El paro nacional también necesita vacaciones

Por: Felipe Ortiz Franco*

Si algo me enseñó mi paso por la universidad pública es que un paro no se sostiene únicamente con la presión y movilización, y esa gran efervescencia con el paso de unas semanas se acaba. El gran paro nacional no es que sea muy diferente, en décadas el movimiento social no tenía ese gran poder de convocatoria, pero una movilización tras otra desgasta y eso lo vemos en las pobres asistencias de los últimos días.

Hay varias reflexiones para hacer, la primera es que no hay representación de las regiones apartadas del país en la mesa que el gobierno nacional facilitó para la negociación del pliego de peticiones, el comité del paro está lejos de representar a las mayorías de quienes salimos a la movilización del 21 de noviembre y las que sucesivamente se han visto, desde conciertos llenos de alegría hasta las clásicas marchas cargadas de arengas e infiltraciones de encapuchados que desatan violencia con la fuerza pública. Lo segundo, es que esa larga lista de mercado (pliego de peticiones) está siendo aprovechada por el gobierno para demostrar la poca razonabilidad del comité nacional, es decir no hay claridad ni unidad sobre lo que se pretende negociar y todos van buscando lo mejor para el sector que representan, entonces nos preguntamos ¿usted por qué salió a marchar?

Mientras las movilizaciones avanzan la agenda legislativa del gobierno tampoco se detiene y aún con la presión social y los ojos encima, se aprobó la reforma tributaria más regresiva en la historia del país. Entonces ¿para que nos movilizamos si al final hacen lo que les da la gana? ¿Qué sentido tiene paralizar el país si no vemos cambios? Las respuestas están en la oxigenación que se necesita iniciar el 2020 con la parálisis más grande que jamás se haya visto y esto solo es posible si el movimiento social se organiza, entendiendo que desde la diversidad y la diferencia es posible construir, que no tenemos una nación uniforme, que la centralización está acabando con la eficacia del Estado, y que la violencia no puede seguir siendo la excusa para llevar presencia estatal armada a los rincones del país en vez de la inversión social. Ahí es donde nos damos cuenta que el Paro Nacional también necesita vacaciones, reflexiones profundas desde su constitución hasta la representación en la mesa y dejar a un lado esos afanes protagónicos de algunos sindicatos atornillados a sus beneficios. Sin duda el 2020 será un año decisivo para la conquista de luchas sociales, se necesita unidad, criterio y ampliar la representación de sectores históricamente abandonados, solo así podemos seguir avanzando como una sola nación.

*Felipe Ortiz Franco
Abogado conciliador- docente.
Especialista en Derecho Público.

 

*Opinión y responsabilidad del autor de la columna, más no de El Cuarto Mosquetero, medio de comunicación alternativo y popular que se propone servir a las comunidades y movimientos sociales en el Meta y Colombia.

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