Exigen al Gobierno Nacional implementar declaración de escuelas seguras, menores de edad siguen en medio de fuego cruzado

Rechazan actos violentos y de confrontación armada que han desencadenado temor en la población de los departamentos de Huila y Cauca, particularmente en docentes, padres de familia, instituciones educativas y comerciantes de zonas rurales.

La situación de conflicto armado en varias zonas de Colombia se sigue recrudeciendo, y los recuerdos de los peores años de la guerra resurgen con el agravante de ser un año electoral.

Históricamente la guerra en Colombia ha afectado a casi todos los grupos poblaciones, como los niños, niñas y adolescentes que han estado en la mira de casi todos los grupos armados tanto legales como ilegales. Por eso es que lo sucedido recientemente en el departamento del Huila, pero también en Cauca, enciende las alarmas de diversos sectores, como por ejemplo el Programa de Educación para la Paz-Educapaz, el cual mediante comunicado público hizo un llamado “a implementar la declaración de escuelas seguras en los territorios donde hay un latente riesgo, ya que ante estos hechos no hay espacios que brinden garantías de derechos de los niños y niñas”.

Recientemente, en el departamento del Huila, en el suroccidente del país, específicamente en el municipio de La Plata, sobre la cordillera occidental, limítrofe con el Cauca. Desde hace una semana iniciaron los combates entre tropas del Ejército Nacional y disidencias de las FARC, pese a que ambas partes estarían buscando el diálogo como la vía negociada para acordar la paz.

Los combates se están registrando en las veredas San Miguel, Los Cauchos y Villa Hermosa, en los caminos veredales transitados por la población civil y cerca a escuelas y colegios. Esto último es una de las cosas más preocupantes en esta escalada violenta, ya que los niños, niñas y adolescentes han quedado en medio del fuego cruzado.

En los últimos días se conocieron videos de los combates y uno desgarrador de una niña de cuatro años que murió víctima del fuego cruzado. En este un miembro de la Fuerza Pública intenta reanimarla ante el llanto descontrolado de quien parece ser el padre de la menor. “Mataron a mi hija” es uno de los gritos sollozantes del hombre.

El coronel Pedro León, comandante de la Novena Brigada declaró a RCN Radio su versión de los hechos, “Durante el desarrollo de una maniobra, una tropa iba apoyar a una unidad que se encontraba en combate. Desde una parte alta inicia a recibir disparos, sin tener en cuenta que, entre la tropa y ellos, en la mitad se encontraba una vivienda, en la cual había población civil y, desafortunadamente, producto de esto, impactan a una niña y, pues pierde la vida»

La niña murió en el hospital San Antonio de Padua y, de acuerdo al parte médico, su muerte se habría presentando por la herida de una bala. Este hecho, lejos de la consternación que ha dejado en el país, se debe revisar con una visión histórica de cómo los menores han sido violentados a lo largo del conflicto. Profesores de la zona han dado declaraciones aterradoras, pero que en Colombia se han normalizado a lo largo de los años.

Según la Comisión de la Verdad, en su informe final, afirma que entre 1985 a 2018 unos 64.084 niños, niñas y adolescentes perdieron la vida como consecuencia directa de la guerra. Adicionalmente, en el mismo periodo de tiempo, 28.192 fueron desaparecidos de manera forzada, por lo que la primera cifra puede aumentar colosalmente.

Adicionalmente, unos 6.496 niños, niñas y adolescentes fueron secuestrados. 16.238 fueron reclutados a la fuerza. Y 3.049.527 fueron víctimas de desplazamiento. Un escándalo de dimensiones incalculables. A pesar de lo complejo que puede ser entender el impacto de estas violencias en la infancia colombiana, hay que sumarles que el subregistro es tan alto que, por ejemplo, se calcula que entre 1990 y el año 2017, hubo entre 27 mil y 40 mil niños y niñas reclutadas a la fuerza.

Teniendo en cuenta lo anterior, Educapaz reiteró la importancia de que el Gobierno Nacional, la Defensoría del Pueblo, autoridades competentes y secretarías de educación, tomen “cartas en el asunto de manera inmediata para salvaguardar la vida, dignidad e integridad tanto de los niños y niñas, como docentes, directivos y personal de los centros educativos”. Al cierre de esta nota los combates continuaban en la zona y, en ella, la población civil refugiados en sus casas, escuelas o en cualquier lugar esperando no amanecer siendo un número más de un conflicto que se resiste a ver su final.

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