El Estadio de fútbol del club Belgrano de Córdoba es un escenario viejo, venido a menos, con poca pintura y cercado de muros y alambradas como si fuera el escenario recurrente de una guerra. Es muy pequeño en comparación a otros estadios del país, o incluso de la ciudad misma, como el majestuoso Mario Alberto Kempes. Cerca a una de las entradas del estadio hay un mural hecho con retazos de cerámica que forman el rostro de ‘Pepa’, tiene la sonrisa grande, su acostumbrado cabello corto, la mirada asiática y sin maquillaje, abajo hay una frase lapidaria, “Pepa Gaitán. Hincha Pirata. Asesinada por lesbiana”.
Natalia ‘Pepa’ Gaitán estaba muy feliz por aquellos días, desde hace unos meses estaba viviendo con su novia, Dayana Sánchez, en una habitación muy pequeña en el gran salón social de la Asociación Civil María Pia, en la periferia empobrecida de Córdoba, Argentina. En la barriada popular ‘Pepa’ hacia labores sociales junto a su familia, prestaba sus servicios en un comedor, en una guardería y dictaba talleres a niños del Liceo Segunda Sección. Además, era fanática del fútbol, en especial del Club Belgrano de Córdoba.
Ella no ocultaba su orientación sexual, era abiertamente lesbiana masculina, lo gritaba a voces, era una activista social en pro de la defensa de los derechos de la comunidad LGBTI en su provincia y defendía a uñas y dientes su orientación. ‘Pepa’ era tan activa que era un referente en su comunidad, todos la conocían, todos en algún momento habían oído hablar de ella y en algún momento alguien de su barriada había hablado para bien o para mal de la chica enamorada de la vida y de su querido Belgrano.
Argentina es un país reconocido por ser ampliamente clasista y racista; es una nación edificada bajo los preceptos de blancos migrantes europeos que han marcado límites muy marcados con los negros, los indígenas y los obreros en general. La narrativa de los medios de comunicación hegemónicos se hace usando cuerpos delgados de mujeres rubias de ojos azules y de hombres de rostro europeo, con cabello largo y ojos claros. Esto es irónico en una nación en donde casi la mitad de la población tiene la piel no tan blanca como la que se vende en la televisión.
En el gran Buenos Aires y en las principales ciudades del país, se percibe un aire europeo en todas las dimensiones, en la arquitectura, en la comida, en el folclore, en los usos y las costumbres; por ello, ser pobre y moreno (negro como los llaman) es casi un crimen. Bajo esa dinámica ser mujer con el cabello corto, pobre, morena y lesbiana, es una aberración. ‘Pepa’ era de baja de estatura, pero corpulenta. Practicaba boxeo y una disciplina que en las barriadas la llaman “vale todo”, que es una combinación de distintas artes marciales. En una sociedad tan machista, patriarcal y violenta contra la diferencia, hay que estar armadas y preparadas para todo.
Quienes conocieron a ‘Pepa’ relatan que la mujer en medio de tantos problemas en los que había crecido era feliz, hacía lo que le gustaba y estaba enamorada. Esto último la salvaba lentamente de una depresión afincada en ella desde niña, como desde los 12 años, cuando intento suicidarse tomando unas pastillas y, luego, cortándose las venas con un cuchillo de cocina.
Aquella noche fatídica del 6 de marzo de 2010, ‘Pepa’, al frente de la casa de su novia, fue asesinada de manera brutal de un escopetazo directo a su cuerpo. El homicida, como lo tipificó la justicia argentina, se llama Daniel Ortiz, pareja sentimental de la mamá de la novia de ‘Pepa’. La mujer agonizó en la calle, la policía no accedió a transportarla a un hospital, al cual llegó por otros medios. En horas de la madrugada del 7 de marzo de 2010, ‘Pepa’ murió a causa de las heridas por arma de fuego.
Su familia y amigos gritaron que aquel hombre la había matado por lesbiana y que la policía no le prestó auxilio inmediato por pobre. Su mamá, Graciela Vásquez, dijo que la dejaron morir como a un perro. Al año siguiente, a Daniel Torres, la justica del país austral lo condenó a 14 años de prisión por homicidio agravado por el uso de arma de fuego. La familia sigue protestando y pidiendo que cambien la sentencia, para que quede consignado que lo de ‘Pepa’ fue un feminicidio. Es decir, y para su familia, los motivos del asesinato no se pueden quedar en un simple homicidio, “aquí hubo un crimen de odio, por ser mujer, por ser lesbiana y por ser pobre”, manifestó su madre a los medios de comunicación.
Hoy, 7 de marzo, se celebra el día de visibilidad lésbica, como un homenaje póstumo y eterno que reivindique la lucha enorme de ‘Pepa’ Gaitán. Así mismo, para ayudar a visibilizar los derechos de estas mujeres y su orientación sexual.