¿Qué es la paz para los 115 pueblos indígenas en Colombia? Con este interrogante empezaron las reflexiones que plantea este escrito.
En primer lugar, la importancia de reconocer y comprender que somos diversos para poder construir sociedades más justas; segundo, las comunidades indígenas cuando hablan sobre fenómenos sociales como la guerra o el conflicto, siempre partirán desde las heridas ancestrales y tercero; la paz, la reparación y la no repetición es también un tema relacionado con la naturaleza.
Es así que, para abordar este tema, se debe observar de una manera holística. Basta con hacer una observación desde todas las direcciones del país para darse cuenta de que los pueblos indígenas son distintos entre sí. Las prácticas, las cosmovisiones, los idiomas, las historias de origen, las dinámicas socioculturales y la territorialidad de quienes habitan en las riberas de los ríos, en los desiertos, en las montañas, en las orillas del mar y en la selva, hacen que Colombia sea un país rico en diversidad cultural. En otras palabras, para hablar de paz en las comunidades originarias, es importante reconocer estas diversidades y sus particularidades, pues a partir de la comprensión de estas configuraciones culturales, es posible realizar las intervenciones, diálogos, articulaciones para generar o gestionar procesos de transformación social, reparación y no repetición.
Ahora bien, es indispensable subrayar que los pueblos indígenas, desde el siglo XVII, inicios de la época colonial hasta la actualidad, han sido víctimas de la guerra, la discriminación y todo tipo de vulneración a sus derechos. Desde ese tiempo de subyugación se empiezan a contar y a sanar las heridas ancestrales que, como tal, aun en pleno siglo XXI, siguen sangrando, puesto que, aún sufren violaciones, desplazamientos, secuestros, discriminación, despojo de los territorios y la desaparición física y cultural. Es así que, los pueblos originarios ya venían trabajando arduamente en acuerdos de paz, estos traducidos a la constitución o nacimientos de los resguardos indígenas; los cuales fueron luchados por los líderes y lideresas con el fin de recuperar sus territorios que les habían arrebatado durante la colonización.
Aun así, cuando ya poseían los títulos de los resguardos siguieron enfrentando todo tipo de violencias desde todos los frentes, haciendo uso de su derecho legítimo a la autodeterminación, fortaleciendo sus gobiernos propios, apoyándose de diferentes acuerdos nacionales e internacionales como la consulta previa. Es así que los pueblos indígenas desde antes han sido gestores y precursores de paz desde sus propias nociones de ver el mundo.
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Por otra parte, los pueblos originarios, aunque tienen rasgos culturales distintos, también tienen muchos puntos en común y es en no dejar de lado la relación que tienen con la naturaleza, es por ello que resaltan que la tierra es igualmente una víctima más de los conflictos armados; es así que, en su ejercicio de reparación realizan procesos de sanación de sus territorios por medios de mingas de pensamientos, pagamentos o ceremonias en las que generalmente ponen sus altares, danzan, cantan, comparten alimentos y medicina ancestral, además, visitan los lugares sagrados que fueron profanados con la mala muerte; todo este proceso es indispensable para poder estar en armonía y evitar el rompimiento de los ciclos vitales de la vida.
Finalmente, todo este marco responde a la pregunta inicial; que la paz para las comunidades indígenas es reconocer que somos diversos, que hay heridas ancestrales que sanar y procesos políticos organizativos que fortalecer, todo esto sin dejar de lado la armónica relación humana naturaleza, es decir con la madre tierra.