Voces del Guayabero, un proceso de resistencia desde la comunicación

Voces del Guayabero es un medio de comunicación alternativa y comunitario que nació en diciembre del 2017 en la región del Guayabero, ubicada en los departamentos del Meta y Guaviare, debido a que, ante el abandono estatal las y los campesinos se han dedicado al único cultivo que según aseguran es rentable para ellos: la coca.

En vista de que se requería amplificar las voces de su comunidad porque al subsistir de un cultivo considerado ilegal derivaba en constantes operativos de erradicación forzada por parte de las Fuerzas Militares, cinco campesinos/as decidieron adentrarse en la demandante tarea de formarse en el área de comunicaciones -aunque también aprender por el camino- y darle vida al medio digital Voces del Guayabero, para evidenciar cómo el campesinado de ésta región, pese a no contar con herramientas, conectividad vial, proyectos de inversión y en general formas para vivir dignamente, tiene que además organizarse para pervivir en el territorio, ya que, ya sea por la lucha contra el narcotráfico o por estar en zonas de Parques Nacionales Naturales, su vida se ha convertido en un constante proceso de resistencia.

Detrás de bambalinas

Mincho suele hablar poco, pero sonreír mucho. Foto: Lina Álvarez.

Edilson Álvarez o Mincho, como le gusta que lo llamen, es un campesino de 33 años quien siempre se ha sentido atraído por la comunicación. Vivir en un territorio en conflicto pese a las múltiples barreras que representa para los jóvenes poder terminar sus estudios básicos y ser profesional, también le permitió participar en los procesos de formación en comunicaciones que adelantaban los grupos que tenían el poder territorial en la región y posteriormente, ya con esos conocimientos mínimos participó en los cursos que empezaron a ofertar las instituciones con la firma del Acuerdo de Paz. Por ello sueña con poder homologar en algún momento la carrera profesional de comunicación social y periodismo.

Mincho, un hombre de tez morena, pelo negro corto, de estatura promedio y una sonrisa siempre en los labios,  tiene un hijo de menos de tres años el cual adora, subsiste como los demás campesinos de los cultivos de hoja de coca, pero su pasión por la posproducción hace que constantemente esté practicando y que esté ávido por aprender. Su fuerte es la edición, él se encarga tras bambalinas de editar el material que luego también publicará en el perfil de Facebook y en el fan page de Voces del Guayabero. No obstante, aunque su trabajo es especialmente detrás de su computadora MAC que ubica fácilmente en cualquier cafetería, árbol o espacio donde «lo coja» a la hora de editar, también cubre los plantones permanentes pues es muy buen fotógrafo.

Un buen orador

Hurtado sabe escuchar, pero también sabe amplificar las voces de su comunidad. Foto: Lina Álvarez.

Jorge Hurtado es un santandereano de 45 años de edad, padre de tres hijos, una joven que ya conformó su hogar, una adolescente muy activa que actualmente se encuentra estudiando en Nueva Colombia, y un bebé de menos de dos años. Junto a su esposa Leidy trabajan con los cultivos de hoja de coca para brindarle un mejor futuro a sus descendientes.

Él llegó a Nueva Colombia después de haber terminado su bachillerato en el municipio que lo vio nacer: Sucre, en la Provincia de Vélez, pero que no parecía ofrecerle opciones de subsistencia. Por ello cogió rumbo hacia el Meta-Guaviare soñando con que el auge de la coca le permitiera poder ayudar a su mamá, de quien le fue muy difícil despegarse -aún ahora trata de visitarla con frecuencia- al llegar al Guayabero no solo se encontró con la posibilidad de adquirir su finca, sino también conocer al gran amor de su vida. Quizá en un inicio fue complejo no tener vías de acceso ni atención médica -especialmente tuvo que ver a su primera hija nacer en un potrero cuando iban en busca de la partera-, pero vivían tranquilos, hasta que se acrecentó la guerra contra el narcotráfico y los políticos de turno empezaron a ver al campesinado -que en realidad eran los menos beneficiados- como su blanco de ataque.

Hurtado no tiene un apodo específico, solo lo llaman por su apellido, este hombre noble, callado, no tan alto pero bastante aguerrido, es quien junto a Gallito siempre cubre los plantones, es muy hábil utilizando y alternando tanto el celular como la cámara para tomar fotografías y hacer videos que permitan visibilizar los constantes vejámenes a los que están expuestos como campesinos y campesinas. A pesar de que no hizo estudios de educación superior, tiene grandes habilidades escritas y mayor aún orales. En un principio trata de dominarlo la timidez, luego, sus argumentos y elocuencia atrapan a sus escuchas, por ello por dedocracia sus compañeros lo eligen para representarlos en gran parte de los espacios en los que participan.

Resistir pese a la persecución

Gallito siempre tiene una mirada pícara cuando está contento. Foto: Lina Álvarez.

Aunque en general la labor de quienes hacen parte de Voces del Guayabero ha estado cargada de estigmatización y persecución, ha sido Fernando Montes o Gallito como todos lo llaman, quien se ha convertido en el blanco de ataques por parte de la Fuerza Pública. Su compromiso con los campesinos, pero también su fuerte temperamento lo ha llevado a tener que huir con apoyo de la comunidad de las zonas donde adelantan los operativos pues han intentado acabar con su vida. La comunidad evita dejarlo andar solo porque sabe que ha recibido múltiples amenazas, pero ni todas las precauciones que tomaron evitaron que fuera alcanzado por un tiro de fusil que aunque no fue letal, sí afectó de manera permanente parte de la movilidad de su mano derecha y en su momento lo dejó sin su herramienta de trabajo.

Gallito nació en Caldas hace 44 años, ha trabajado para subsistir por varias partes del país, pero después de ir y venir llegó al Guaviare donde empezó a trabajar en oficios varios en las fincas del territorio. Después de ir recorriendo la región llegó al Guayabero y se radicó en La Reforma, ubicada en el municipio de Puerto Rico, pese a que no nació allí ni lleva tantos años habitando esta distante vereda, la comunidad lo reconoce como un gran líder, con capacidad de conciliar y quien por su gran sentido del humor se hace querer de todos y todas.

Para este hombre delgado, de tez trigueña, con brillante sonrisa, es mucho más fácil acompañar de manera permanente los plantones en defensa de su fuente de sustento, ya que, no tiene hijos y tiene un gran amor hacia Voces del Guayabero. Pero quizá por esto también se ha visto tan expuesto, pues al ser una figura visible dentro del medio, tiene que aguantar ser señalado por los militares a cada lugar que llega y que se obstaculice su derecho para ejercer la libertad de prensa.

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Un reportero en peligro

Son dos mujeres y tres hombres quienes por ahora conforman este medio de comunicación. Debido a los riesgos que ha representado el cubrir los plantones en defensa de los cultivos de hoja de coca, las reporteras han debido disminuir un poco su participación porque además son madres de familia, por ello cuando desde El Cuarto Mosquetero estuvimos en la región, fue imposible reunirnos con ellas, pero sabemos de su papel fundamental en lo que es hoy Voces del Guayabero.

Hoy Voces del Guayabero tiene gran reconocimiento y respeto no solo en la región sino también en el sur del Meta, Guaviare y Caquetá; campesinos y campesinas que confían plenamente en que los reporteros que integran éste equipo amplificarán sus voces sin distorsionarlas o manipularlas sino por el contrario respetándolas y ayudando en su visibilización. Pero además, en todo el país por todas las veces en que las violaciones de derechos humanos durante el 2020 fueron tendencia en redes sociales, alcanzaron a ser noticia en medios de amplio alcance a nivel nacional, muchas personas siguen hoy éste medio para conocer de primera mano qué pasa en estos territorios históricamente silenciados.

 

Para leer la investigación completa:

Familias cocaleras del Guayabero entre ráfagas de fusil

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