partida de bautizo, o mejor, sus partidas, porque tiene una colombiana y otra venezolana, (eso dicen las malas lenguas) lo ubican en el seno de una familia católica. Es por ello que fue bautizado bajo esa fe y desde ese día ha practicado la religión más popular en Venezuela.
Entonces, ¿Quién carajos era Sathya Sai Baba? Pues un hindú de racamandaca, uno de esos líderes invisibles en occidente, pero que tienen millones de seguidores en la empobrecida India y en otros lugares del planeta. El hombre o mejor el avatara de esta era como se declaró desde los catorce años, estaba convencido que era la rencarnación combinada de los dioses Shivá y Shakti. Es decir, este gurú fue el verbo hecho carne. Se calcula que tiene unos cien millones de seguidores en el mundo (la mayoría en la India).
Sus fieles aseguran que tenia poderes especiales, habilidades que superaban los límites humanos y los apostados de la ciencia. Lo curioso, fue que nunca hizo manifestaciones públicas de sus capacidades por mera humildad. Nació en la localidad de Puttapardi, distrito de Anantapur, estado de Andhra Pradesh. La población no supera los quince mil habitantes, algo increíble si consideramos las capacidades de los hindúes de reproducirse. Desde esas raíces se autoproclamó todas esas cosas y la gente le creyó, escribió manifiestos y los seguidores empezaron a multiplicarse por millones.
Resulta imposible de creer para un católico occidental cómo un ser humano se convierte en lo que fue Sai Baba, es decir, como las férreas bases católicas de Maduro se quebraron y se convirtió en seguidor de este gurú. Algunos amigos, líderes mundiales, familiares y hasta enemigos, han manifestado que el mismísimo jefe del chavismo fue seguidor de este hindú. No se sabe con exactitud qué hacía como seguidor o cuáles fueron sus influencias, es más, se desconoce la veracidad de la historia y por qué no, quizás Maduro tiene razón y todo es un invento de sus enemigos políticos.
Lo que sí es muy cierto es que Sathya Sai Baba realizó algunas obras sociales, como tuberías y tanques para surtir de agua a miles de personas y una especie de lugar de peregrinación, que en aquel país se conoce como Áshram. Allí hacía meditaciones en unión con sus fieles, aunque desde 2005 sus apariciones fueron cada vez más escasas debido a complicaciones de salud que lo postraron en una silla con ruedas. A pesar de ello, su palabra seguía conquistando corazones y los fieles crecieron y crecieron, creyendo a ojo cerrado en sus palabras, sus letras y enseñanzas. Es por esto, que los escándalos que se le atribuyen nunca han rendido frutos en el oscuro mar de la justicia india.
No fue sino hasta el 2004 que un documental de la BBC puso de manifiesto una serie de acontecimientos que ensombrecen la imagen del gurú de gurús, del dios hecho hombre, que la justicia parece moverse. Existen denuncias de abuso sexual, asesinatos, delitos financieros, entre otros. Todo un prontuario que de ser cierto jamás pagará, porque ya muerto el avatar de estos dos dioses, los crímenes quedarán impunes.
Finalmente, en abril de 2011 Sai Baba falleció, un católico a ultranza e ignorante de las costumbres de la India se preguntaría si los dioses se cansaron de estar encarnados y decidieron abandonar un cuerpo. Así mismo, un hinduista habitante de Puttaparti se preguntaría lo mismo en relación entre Simón Bolívar y Hugo Chaves, que pregona una y otra vez Nicolás Maduro Moros.
Pereira, 26 de enero de 2021