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“Navegando hacia la paz”: arte y deporte para construir pedagogías desde la reincorporación en el Meta

A través del graffiti, el rafting y la memoria, firmantes del Acuerdo de Paz del centro poblado Georgina Ortiz presentaron el performance “Navegando hacia la paz” en la Universidad Santo Tomás de Villavicencio, un espacio que visibilizó sus procesos de reincorporación y construcción de paz desde el arte y la pedagogía comunitaria.

En mayo de 2023, el centro poblado Georgina Ortiz se vio obligado a desplazarse de Vista Hermosa a raíz del conflicto armado. La comunidad se reubicó en San Juan de Arama, donde decidió continuar sus apuestas culturales como camino para la construcción de paz. Entre ellas se encuentra “Navegando hacia la paz”, una propuesta que visibiliza su proceso de reincorporación, resaltando sus avances, desafíos y proyecciones.

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Recientemente, esta iniciativa llegó a la Universidad Santo Tomás de Villavicencio, donde se mostró cómo el graffiti y el rafting se convirtieron en una herramientas pedagógicas que promueven el diálogo, el reconocimiento y combate la estigmatización hacia las y los firmantes del Acuerdo de Paz.

Uno de los impulsores de este proceso es David Ordoñez, artista comprometido con el trabajo cultural desde la reincorporación. Junto a firmantes y población civil, ha desarrollado metodologías que dieron vida a la escuela Colorbia, orientada a fortalecer habilidades en niños y niñas a través del arte, y al festival anual “Georgina Ortiz se pinta de colores”, que busca recuperar la memoria histórica de los territorios mediante el muralismo. Este festival no solo ha intervenido los muros del centro poblado, sino también los de veredas y municipios como Alto y Bajo Curía, La Maracuyera y el casco urbano de San Juan de Arama, incluyendo espacios educativos y comunitarios.

Durante el año y medio que lleva reubicada, se han vinculado cerca de 500 personas de distintas edades, géneros y orígenes -niños, jóvenes, mujeres, campesinos y víctimas del conflicto- en procesos culturales que reafirman el poder del arte como lenguaje para sanar, recordar y construir un país en paz.

Para David, el arte es un vehículo que va más allá de la estética, porque permite contar historias, honrar la memoria de los territorios, visibilizar el papel de las mujeres y reflexionar sobre los nuevos retos que afrontan niñas y niños nacidos tras la firma del Acuerdo de Paz. En su experiencia, el arte también ha sido clave para desarmar prejuicios y abrir caminos de diálogo:

“Esa estrategia de la cultura y del deporte, pues nos ha servido como un pretexto para sentarnos a dialogar con la gente. Es mucho más fácil mientras pintas poder hablar de paz que llegar y sacar un proyector y a través de diapositivas querer hablar de paz”, señaló David.

El performance “Navegando hacia la paz” forma parte de una apuesta mayor y quieren replicarla en otros escenarios académicos. En el auditorio de la universidad Santo Tomás, más de 150 personas en el lugar y unas 100 conectadas virtualmente, vivieron una experiencia interactiva, pues desde el centro poblado llevaron un bote de rafting al escenario, realizaron dinámicas participativas y compartieron fotografías y videos que dan cuenta del proceso en el territorio.

“Hay muchos firmantes que, en verdad, de corazón, están apostando a una paz. Y sería bueno que las personas pudieran asistir o participar porque les van a contar de primera mano los aciertos y los desaciertos de la paz, y en verdad cómo ellos se encuentran comprometidos con construir un país”, concluyó Ordoñez.

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