Angelica apoyó muchos espacios socialmente marginados, fue lideresa por más de 20 años y continúa apostándole a la igualdad de derechos.
Durante mucho tiempo, las mujeres se han apropiado de escenarios de participación como apuestas para lograr transformaciones sociales, erradicar violencias basadas en género y garantizar los derechos fundamentales, y aunque los resultados no siempre son alentadores, desde sus liderazgos continúan trabajando arduamente para alcanzar cambios sociales que disminuyan los tipos de violencias, como es el caso de Angelica María, lideresa de la ciudad de Villavicencio.
Eran las tres de la tarde, Angelica María atendió mi llamado y nos encontramos afuera de su casa ubicada en el barrio Villa Julia, uno de los sectores más conocidos de la capital del Meta por su amplia variedad comercial.
Angelica tiene 60 años, es una mujer transgénero, reside en la ciudad de Villavicencio hace más de 20 años y durante el mismo tiempo ha cumplido su función como lideresa en poblaciones vulnerables y con poco acompañamiento social por parte del Estado, con el propósito de aportar en materia de derechos, toma de decisiones y en el ejercicio de democracia igualitaria. “Aprendí dos semestres de abogacía, no pude ejercer por falta de recursos, pero aprendí algo de leyes, de que las cosas no son como siempre las dicen. Eso es lo que le damos a entender la población LGBTI a la sociedad, que nosotras también podemos y tenemos derechos”, explicó la lideresa.
“Actué y actúo con gratitud hacia mi pueblo y comunidad en general, no solo la diversa, porque hay comunidad a la que todavía le violan sus derechos”, me explicó, recordando que esa fue una de las razones que la llevó a convertirse en una de las primeras presidentas de junta de acción comunal transgénero y trabajar tanto con las trabajadoras sexuales, como con jóvenes en proceso de resocialización.
Pasaron algunos minutos, y luego de echar una ojeada a las redes, hablar del fuerte temblor que sacudió al país, y que María -una de las personas más cercanas a Angélica- nos entretuviera con una de sus charlas, continuamos nuestra conversación, esta vez, desde una voz que se tornaba cansada y resignada: “esto es desgastante y cansador”, expresó cuando le pregunté frente al rol que ejerció durante tantos años.
Angelica, como mujer transgénero, fue la primera en adquirir la cédula en la capital del Meta en el año 1986, en ser madre homoparental, ser la primera en contraer nupcias por lo civil y la primera en obtener el liderazgo como Señora Villavicencio. “Como Angelica me llevo el orgullo de luchar siempre; uno siempre debe luchar no solo por su comunidad, sino por uno mismo y la comunidad en general”, explicó la mujer de 60 años , reconociendo que no ha sido fácil, ya que hace 40 años ser abiertamente homosexual era hasta ilegal.
Hace cuatro décadas amar de manera libre era un delito, ya que, según Manuel Antonio Velandia Mora, uno de los precursores del movimiento LGBT en el país, en diálogo con el portal OrgulloLGBT.co, “el primer código penal colombiano que data del año 1837, consideraba cualquier acercamiento sexo/afectivo entre personas del mismo sexo como abuso y se castigaba con tres o seis años de cárcel. Si ambas personas aceptaban su participación consentida, ambos eran judicializados por considerar sus actos como trasgresores a la norma”. Sin embargo, no fue sino hasta la aprobación del Decreto 100 de 1980 que esto cambió, cuando a través de su firma se despenalizó la homosexualidad en Colombia, arrojando como resultado no solo el avance significativo en materia de derechos, sino logrando la primera movilización de personas abiertamente homosexuales el 28 de junio de 1983.
Angélica compartió conmigo varias infidencias de su vida, como por ejemplo que tiene cinco hijas: cuatro mujeres y un hombre; sus colores favoritos son el rojo y el negro -de ahí la explicación del color rojizo de su cabello y su vestido de flores- y le gusta la música de artistas como Rocío Dúrcal, Rocío Jurado y Miriam Hernández, porque según ella, toda esa música la hace sentir orgullosa de lo que es y lo que hace.
Actualmente, pese a las dificultades, sigue contribuyendo a su comunidad. Pero además de sobrevivir, su principal objetivo es cuidar a su madre de 97 años. “Tuve tres sueños maravillosos: ser modelo, ser cantante y ser estilista. No se lograron dos, se logró uno: soy estilista hace casi 32 años y he estado poquito de trabajo, pero ahí hace uno para el diario y las circunstancias de cada día”, me explicó.
Angélica María no cumplió todos su sueños, sin embargo, en el mes de marzo de este año, fue homenajeada por El Cuarto Mosquetero y la Veeduría Mujeres Libres de Violencias por ser una mujer que transforma y construye una vida libre de violencias para todas.
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Finalizada la entrevista, nos sentamos a tomarnos un tinto en la tienda que se ubica en la esquina de su casa. Llegó el taxi, ella abrió la puerta, puso su mano en mi espalda, me dio un beso en la mejilla, y poco a poco vi como su silueta se desvanecía en la distancia, mientras todavía me parecía estarla escuchando tararear una canción de la India: «Ese hombre que tú ves ahí que parece tan galante tan atento y arrogante
lo conozco como a mí…».