Durante seis días comunidades de San José del Guaviare y el sur del Meta, adelantaron un cerco humanitario como mecanismo de protesta pacífica. Esta es la historia.
La guardia campesina de comunidades del Guaviare y el sur del Meta, organizaciones sociales como DHOC y Coscopas, denuncian que el Ejercito Nacional ha cometido: “saqueo a nuestros cultivos de la cadena alimentaria, intimidación con armas de fuego, violación a la intimidad familiar y el derecho al descanso, llegada a los caseríos a altas horas de la noche a realizar patrullajes constantes y amenazas, creando pánico, temor y generando zozobra«.
Afirman sentir preocupación por la fragilidad del cese al fuego bilateral con el Bloque Jorge Suárez Briceño del EMC. Dicen que el ejército transita en las noches, en ocasiones sin identificarse, generando intimidación, realizando “empadronamientos, señalamientos, amenazas, estigmatización, violaciones a los derechos humanos, al Derecho Internacional Humanitario, en contra de los habitantes del territorio”.
Dicen que aunque entienden que el Ejército puede estar donde quiera, «particularmente en estos territorios, en este momento estamos en un cese al fuego bilateral, lo que hace que estas áreas sean especiales«, explicó Lina Hincapié, una de las voceras y lideresas.
El cese al fuego bilateral con el EMC se firmó el 16 de octubre de 2023 por medio del Decreto 1684 de 2023. Sin embargo, este grupo se encuentra actualmente dividido. Entre las principales estructuras se encuentran los bloques Jorge Suárez Briceño, quienes hacen presencia en Guaviare y el sur del Meta, comandada por alias Calarcá, y La Segunda Marquetalia, comandada por alias Iván Mordisco.
El Decreto 0888 extendió el cese al fuego bilateral con los bloques Jorge Suárez Briceño, Magdalena Medio y el Frente Raúl Reyes hasta el 15 de octubre del presente año. Sin embargo, no existe una mesa de monitoreo, comentó Lina. Por otro lado, Iván Mordisco se levantó de la mesa de negociación, lo que ocasionó que el 17 de marzo el Gobierno Nacional suspendiera el cese al fuego en los departamentos de Cauca, Nariño y Valle del Cauca, ocasionando enfrentamientos y afectaciones a la población civil.
Debido a la zozobra generada por el posible rompimiento del cese al fuego bilateral y las denuncias mencionadas anteriormente, las comunidades de San José del Guaviare y el sur del Meta realizaron un Cerco Humanitario durante seis días en la vereda Choapal, como mecanismo de protesta pacífica.
El Cerco Humanitario como mecanismo de protesta legítimo
Desde el miércoles 07 de agosto, comunidades de más de 90 veredas de San José del Guaviare y el sur del Meta, en su mayoría pertenecientes a la guardia campesina, se encontraban realizando esta manifestación de manera pacífica. Para llegar a Choapal solo sale un carro llamado “línea” los martes y los viernes a las 11 de la mañana desde San José del Guaviare. Al día siguiente, el mismo vehículo regresa a las seis de la mañana. Si se quiere viajar otro día de la semana, hay que abordar la línea que vaya a otra vereda; puede ser al Capricho y de ahí coger transporte hasta allá.
El cerco humanitario se trata de un mecanismo de defensa del territorio y de las poblaciones. Según la Coordinadora para los Procesos Agrarios Ambientales y Sociales -COSCOPAAS- que reúne a organizaciones sociales de los departamentos del Meta, Huila, Caquetá y Guaviare, esta no es la primera vez que se realizan estas movilizaciones. En las anteriores ocasiones se realizó en Lejanías, Arenales, Yarumales, Vista Hermosa y Los Pozos, tal como lo documentamos desde El Cuarto Mosquetero.
Cuando se realizó en Arenales, según Lina, se llegó a la conclusión de que las comunidades iban a tener su propia mesa de monitoreo y verificación del cese al fuego bilateral, pero esta mesa no es reconocida por el Estado.
La presencia del Ejército en estos territorios genera zozobra debido a que “históricamente ha abusado y masacrado a la población civil. Las personas que están aquí movilizándose han tenido que sufrir. Por ejemplo, en el plantón de Nuevo Milenio hace años, el Ejército disparó contra la población civil y la guardia campesina». Todo esto según ella genera desconfianza en la fuerza pública.
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Las líneas son camionetas verdes 4×4 preparadas para las trochas y conocidas en San José del Guaviare. Al ser domingo debía ir hasta el Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación -AETCR- de Colinas, conocido como la “Zona”, donde me recogía una moto para llegar hasta el lugar del plantón pacífico. Un gallo blanco con la cola negra, la cabeza y la cresta rojo carmín también esperó su transporte mientras se peinaba las plumas.
Fueron casi tres horas de viaje por trocha y luego otra hora más en moto hasta llegar a Choapal. Al llegar, siendo las cinco de la tarde, terminaban de servir el almuerzo. La guardia campesina se encuentra cogida de la mano haciendo efectivo el cerco humanitario porque el Ejército, exasperado, quería salir debido a una orden recibida de retirarse… Luego retrocedieron.
Una noche en el cerco humanitario
Al oscurecer, la luna está en creciente. Los 66 soldados de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega se encontraban en una pequeña selva que está totalmente rodeada por la guardia campesina, quienes montaron sus carpas, cambuches hechos con plásticos negros contra el sereno de la noche, hamacas y pequeñas fogatas para preparar los alimentos. Todas y todos están organizados por veredas, y así mismo son los turnos de guardia: unas personas hacen guardia de nueve a 12 de la noche, otras personas de 12 a tres y otras de tres a seis. En la cima de una colina que está al lado de la pequeña selva hay una planta que sirve para tener energía y wifi.
El cielo está despejado, estrellado. La mayoría de personas están vestidas de rojo, con el uniforme de la guardia campesina. Exigen al Gobierno Nacional la reactivación de la mesa regional para el seguimiento, verificación y monitoreo del cese al fuego bilateral y así garantizar territorios libres de violencias.
A las ocho de la noche, una de las lideresas y voceras leyó una noticia de un medio de comunicación nacional. Un grupo grande de personas se reúne alrededor para escuchar. Se trataba de un comunicado del jefe negociador de paz Camilo González Posso sobre la situación. El negociador de paz por parte del Gobierno Nacional con el frente Jorge Suárez Briceño del Estado Mayor Central de las FARC -EMC- expresó que esta acción de protesta “no habría sido protagonizada por el Estado Mayor, sino por organizaciones sociales. Debido a esto, la respuesta a esta situación no estaría en manos de la mesa”. También condenó la “utilización de la población para presionar el retiro de la Fuerza Pública de algún centro poblado o región”.
También se vio cómo otros medios de comunicación utilizaron la palabra “secuestro”, lo cual es condenado por las personas debido a que este tratamiento no sólo estigmatiza a la guardia campesina y su derecho a la protesta sino que también les pone en riesgo. Esto se dio debido a que así se expresó el Ejército en sus diferentes comunicados de prensa y el Ministro de Defensa Iván Velazquez, que además dijo que esta acción podría ser una razón para levantar el cese al fuego, contrario a lo que plantean las comunidades.
A las 2:45 de la mañana suena la alarma para las personas que tienen su turno de guardia a las tres. Uno de los campesinos se quejó porque apenas iba a conciliar el sueño. Dice que “ojalá se vayan esos soldados” porque o si no, manda por un camping: en la hamaca duerme de lado y no descansa bien.
Desde las cinco de la mañana en diferentes cambuches de las veredas empiezan a preparar el tinto. El primer día les dio muy duro porque la leña estaba húmeda, pero después fue más fácil porque la madera se secó. El sol empieza a salir a las 5:40 am. El camino para transitar entre los cambuches y alrededor del cerco humanitario está lleno de barro.
La guardia campesina sigue manifestándose
La guardia campesina defiende el cese al fuego debido a que ha generado tranquilidad en el territorio. “Si no tuviéramos esa figura, nos podría caer una bomba aquí al lado, a altas horas de la noche escucharíamos ráfagas, el Ejército llegaría a las casas a decirte que ahí se esconde la guerrilla, detenerte, allanarte y robarte, porque eso ha pasado, mira lo que está pasando en el Cauca, no queremos que eso vuelva a pasar aquí”, explicó Lina.
El departamento del Guaviare está dividido en dos: Desde San José hacia el sur del Meta, incluyendo la vereda Choapal donde se realizó el cerco humanitario, Puerto Cachicamo y Arenales, hay cese al fuego bilateral porque son territorios donde hay presencia del Bloque Jorge Suárez Briceño, comandado por alias Calarcá Córdoba, quienes están sentados en la mesa de negociación. Pero en El Retorno, Miraflores y Calamar, hay enfrentamientos, porque allá hace presencia de los bloques comandados por Iván Mordisco, quienes se levantaron de la mesa de negociación.
“Es tan irónico que la gente en estos territorios tenga que hacer este tipo de movilizaciones para buscar paz”, dice Lina. Cuenta que la guardia campesina es una organización de carácter civil. “Aquí nadie está armado, no podemos atentar contra la vida de nadie y además somos defensores de derechos humanos y del Derecho Internacional Humanitario”.
Entre las funciones de la guardia campesina dentro de las comunidades se encuentra “la autoprotección, autoridad que ayuda a controlar el territorio, vigilar que todo esté en orden y que ningún grupo armado legal o ilegal atente contra la tranquilidad de la comunidad. Además, cuando alguna persona sufre alguna calamidad, estamos para ayudar. En las reuniones de junta de acción comunal se encarga de moderar y mediar”, detalla Lina.
No son fuerza de choque, pero en momentos como estos, adelantan acciones pacíficas en defensa de la población civil. Dicen no estar en contra del Ejército: “estamos en contra de las prácticas irregulares que ellos establezcan en el territorio y afecten la tranquilidad”. En los territorios del Guaviare se viene hablando de la guardia campesina desde el 2013, pero consolidada como tal desde el 2018.
La salida sigilosa del Ejército
Antes de la llegada de quienes van a ser garantes de la salida del Ejército: la Misión de Verificación de la ONU, las autoridades locales, Defensoría del Pueblo y la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la Organización de los Estados Americanos, la Guardia Campesina ensayó el recibimiento. Mientras tanto, la vocera y lideresa escribe las exigencias. Está sin zapatos, tiene medias tobilleras negras con corazones blancos y las uñas pintadas de diferentes colores color pastel.
Después de la llegada de la institucionalidad, las palabras y los protocolos, los soldados no quisieron salir de frente. No quisieron darle la cara a las comunidades como quien oculta algo y se esconde. Prefirieron salir por atrás, sigilosos, desapareciéndose en la llanura, en la vegetación, en las fincas, en el monte. Las comunidades desconfían. “Siempre dicen que van hacia el norte, pero vuelven a estos territorios”, le dijo Lina a las personas garantes.
La guardia campesina hubiera preferido verlos dirigirse hacia el norte por la carretera, pero no fue así. Sin fotos, ni videos, sin rastro de nada. Algunos de estos soldados le expresaron a El Cuarto Mosquetero que sabían que eran la “prenda de garantía” de esta movilización. Dijeron que al final ya no tenían ropa limpia y tampoco un lugar dónde pudieran secarla. “Vemos el mismo árbol todos los días”, se quejó uno de ellos.
De seguir haciendo presencia en el territorio, cometiendo violaciones a los derechos humanos, según las comunidades, la guardia campesina y quienes representan a las diferentes juntas de acción comunal, afirman en su comunicado que adelantarán una manifestación pacífica en San José del Guaviare.
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