Álvaro, no te conozco pero deseo con toda la fuerza de mi corazón que estés bien

*Por: Javier de la Cuadra

El 28 de mayo en Colombia se escuchó el lamento de un corno en pena. La hermosa sonrisa de Álvaro Melo, estudiante de música de la Universidad del Valle. Ayer tocaba el corno con todo su poder mágico en medio del Cacerolazo Sinfónico en Cali como parte del movimiento musical que se ha convertido en la banda sonora del Paro Nacional en todo el país. ¿Se han dado cuenta de la energía que le entrega la música a las movilizaciones? una belleza.

Todo iba bien hasta que de repente ¡pum! ¡pam! ¡tun! ¡gritos, algarabía! ¡taz taz! ¡disparos! miedo. Fue capturado ilegalmente por policías delante de civiles que disparaban hacia la multitud escoltados por los mismos uniformados. En medio de la confusión fue golpeado, torturado y obligado a testificar en su contra. En un abrir y cerrar de ojos esa sonrisa llena de vida fue convertida en un rostro ensangrentado, abrumado y horrorizado.

El 28 de mayo en Colombia se escuchó el lamento de un corno en pena. Minutos después, políticos del partido de gobierno lo señalaron de ser parte de grupos armados al margen de la ley. Lo acusaron de terrorismo. Lo vi ahí tirado, con los ojos perdidos en el infierno y vi en su mirada a Víctor Jara, a los artistas perseguidos en todo el mundo por los señores de la guerra. Me pregunté entonces: ¿Dónde está su corno? ¿Quién cogió su corno? Por favor, necesitamos que Álvaro toque su corno, lo necesitamos para esta gran orquesta de la resistencia. Vivo, igual que tú y que yo, igual que cada persona de este país. Nos necesitamos con vida, porque nuestra lucha es por la vida.

 

*Opinión y responsabilidad del autor de la columna, mas no de El Cuarto Mosquetero, medio de comunicación alternativo y popular que se propone servir a las comunidades y movimientos sociales en el Meta y Colombia.

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